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Advertencias para los que piensen hacer un viaje sin fecha de vuelta

Por Alicia Urrea

Ciclista a vela y pedales

Cada vez nos llegan más preguntas e historias de gente que, por la crisis económica, por algún tipo de crisis personal o porque sí, se ha decidido a hacer un gran viaje en bici, de varios meses o incluso sin fecha de regreso. Aprovechar estos años tan duros para conocer otras realidades a golpe de pedal puede ser una gran idea, pero nos sentimos responsables de advertiros algo que quizá nunca ponemos lo suficiente de manifiesto: el camino es excitante, intenso, liberador y bello, pero también muy trabajoso y no todo el mundo lo disfruta. Antes de iros a vivir vuestra gran aventura, no digáis que no lo advertimos:

1. Estar al aire libre todo el día es duro

Como os decía, viajar en bici es muy gratificante pero también es duro, sobre todo las primeras tres o cuatro semanas. La dureza no viene de lo mucho que te vaya a doler el culo o de los kilómetros que hagas, sino de estar siempre al aire libre y siempre alerta y buscándote la vida. No es infrecuente acabar la jornada agotado/a sólo por la exposición a los elementos y por el trabajo que requiere buscar un sitio donde dormir cada noche, aunque la jornada ciclista haya sido objetivamente sencilla.

Para ponértelo más fácil te sugerimos que busques ocasiones para estar dentro de edificios o en sitios con pocos estímulos de vez en cuando. Por ejemplo, intenta alojarte en casas de gente cuando vayas a ciudades o pueblos utilizando Warmshowers o Couchsurfing. Es muy útil también en pueblos pequeños acercarte a los paisanos y preguntar dónde puedes poner la tienda sin molestar. Ya hablamos de cómo hacerlo en este artículo sobre viajar con poco dinero. Lo principal es esto: no desaproveches las oportunidades de relajarte en lugares donde estés a buena temperatura, porque mantenerte fresco es fundamental para no tomar malas decisiones.

2. A veces hay reveses

Un hurto o un robo en toda regla, una tendinitis u otra lesión más grave; una enfermedad; un problema en casa que te hace volver o que te obliga a pasar horas enganchado/a a internet para conseguir solucionar la gestión. Estas pruebas del camino son inevitables en un viaje sin fecha de vuelta y las primeras veces que nos enfrentamos a ellos nos decimos «aquí se acabó el viaje». Sin embargo no tiene por qué ser así si no queremos. Recuerda que como no tienes fecha de llegada, nada te impide parar e invertir el tiempo necesario para solucionar el problema que tienes en el sitio en el que estás. En 2005 por ejemplo, tres días después de empezar nuestro viaje de Estambul a Madrid, Álvaro tuvo una tendinitis que nos mantuvo una semana parados en Bulgaria. Después se pasó varios meses tomando antiinflamatorios y con hielo para el dolor pero disfrutamos de un verano increíble y salvaje que todavía hoy recordamos con cariño. ¿Pensamos que aquella lesión era el final de la aventura? Varias veces, pero ya que estábamos, ¿por qué no esperar unos días a ver qué pasaba? Conocemos varias historias de gente que ha vuelto a casa a atender problemas familiares dejando su bici aparcada allá donde estuviera y después volvió a por ella y continuó su ruta.

El viaje solo tiene obligatoriamente que terminar cuando uno siente que ya estuvo bien y que es hora de volver a casa. No tienes que seguir si sientes que ya es el momento de volver, pero casi todo se puede superar. Ni si quiera que te lo roben todo, o que un maremoto se lleve tu bici y tu equipaje como le pasó a Juan en Chile es determinante para que acabe el viaje. Antes las dificultades, párate y respira.

3. El viaje es un caldo de pollo

El símil no es mío, sino de la familia Sathre-Vogel, una pareja que con sus mellizos recorrió toda América de Norte a Sur durante dos años y pico. Los chicos Vogel le decían esto a su madre: el viaje es como una sopa: los ingredientes por sí mismos no siempre están ricos, pero el sabor del conjunto se ve mejorado porque esos ingredientes están ahí. ¿Y cuáles son los ingredientes de gusto amargo en un viaje? Pues hay muchos y variados: desde los días en los que te encuentras mal y lo único que quieres es quedarte en la cama, hasta los tramos feos de la ruta, las llanuras interminables, las zonas industriales de las ciudades, la lluvia y el viento maléfico, los reveses y los problemas que hablábamos antes… No todo es color de rosa, y por mucho que mires a los pajaritos y a los árboles hay días que no será suficiente.

Sin embargo perseverar cuando estás echando en la cazuela estos ingredientes que te hacer torcer el gesto aporta mucho a largo plazo. A mí personalmente, alguien que siempre suspendió educación física en el colegio, la certeza de que puedo hacer más de lo que pensaba, así como una lección muy valiosa: hay que saber escoger las batallas pero cuando las elijas, ir a muerte a por ellas y no cejar. Casi siempre uno consigue lo que quiere cuando estaba a punto de rendirse.

4. Ser perseverante no es igual que ser machaca

Como dice Mary Anne Radmacher, «el valor no siempre grita. A veces el valor es un hilo de voz que por la noche dice mañana lo volveré a intentar.» Mi traducción a esto es que el triunfo no consiste en subir el puerto de montaña sin poner nunca el pie en el suelo, sino en llegar arriba feliz y todavía con fuerzas para hacer otros cuantos kilómetros más. Ir a muerte en mi caso significa ir despacio pero seguro. Consiste en dejar de considerarte a tí mismo tu peor enemigo y empezar a quererte como amigo y aliado y no ponerte pruebas dolorosas a no ser que sean imprescindibles. ¿Llueve? Pues si puedes busca refugio; la carretera es horrible ¿quizá haya una alternativa? Hoy no te apetece salir ¿y no puedes quedarte un par de días rascándote la panza? El puerto de montaña es largo y duro: pues habrá que ir parando cada pocos kilómetros para retomar fuerzas y poder seguir ¿quizá empujando parte de la subida?

Para mí ser perseverante significa empujarme con amabilidad y cariño para conseguir una meta, y no como un sargento lo haría con su recluta. Lo importante es llegar y disfrutar del camino, no batir un record. Es un cambio de actitud sutil pero fundamental. Disfrutar del camino depende de ser capaz de saber cuando ya estuvo bien por hoy.

5. Los cocos están esperando cuando vuelves

Ya lo decía novelista Edward Dahlberg, «Cuando uno advierte que la vida es insignificante, bien se suicida, bien viaja». En el fondo, todos los viajes tienen un poco de huida, pero algunos son una espantada en toda regla. Está bien, no hay problema en que sea así, pero hay que ser capaz de admitirlo ante uno mismo. Personalmente hemos comprobado que generalmente cuando uno se va y deja en casa algún coco, éste sigue esperando cuando vuelve, a veces incluso más fuerte que cuando nos fuimos. ¿Quiere decir eso que entonces mejor no viajar? En nuestro caso ¡desde luego que no! Pero no está de más saber que no estamos adelantando nuestros problemas y dejándolos para siempre atrás, sino más bien tomándonos un respiro que nos permita pensar las cosas con calma y perspectiva y coger fuerzas para enfrentarnos a ellos cuando volvemos con algo más de serenidad y -quizá- nuevas armas en el arsenal para vencerlos.

6. A pesar de todo merece la pena

Es cierto que se pasa mal a ratos, pero si consigues superar las primeras semanas, la sensación de libertad, de autosuficiencia y de conexión es tan intensa, que merece la pena. Las aventuras que vivas en esos meses de tu vida, la gente que conozcas, las culturas que experimentes… todo eso no te dejará impasible. Por eso casi todos los que lo probamos sabemos que esto de ir en bici es altamente adictivo y solemos llegar a las mismas conclusiones.

Si habéis echo un viaje largo ¿qué consejos o advertencias le daríais a alguien que está a punto de empezar? Dejadnos vuestra opinión en comentarios 😉

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Este artículo fue publicado el 28/octubre/2013. Última actualización: 7/agosto/2020 dentro de la categoría Reflexiones variopintas en Rodadas.net, una página web sobre cicloturismo y viajes en bicicleta mantenida por Álvaro Martín y Alicia Urrea.

El artículo está sujeto a una licencia Creative Commons 3.0. Es decir, puedes distribuirlo y adaptarlo SIEMPRE que nos cites (más concretamente, cites al autor y enlaces a la dirección permanente del artículo); no lo uses con fines comerciales o en publicaciones comerciales; y el resultado de tu trabajo también esté bajo una licencia de Creative Commons

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Comentarios Hay comentarios de 12 intrépidos

  1. bizibidaia dice:

    ¡Qué bien lo contáis! Lo muevo en Ibilbideak, pues merece ser leído.
    Pero ojo, en ocasiones los cocos a la vuelta desaparecen, o incluso vuelves con más fuerza y les puedes!

  2. Andoni dice:

    Para añdir a tu texto que me habla mucho;
    Me gusta un proverbio Indio (que me iritaba tanto) «everything will be all right at the end» que hay hecho mio al viajar y que me puso muy fuerte al largo del viajar… y mas alla… porque los Indios son savios… sisi… Entonces, atascado en una tormenta?En la nieve en un puerto?, Sin comida o aqua a miles de un pueblo?… tranquilo, eso solo es el presente, te va a aparecer algo, alguien… y todo ira bien.

    Tambien…, yo soy de Belgica, llano, tranquilo, no me gustaba los puertos para nada… pero otra ves, fue apprendiendo. En pleno Tibet, mi primo me dice algo muy sencillo «siempre mira atras, los que ha concegido» «Nunca adelante lo que te queda» Y asi he hecho. Pues!!! Vaya illuminacion! Un punto de visto muy positivo, pero igual de real, te cambia todo, y otra ves te hace muy fuerte. Capazes de comer te cualquier puerto, sin miedo, y sin dolor. Y eso otra ves no solo vale para la bici…

    Bueno no se si se entiende mi castelona patatero…
    Pero gracias por el tiempo y el web!
    Hasta pronto,
    Alice

    • Alicia dice:

      Completamente de acuerdo Alice! A nosotros siempre nos ha pasado: siempre hay algo o alguien que viene y te saca del lío en el que te has metido. Al final viajar en bici es una forma de ganar confianza en uno mismo y en el mundo que nos rodea, porque todo irá bien al final 🙂

  3. jofegaber dice:

    Excelente post chicos… Con un poco de espiritu y algo de maña se consiguen grandes cosas. Sobre todo se obtiene un brillo especial en los ojos.
    Me gusta una frase que oi hace tiempo… «que el corazon te guie y el sentido comun te gobierne»

    Abrazos.

  4. Guille dice:

    Buen post!
    En mi opinión, una de las cosas más importantes a gestionar es la parte humana. Si viajas acompañado, vivirás un estilo de convivencia mucho más intenso que el que puedas tener en tu vida normal, y esa ración extra debe ser bien gestionada para que no dé problemas, y tener una experiencia agradable. Si viajas sólo, pues entonces te expones a un tipo de vida totalmente extraño y novedoso, que no es fácil llevar bien. Te ahorras todos los problemas inherentes a la convivencia, pero te juegas sufrir el aburrimiento más absoluto. Y la interacción con gente ajena y diversa se vuelve imprescindible.

    En ambos casos, las artes de convivir bien han de ser muy tenidas en cuenta.

  5. ALGOVE dice:

    Me ha encantado leer este post!!!!
    Hace un mes que regresé de un viaje de 105 dias y 8.700 Km, por el centro y sur de Europa, en solitario, bueno es Europa y nunca estas solo, y me he visto reflejado en casi todos los casos o situaciones que aqui comentais.

    Sali muy urbanizado pero, y me alegró mucho, enseguida me embrutecí y asilvestré, tambien tenia claro hasta donde queria llegar y por que rutas, en este caso a Budapest por Euovelo 1 y 6, pero la vuelta a casa, a Valencia, fué totalmente improvisada, sin saber , casi, a lo que me iba a enfrentar cada dia, ESO LE DIÓ UNA GRAN EMOCIÓN A MI PERIPLO.
    Por lo que tambien añadiria a este post, es que para un viaje largo, y mas si es de los primeros que se hacen, es que dejes la ruta siempre»abierta a cambios» , a la aventura, a las sugerencias o consejos de los lugareños.
    Ahora que mi primera regla cuando viajo , es la preguntar siempre a tres personas distintas, jejejeje , me he visto en muchos » huertos» por dejarme llevar por el «aguelete» de turno.

    Un saludo y buenos pedales a todos

    • Alicia dice:

      Totalmente de acuerdo Alfonso. Cuando la gente te indica se le suele olvidar ese pequeño giro que evita que te pierdas, o mencionar la enorme cuesta que sube del río a lo alto del desfiladero. A veces es un rollo pero le da también un punto chulo de aventura 😉

  6. Natalia dice:

    Que buen post!
    Soy Natalia, compañera de Javi Bicicleting…he oido hablar de vosotros a demas de que ya me conocia vuestra pagina!….
    Me ha encantado leer esto..nuestra partida se aproxima y viene bien mentalizar y preparar la fuerza mental ya que uno en seguida se acomoda y pierde el ritmo y aunque apetece viajar y salir y sentirse liberado de nuevo piensas en los momentos duros desde el sofa calentito y dices…..uffffffff!!!!
    Asi que me viene genial leeros y llenarme de motivacion y de energia…..para los nuevos retos…!!!…….
    no dejeis de crear estos post maravillosos tan inspiradores que a mi personalmente me dan muchas ganas de comerme el mundo!!! 🙂
    Un abrazo!!!

    • Alicia dice:

      Hola Natalia!

      Tenemos pendiente ese café! 🙂 Ánimo que me parece que vosotros lleváis la inspiración puesta 🙂 Vaya pedazo viaje vais a empezar ahora. Os seguimos de cerca! Un abrazo!

  7. Un viaje es una huida: de la monotonía, de una relación, de un revés laboral… Un viaje es una reencarnación en vida. Un viaje es otra realidad desconocida, otra escala de valores, recuperar una dimensión de tiempo y espacio inexploradas.
    Viajar sin billete de vuelta es lo más parecido a enfrentarse a la muerte, mirarla a los ojos y decirle: no te tengo miedo.
    Cuando viajas solo, como es mi caso desde el 2.001, la soledad es una gran compañera. Tan necesaria como el sol.
    Un viaje tiene su buena dosis de problemas -generalmente a partir del año y medio o dos años el material falla y lo hace de manera progresiva (primero una cosa, luego otra…, nunca a la vez) -por lo que es recomendable iniciar el viaje con la cabeza limpia y el corazón en blanco.
    Viajar para huir de un problema suele acarrear DOS problemas: el que ya tenias y el que aparecerá en el viaje.
    Viajar para cambiar de universo, de cotidianeidades y de horizonte, es, desde mi punto de vista, el mejor viaje, el que te conduce a tu interior. Ese viaje que, aunque llegues a la meta, nunca concluirá porque está dentro de ti. Por más que escribas libros o hagas peliculas, tu viaje nunca lo podrás compartir del todo.
    Desde Guatemala, en pleno viaje, el biciclown

    • Alicia dice:

      Me encanta esta frase

      Viajar para huir de un problema suele acarrear DOS problemas: el que ya tenias y el que aparecerá en el viaje.

      🙂