Al levantarnos en esta mañana de sábado el objetivo a priori es dejar París a tiro de piedra para conquistarlo mañana. Sin embargo, el dolor de trasero se ha afianzado, a pesar del buen descanso de esta noche, y se añade a ésto el fuerte viento en contra que sopla, y la monotonía de estos llanos paisajes de Francia. Conseguimos llegar a la ciudad de Chartres, para admirar su famosas catedral, un poco más tarde de mediodía. Allí, aún a 90 kms. de París, vuelve a surgir la tentación de coger un tren que nos acerque a París, ya que son demasiados kilómetros para hacer el día siguiente y visitar como tenemos previsto el Palacio de Versalles. Ante la insistencia de Adora, así lo hacemos.
El tren nos deja en la estación de Versalles. Una rápida visita a la oficina de turismo, y nos alojamos en un bonito camping que hay a las afueras. Es tarde, con lo que dejamos la visita monumental para el día siguiente.