Primera etapa (26 de la general), el 1 de abril. Estaba previsto hasta Río Claro pero a las 12 ya había llegado y me encontraba muy bien, Tiré hasta Ciudad Neily. A la salida de Palmar encontré a la familia de Montpellier; el padre Antonio, su mujer y tres churumbeles. Viajan hasta Bolivia y vienen de Canadá. Hago amistad con Lorny, el cuidador del hotelito.
Segunda etapa: Ningún problema en la frontera con Panamá. Me encuentro a una pareja de canadienses/franceses que van a Bolivia. La Concepción es un pueblo muy malo. El único alojamiento es un hotel de 30 dólares. Hay una sala de fiestas a la salida y me dejan montar la tienda en un parque circundante. Hay un canal así que allí tomo un buen baño con un cubo y una cuerda. Al día siguiente hay tan solo 22 km hasta David de una autopista con el arcén sucio y mucho tráfico. Conozco a “Mesías” un loco ciclista argentino, en el hostel Bambú.
Tercera etapa: Alcanzo los 80 km en un terreno muy favorable. Acampo en un hotelito tras la gasolinera de San Felix. Gente amable y un buen grifo para asearse.
Cuarta etapa: Feo día de largas cuestas y de lluvia torrencial. Un ciclista francés, Denis, muy fuerte me alcanza en una larga cuesta y termina marchándose. A mitad de otra gran cuesta se hace tarde y tras 10 horas de carretera acampo en el galpón de un bar cerrado. Gente muy amable.
Quinta etapa: Alcanzo un hito del viaje. Después de pelear alguna cuesta más, especialmente la de Los Ruizes me desvío al campamento Buenaventura en donde un matrimonio de suizos me recibe maravillosamente. Tomo te en compañía delante del lago que sirve a la anfitriona como piscina. Asisto a la construcción de un pozo y tengo verdadero impulso de quedarme unos días al abrigo de Erika y Heinz (Jaime)
Sexta etapa: Salgo a punto de no poder hacerlo. Y al poco me encuentro en dos wosvi a los argentinos Paula y Sebastián que me aconsejan un hostel en el Farallón. Apuro el ritmo para hacer de tres etapas dos y alcanzo Estero San José pueblecito con parque y un escenario cubierto en donde acampo y ceno antes de que caiga un diluvio. Luego ya puedo ducharme en la oscuridad con el grifo de la iglesia.
Séptima etapa: Una buena paliza para alcanzar el Farallón tras 91 km de pedaleo que es en ruta llana pero azotada por el viento en el tramo que precede a Penonomé. En el hostel Tucán soy muy bien recibido por Trixi y me instalo de maravilla en mi litera. Conozco a Romay, gran amigo de Perpiñan. Gloria pura de descanso casi terminando la travesía.
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