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Día 2. Vitoria - San Ignacio de Loyola.

  • 7 de September de 2014
  • 91 kms

La vía verde vasco-navarra continúa dirección a Mondragón. La retomo sobre un carril bici cruzando un polígno industrial. La niebla acecha y anuncia un cambio de tiempo. El camino es ahora muy rectilíneo y llano, pero como tenía previsto, me desvío para ir a Amarita por un camino muy rápido. Aquí cojo un camino que sube en una recta para descender rápidamente tras una curva de 90º. Acercándome a la presa de Uribarri-Gamboa alcanzo a tres ciclistas, que me acompañarán durante todo el rodeo al pantano y que por azares del destino resulta que tenemos amigos en común. El paseo alrededor del pantano es muy bonito y bien merecería darle toda la vuelta. Es domingo y hay mucha gente que aprovecha el día para ello. 

En Landa me despido de ellos y trato de retomar la vía verde. Sin darme cuenta el paisaje ha cambiado radicalmente. De los cereales y zonas de cultivo de Amarita he pasado a una zona muy verde donde los pastos y los bosques lo dominan todo. Por un camino muy sombreado llego al final de la vía verde vasconavarra, junto a la carretera.

Esta carretera es la que sube al puerto de Arlabán, aunque en realidad por este lado el puerto no existe. De unos 600 metros voy a bajar por carretera serpenteante, rápida y sin tráfico hasta Escoriaza a unos 300 m. Pero al poco de comenzar la bajada me tengo que detener a saludar a la virgen de Dorleta, patrona de los ciclistas, que está a pie de carretera. Ahora sí que sí, comienzo la bajada del puerto. Las sensaciones son espectaculares, con toda la carretera para uno solo y muy divertida. Muchos otros ciclistas afrontar por el otro carril la subida.

Abajo salgo a una rotonda y por ella me adentro en Escoriaza. Estoy ya en Guipuzcoa y eso se nota en la idiosincrasia de la gente y de los pueblos. Salgo de Escoriaza por un bidegorri. Es domingo y el camino está atestado de gente paseando. Enseguida se llega a Aretxabaleta y después a Mondragón, sin prisas, de paseo, por un camino favorable.

Al salir de Mondragón cojo un camino que pronto se vuelve senda por la margen derecha del río, muy sombría, muy bonita. Paso junto a unas ruinas y después de algún subibaja salgo a un bidegorri, por el que por lo visto podría haber venido, aunque no me arrepiento del camino tomado porque la senda ha estado muy bien. Por debajo de la carretera se coge un camino hasta Bergara.

A la entrada de Bergara me sorprende un polideportivo construido en el lugar donde antes había una fábrica y en el que han dejado el armazón con puente-grua incluido. Por macetas han usado un par de enormes calderas. Me adentro en Bergara por el carril bici, muy bonito, muy agradable, cruzando varias veces el río, pero lo tengo que dejar y me salgo a una calle. Desde una calle principal me giro a la izquierda para coger una nueva vía verde. Me sorprende una fortísima pendiente que luego suaviza pero que no termina hasta que alcanzo la altura de la vía verde.

Esta vía verde no aparece en muchas guías y mapas y no está muy acondicionada. Estos primeros kilómetros son un camino de estado regular que dan un gran rodeo alrededor de Bergara, ofreciéndome distintos puntos de vista. Por fin dejo atrás Bergara y el camino se vuelve muy falso. La pendiente es suave pero constante. El camino pronto se hace senda. Ahora hay que dar un enorme rodeo para sortear un barranco, pasando por túneles y pasadizos verdes. Salgo a un camino asfaltado que baja en fuerte pendiente hacia Antzuola pero me lo salto. Tenía previsto ir por ahí, pero viendo que el camino continúa, decido seguir la antigua vía.

El camino continúa pero es cada vez más salvaje. Llego a un túnel que no está para nada acondicionado. Sin luces, con el suelo mohoso y en subida, su paso se hace duro a la par que interesante.  Algunos túneles más hacen de éste un tramo durillo y no veo el momento de salir a un camino, aunque por otro lado es espectacular. 

Por fin salgo al camino que me habrá de llevar a lo alto del monte Trekutz. Con el cambio de ruta que he hecho me he evitado perder algo de altura y comienzo el puerto un poco más alto, pero de todas formas la subida promete ser larga y dura. La pendiente es muy constante, a veces con rampas muy duras, pero el estado del suelo es muy bueno y lo subo poco a poco. Mientras que gano altura, las vistas van ganando en belleza. Por fin llego a lo alto donde hay una zona de esparcimiento con una fuente en la que sacio la sed. 

Después del descansito emprendo el descenso. El camino no es ahora tan bueno y la bajada hay que hacerla con precaución, hasta que salgo a un camino asfaltado y de allí a un restaurante en medio del monte, donde como. Se está levantando fuerte viento y el cielo se empieza a poner muy negro, así que no pierdo el tiempo y nada más terminar de comer salgo de allí.

Bajo por un camino muy bueno y rápido hasta Urretxu aunque un atajo entrando ya en el pueblo me retrasa, por su fuerte pendiente hacia abajo. Callejeo y busco el comienzo de la vía verde del Urola entre un cielo atronador. 

La vía verde del Urola resulta ser una maravilla en la que se combinan constantemente túneles con puentes, con un falso llano muy favorable que me hace volar. Una auténtica gozada. Al final el valle se abre y pronto llego a Azcoitia. Salgo de Azcoitia y en tres kilómetros más me planto en la basílica de San Ignacio de Loyola, junto a la que hago noche. Al poco de llegar comieza a caer una gran tormenta que no pararía en lo que queda de tarde.

 

DIFICULTAD: Media. Hasta Bergara el desnivel es negativo y los caminos en perfecto estado. De Bergara a Antzuola es falso llano un tanto pestoso, y la subida a Trekutz es larga con rampas duras, pero con un suelo muy bueno. El resto es muy favorable.

CICLABILIDAD: 99%. Todo muy ciclable, salvo la entrada a la vía verde a la altura de Landa, un paso entre Mondragón y Bergara y los túneles sin acondicionar de la vía verde a la altura de Antzuola.

BELLEZA: Alta. El pantano de Uribarri-Gamboa, los hayedos camino al puerto de Arlaban, Escoriaza, el sendero entre Mondragón y Bergara, la vía a Antzuola y sobre todo la vía verde del Urola con sus puentes y túneles. El camino en sí es una gozada con su ciclabilidad. El descenso del puerto de Arlabán una gozada y recorrer las vías verdes una maravilla.

PERNOCTA: Hotel Arrupe. Recomendable. Pequeño hotel de ambiente religioso con buenas vistas hacia la basílica y hacia los montes de alrededor. Cogiendo última hora no es muy caro.

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