A la mañana siguiente volvemos al centro de Limoges para buscar un medio de transporte que admita bicis. La estación de autobuses nos deniega el permiso. Entonces vamos a la del tren, donde descubrimos que por 74 € ambos, nos llevan a nosotros y a las bicis en unos trenes perfectamente equipados para tal fin, a los más de 200 kms. que separan Limoges de la ciudad de Tours, en pleno centro de la zona Patrimonio de la Humanidad de “Les Chateaux de la Loire”.
A Tours llegamos a la hora de comer. Bocatas en la estación, y marchamos a la oficina de información turística, (en Francia las hay prácticamente en todos los pueblos, al menos de nuestra ruta), en busca de un plan. Visita breve al pequeño pero coqueto y animado centro de la ciudad, y partimos dirección Orleáns, (nordeste), por el carril bici que nos han informado que acompaña al río Loira en gran parte de su longitud. Queremos el día de “descanso”, con lo que nuestro objetivo se halla a sólo 25 kms: Amboise. Disfrutamos el agradable paseo, a ratos por la mismísima ribera del río, a ratos entre suaves colinas pobladas de viñedos. Llegamos a Amboise, donde pronto admiramos su bonito castillo, a buena hora para fichar en el camping del pueblo. Allí, junto al río, una plaga de mosquitos anuncia que serán los protagonistas de los próximos días. Salimos a cenar a un restaurante del pueblo, (cena que no nos satisface), y tomamos unas fotos preciosas al atardecer y al anochecer, con la luna, el río y el Chateau como marco incomparable. Lamentablemente, ignoramos que por un fallo técnico esas fotos, junto a todas las de los Castillos del Loira, serán borradas por nosotros mismo a nuestra vuelta a Alcalá. Sólo nos quedan algunas tomadas con el móvil. ¡Cachis…!.