Rodadas. Una comunidad de cicloturismo y viajes en bicicleta
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De Castelldefels a Narbona

  • 5 de March de 2020
  • 432 kms

El 5 de marzo salí de Castelldefels (Barcelona) con la idea de pedalear durante un tiempo largo hasta Varanasi (India). La idea era hacer un viaje solidario, convirtiendo los km recorridos en euros solidarios destinados a varias ONG. Iba a hacerlo por tramos, los primeros 1700 Km, hasta Rijeka (Croacia) se iban a destinar a Open Arms. De hecho, la difusión de este primer reto solidario ha tenido mucho éxito; puedes echarle un ojo en: https://www.migranodearena.org/reto/21157/kilometros-por-abrazos y si os gusta la idea, os animo a que hagáis una donación y/o lo compartáis entre vuestros contactos.Hablo en pasado porque, como imagináis, he tenido que posponerlo por la situación actual con el coronavirus.

No obstante, estuve pedalendo durante diez días y me gustaría compartirlo con todos vosotros y vosotras. El primer día fue tranquilo, a pesar de que vino antena 3 y la sexta TV a grabar la salida... Pedaleé hasta Mataró, 52 kilómetros planos. Por el camino fui parando en diferentes pueblos para tomarme un último café con varios amigos. En Mataró me esperaba una amiga y me quedé en su casa a pasar la noche. A la mañana siguiente salí dirección Salt. Por el camino me sorprendió la lluvia y justo vi una masía que parecía abandonada. Me acerco para refugiarme debajo de un techado con la idea de comer algo mientras espero que la lluvia pare. Hay un coche aparcado. Llamo un par de veces: - "¿Hola? ¿Hola?" No responde nadie. Unos minutos más tarde, aparece un matrimonio mayor. La mujer se queda a unos metros de mí; el hombre se acerca. Me presento y extiendo la mano para saludarle. La mujer, desde lo lejos grita: - ¡No le des la mano! - Yo me quedo cortado y extrañado, no entiendo nada. Le explico que estoy viajando en bicicleta, que me ha sorprendido la lluvia y que había parado hasta que la lluvia escampe. Tengo la sensación de que no soy bienvenido y le digo que no quiero molestar, que solo quería resguardarme de la lluvia y hacerme algo de comer, pero que si prefiere puedo irme. Me dice que sí, que mejor que me vaya. Cojo la bici y cuando voy hacia la carretera, trato de explicarle a la mujer mis intenciones. Estoy lejos de ella y me muestro educado y cordial, pero ella se muestra muy temerosa, hace ademán de meterse dentro de la masía. Le pido disculpas y me monto en la bici. Me voy con una sensación muy rara. Mi último viaje en bici fue este verano por Marruecos y no puedo evitar hacer la comparativa en cuanto a hospitalidad se refiere. Sigo hacia Salt, donde me esperaba el compañero de foro Pau y amor. Pau es una persona increíble, estuvo mostrándome vídeos del club de constructores de iglús al que pertenece; realmente interesante y un hombre con muy buena conversación. Es un anfitrión excepcional. Me recomendó una ruta hasta Banyuls sur Mer, pasando por mi siguiente parada: Sant Llorenç de la Muga. La ruta que me indicó Pau es muy recomendable, carreteras prácticamente desiertas con unos buenos paisajes. Todo iba bien hasta que mi intuición tuvo la insensatez de no seguir sus indicaciones e improvisé un poco... llevándome por una pista que terminaba en una granja de vacas. Finalmente, haciendo unos kilómetros de más, llego a Sant Llorenç de la Muga. Ahí pasé dos noches, durmiendo en una caravana muy bonita y compartiendo música y fuego en un tipi indio. Alaín, mi anfitrión esos días, me dijo que podíamos atravesar el río Muga en una barca que tiene a pedales, que así me iba a ahorrar un buen trozo. Metimos la bici en otra barca y atravesamos el río. Un paisaje muy agradable. Nos despistamos un momento y, al pasar rozando un pequeño árbol, se abrió un bolsillo de velcro y se cayó al agua una armónica que me habían regalado dos días atrás. Le ahorro al mundo unas insufribles notas musicales. Alain me dejó en la otra orilla y 30 segundos después, veo que el camino se corta por el río. Parece que cubre mucho y antes de comprobarlo, vuelvo en busca de Alain para decirle que se espere un momento a que compruebe la profundidad. Me descalzo y veo que el agua me llega por debajo de las rodillas. Me despido de nuevo de Alain y empujo la bici por el camino inundado. Unos minutos después de cruzar el camino, tengo mi primer pinchazo... ¡Cosas del directo! Tras poner un poco de cola y un parche a la cámara, continúa el pedaleo. Las carreteras son tranquilas pero hay un viento que a veces se pone un poco complicado. Es en Espolla (lugar donde recojo agua) donde el viento se pone feo, tanto que me tengo que bajar de la bici y empujarla durante un buen tramo. Trato de continuar pedaleando, pero una fuerte ráfaga me expulsa de la carretera, por suerte en un lugar plano. Continúo empujando la bici, encima es cuesta arriba. Así hasta llegar al refugio libre que hay en El Coll de Banyuls, justo en la frontera. El refugio está vacío, he llegado de noche. Inspecciono un poco el lugar, me hago la cena y me voy a dormir. Al día siguiente disfruto del entorno y decido quedarme ahí todo el día y continuar el viaje a la mañana siguiente. Recojo algo de leña para encender la chimenea a la tarde/noche y disfruto de la tranquilidad del lugar. Cuando voy a buscar leña, encuentro unas tomateras con bastantes tomates maduros. Cojo tres o cuatro para hacerme un bocadillo para merendar. Leo, escribo, me hago un té... Cuando empieza a bajar el sol, enciendo la chimenea y me hago la cena con la luz siempre mágica del fuego. Cuando cae la noche salgo a fuera a contemplar la luna llena. Al día siguiente me despido del refugio y continúo hacia la costa francesa. Ya no hay viento y es todo cuesta abajo, en una carretera solitaria. Es maravilloso ver el mar tras atravesar las montañas. Voy por la costa, paso por el turístico Árgeles sur Mer. Cuesta pensar que ese lugar fuese un campo de concentración no hace tanto tiempo. Continúo hacia Saint Cyprien, a la derecha tengo el mar y a la izquierda un estanque; al fondo, un pico nevado. Bonita estampa. Un poco más adelante, por casualidad me encuentro con la Eurovelo 8 y me permite gozar de un pedaleo tranquilo, agradable y ausente de coches. Me paro a dormir en la playa de Laucate, en una pineda frente al mar. A la mañana siguiente caliento 1 litro de agua y me hago una ducha a bidonazos. Me sienta muy bien la ducha y la satisfacción que siento al poder ducharme con un litro y medio de agua (un litro caliente y medio litro de agua fría que he mezclado). Seguimos pedaleando, en algún momento dado pierdo la pista a la Eurovelo 8. Voy dirección Bages y me encuentro con un camino precioso con agua (con flamencos incluídos) a ambos lados de la carretera. Hago noche con la imagen de Bages como telón de fondo. Días atrás me han llegando noticias de la situación con el coronavirus. Me cuentan como se están poniendo las cosas y eso hace que aparezca en mi una incertidumbre que hace que me desmotive un poco. La sensación de ir avanzando y no saber si voy a poder continuar me va pesando cada vez más. Me escriben otros cicloviajeros y me cuentan que han cerrado la frontera de Austria y de Eslovenia. Otros desde Italia me dicen que mejor no entre por ahí, otros en Bosnia que quieren volver y no saben como, otros que... Parece que la cosa se está poniendo seria. Llego a Narbona y bajo hacia la costa hasta Les Cabanes de Fleury. Me llega más información sobre el coronavirus, parece que van a cerrar Catalunya. Hablo con la familia, con amigos, con otros viajeros. Parece que tengo que tomar una decisión. Pedalear hacia Italia me parece un sin sentido. Me planteo quedarme por Francia pero pienso que en poco tiempo también se pondrá la cosa seria por aquí y quedarme a esperar, no sè ni donde ni cuánto tiempo, no me parece una opción muy apetecible. Me voy a dormir pensando en qué puedo hacer mientras el fuerte viento sacude la tienda. A la mañana siguiente decido volver a casa. Creo que si no lo hago ahora, más tarde puede ser más complicada la vuelta. Recojo todo el chiringuito y me pongo a pedalear de vuelta a Narbona, lugar desde donde cojo un tren que me deja en Port Bou y desde ahí otro hasta Barcelona. Han sido unos días buenos, he conocido personas maravillosas y lugares magníficos. He tenido montañas, ríos, mares, lluvia, viento y sol. ¡En cuanto nos dejen volver a los pedales retomo el viaje! Ahora, unos días después de la vuelta y viendo cómo está el panorama, creo que tomé la decisión correcta. He hecho un vídeo recogiendo algunos momentos de este corto pero agradable viaje. Espero que os guste. Gracias por leerme. https://www.youtube.com/watch?v=RGCgRH8sowE&t=552s

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