En el aeropuerto de Verona el termómetro marcaba 39 grados a las 9 de la mañana. Me equivoco de carretera al salir del aeropuerto y me encuentro en medio de una autovía de la que salgo por piernas subiendo el terraplén y metiéndome en una zona de huertos.
El calor es asfixiante y decido usar el tren hasta Dolce, donde empieza la montaña. Pedalo hasta Peri, en donde el termómetro ya marca 42º. En Serravalle continúo hasta Trento; es tarde y el calor no se nota tanto, por lo cual pedalo hasta las 11 de la noche.
Acampo en un campo de manzanas en San Michele all Adige. Por la noche los relámpagos se suceden pero el agua no llega. El calor es asfixiante en plena noche.