Rodadas. Una comunidad de cicloturismo y viajes en bicicleta
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Preguntas recurrentes

Por Alicia Urrea

Alastair y los masai-mara

Alastair y unos niños etiopes

Alastair Humphreys dio la vuelta al mundo en bici entre 2002 y 2006. De esa experiencia salieron dos libros (solo en inglés) que son una auténtica delicia de leer. Hoy hemos traducido un par de páginas de uno de ellos que hablan de las Preguntas, así con mayúsculas.  Las preguntas son frases que todo cicloturista ha escuchado alguna vez (normalmente varias).  El extracto corresponde con la parte del trayecto que discurre por África. Me hace especial gracia porque las Preguntas igual se le ocurren a los paisanos de los  pueblos perdidos de la península ibérica que –parece ser– a los habitantes de una aldea masai-mara.

Que las disfruten y tengan de paso un estupendo fin de  semana.

Algo bastante pesado durante mi viaje fue que todos los días, cada una de las persona con las que me encontraba me hiciera exactamente las mismas preguntas. Uno de los motivos por los que me gustaba quedarme con una familia durante más de un par de días es que me daba la oportunidad de hablar de otras cosas aparte de mi viaje en bici. La curiosidad de la gente siempre se manifestaba de maneras parecidas: «¿te has puesto enfermo alguna vez? ¿Cuál es la peor cosa que te ha ocurrido? ¿Cuál es tu lugar favorito? ¿No es peligroso? ¿Te duele el culo?»

Mientras, yo me repetía a mí mismo que para esas personas era la primera vez que hacían «las Preguntas» y que además eran preguntas perfectamente normales. Me acordaba de cómo Ffyona Campbell contaba en sus libros que respondía maleducadamente a la tortura de las Preguntas y me prometía que iba a ser cortés pero las ganas de dar una respuesta sarcástica se hacían más fuertes a medida que iban pasando los días, las semanas y los meses. A veces pasaba por fases en las que deliberadamente evitaba a la gente porque no podía soportar tener que dar explicaciones una vez más. Las Preguntas llegaban directas y rápidas, muchas veces sin ni si quiera un saludo, dejándome sin escape y sin la posibilidad de resolver mis propias preguntas.

– ¿De dónde vienes?»

– De Inglaterra

– Ese es tu país, pero ¿de dónde vienes con la bici?

– De Inglaterra

– No, eso está demasiado lejos. Digo que de dónde saliste con la bici

– De Inglaterra

Mirada escéptica y cambio de estrategia

– Pero ¿cómo atraviesas el océano? ¿Pedaleando muy rápido sobre el agua? (Jaja! Me daba la risa con esta pregunta que se repetía con una fastidiosa regularidad. Y eso que no fue divertida ni si quiera la primera vez)

– ¿Por qué viajas solo?

– No tengo amigos

– ¿En qué trabajas?

– Este es mi trabajo

Muchas de las preguntas giraban en torno a mi riqueza percibida. Me hice muy bueno esquivando estas preguntas que me daban más miedo que ninguna otra. Además mi ánimo se venía abajo cada vez que mis nuevos amigos empezaban a preguntar por mi cuenta bancaria.

– ¿Cuanto cuesta esto amigo? ¿Y esto? ¿Y esto? ¿Y esto? Quizá me podrías regalar tus gafas de sol…

Cuando las preguntas se dirigían solo a mi dinero me sentía como un extranjero, un espectáculo de circo, una demonstración viviente algo extravagante de la riqueza occidental.  La gente que más me gustaba era aquella que no se preocupaba por el precio de mis zapatos sino por mi vida y mi viaje y la breve coincidencia de nuestras vidas.

– ¿Cuánto ganabas en Inglaterra?

– Bueno, un paquete de cigarrillos en Inglaterra cuesta lo mismo que 20 paquetes de cigarrillos aquí y una habitación en Inglaterra cuesta unas 500 libras al mes. Es un sitio caro en el que vivir

– ¿Cómo has costeado tu viaje? ¿Eres un hombre rico?

– Ahorré algo y ahora vivo con poco dinero. Gasto menos al día de lo que un sandwich me costaba en casa. Duermo en mi tienda y como muchos plátanos

– ¿Cuánto es tu bici?

– Unos 50 kilos (una buena finta)

– ¿A dónde vas?

– Hoy quiero llegar a la próxima ciudad, a unos 100 kilómetros.

– Qué vas ¿a dónde? ¡Y en bici! ¡Estás loco! ¿Te das cuenta de lo lejos que está? ¡Está a 100 kilómetros de aquí! Eso es imposible»

Bye bye

Este artículo fue publicado el 17/julio/2009. Última actualización: 11/abril/2021 dentro de la categoría Reflexiones variopintas en Rodadas.net, una página web sobre cicloturismo y viajes en bicicleta mantenida por Álvaro Martín y Alicia Urrea.

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Comentarios Hay comentarios de 6 intrépidos

  1. Susonauta dice:

    ¡Cuatro años en la bici! Creo que no voy a decir que envidia. A mi, las mujeres, me preguntaban si estaba casado. Es especialmente irritante lo del dinero sobretodo si como yo te pasas ahorrando mas de 3 años para «el viaje» y andas con una bici rescatada de ir a la basura.

    muy interesante la entrada igual me compro los libros.

  2. al dice:

    Muchas gracias, Alicia!

  3. Ali dice:

    Muchas de nadas Al

  4. Zaida&Isi dice:

    Si, nosotros estubimos 11 meses en Africa con la bicicleta y algo parecido nos pasaba en Zambia, Malawi, Mozambique o Tanzania. Especialmente con el «give-me money», y en Malawi «give-me my money»….irritante!!!. Al final te veias repondiendo groseramenta a la gente.

  5. Una pena que los libros se encuentren en inglés, después de leer este artículo me he quedado con ganas de leer los dos libros.

  6. I’ve done a photo book now for the iPhone / iPad that doesn’t matter about the language!
    (It’s about a walk though, not the bike ride)