El cansancio físico y mental de los largos días anteriores hace mella, sobre todo en Adora, (además de su incipiente dolor de trasero). Hoy el objetivo es llegar a Limoges. Lo hacemos como siempre buscando las carreteras menos transitadas. El terreno se vuelve poco a poco más montañoso.
El día pasa sin nada a destacar, salvo el bajón de Adora, que nos lleva a plantearnos coger un tren para tomarnos un día de descanso y de paso acortar camino. Yo, bastante purista, no lo veo claro, pero al final de la jornada, en el buen camping del feo Limoges, y tras un nuevo pinchazo en mi bici, ella me convence.