De Sástago a Escatrón apenas hay cuatro kilómetros, a menos que vayas siguiendo el curso del rÃo, que haciendo un inmenso meandro, te lleva unos 20. El camino sin embargo es mucho más divertido y con la fresca de la mañana se hace muy agradable. En frente de Escatrón se encuentra el Monasterio de Rueda, que merece una visita.
Retomadas las fuerzas, salgo de Escatrón sin haber entrado realmente. A partir de aquà el viaje toma un nuevo cariz. Entro en una zona desértica en el que la distancia entre pueblos es muy grande. Me esperan unos kilómetros duros y el comienzo no es fácil. La senda está muy sucia y las indicaciones son muy malas.
Superado este escollo, avanzo por caminos hasta que este se acaba y se transforma en senda, más o menos ancha, junto al rÃo y muy divertida. Al otro lado los pescadores me saludan.
Tras muchos kilómetros, más o menos a medio camino entre Escatrón y Chiprana, me encuentro la sorpresa del dÃa. Unas obras para tomar agua del Ebro inerrumpen el camino y un triste cartel indica que el camino está cortado, que vaya por otro sitio. A muchos kilómetros de ninguna parte no tengo ni idea de adonde me lleva ese camino, y es una pena dejar la senda que tanto me estaba gustando. Asà que decido saltar las obras y bajar con mucho cuidado por un talud de difÃcil retorno.
Recupero la senda y puedo volver a montar, pero pronto se enmaraña y la cosa se complica. Hay una playa junto al rÃo, pero me digo que por ahà no puede ser, ya que a nada que suba el nivel aquello es imposible. Asà que no me queda otro remedio que pasar a media ladera, con muchÃsimo esfuerzo, en el que cada paso se hace muy complicado. Probablemente tardarÃa más de una hora en hacer unos cien metros, pero por fin salgo a una senda. Para mi pesar descubro que si hubiera ido por la playa habrÃa hecho en un periquete.
Muy agotado y con mucho calor salgo por fin de ese atolladero, dándole la vuelta a un barranco. Por fin voy por senda, pero pronto la cosa se vuelve a complicar y algunos desprendimientos y unos cuantas piedras enormes en medio del camino hacen que tenga que hacer varios pasos con las alforjas quitadas. Â
Con mucha alegrÃa, agotado y sin agua, salgo por fin a un camino, que se aleja perpendicularmente del rÃo, en suave pendiente, aunque a mi se me hace dura. Salgo a la carretera y un poco más adelante veo que he pinchado. Hace un sol de justicia, estoy deshidratado y no hay una sola sombra en todo lo que me alcanza la vista, asà que trato de hinchar la rueda.
Paso muy cerca de una laguna salada que me hubiera gustado ver, pero que dadas las circunstancias, paso por alto. Al calor y la sequedad del lugar se le une un terreno salitroso que blanquea la tierra.
Por fin llego a Chiprana, donde tampoco existen las fuentes y en el primer bar que veo lo dejo sin existencias de lÃquidos.
Arreglado el pinchazo salgo de Chiprana, en la cola del pantano de Mequinenza, y me despido por hoy del Ebro, ya que el camino se adentra por caminos de parcelaria, por paisajes duros y secos. En unos kilómetros llego a Caspe. Mi intención inicial era ir hasta el camping, a unos15 km de Caspe, pero estoy sin fuerzas y renuncio a ello.
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DIFICULTAD: Alta. Si no fuera por las dificultades entre Escatrón y Chiprana serÃa media, por las pequeñas cuestas y los senderos a veces técnicos, y por las largas distancias entre pueblos.
CICLABILIDAD: 98%. la salida de Escatrón está muy mal acondicionada. Ni qué hablar de la trampa de la zona en obras.
BELLEZA: Media. El sendero hasta Escatrón es muy divertido. El Monasterio de Rueda merece una visita. Los terrenos secos salinos le dan su punto. La cola del pantano y Caspe también son interesantes.
PERNOCTA: Pensión Don Quijote. Recomendable. Básico pero la atención es buena y está bien situado.