Rodadas. Una comunidad de cicloturismo y viajes en bicicleta
Volver arriba

El motor de Europa

Por Alicia Urrea

Empujados por el viento

«Esta claro que estamos en el motor de Europa», comenta Álvaro con aire distraído mientras comemos un sándwich de queso y tomate en la puerta de un supermercado. «En concreto en el carburador». Llevamos casi todo el día circulando en línea recta por un carril bici paralelo a una carretera nacional, viendo poco más que campos de maíz y trigo, zonas industriales y pueblos indistinguibles entre sí. No puedo menos que estar de acuerdo con él: esta zona de Alemania es eficiente, ordenada y limpia pero no el lugar más excitante por el que viajar en bicicleta.

No ayuda, por supuesto, que el tiempo sea gris y lluvioso, con un viento que nos azota generalmente, aunque no siempre, de lado. Tampoco ayuda la superabundancia de carriles bici que complican enormemente la orientación. Uno toma un desvío en dirección a la ciudad X, que supuestamente está a 10 kms, y 5 kms más adelante encuentra otra señal, de nuevo a la ciudad X que ahora está a 12 kms. ¿Qué ha pasado? Lo que ha pasado, por supuesto, es que nos hemos saltado una señal en algún sitio, o que hemos interpretado mal alguna de ellas. Hablando mal y pronto, que otra vez nos hemos perdido.

Después de un par de días intentando seguir el sistema alemán desistimos y optamos por el tradicional, consistente en coger el mapa de carreteras, decidir dónde queremos ir, e intentar seguir por la carretera que va más derecha en esa dirección. Afortunadamente en esta región del mundo todas las carreteras principales van acompañadas de su carril bici reglamentario, así que incluso las vías rápidas más peligrosas son seguras para dos caracoles como nosotros.

Alemania nos deja también muy buen os recuerdos, como esa interesante noche que, por falta de otro sitio donde acampar, dormimos detrás de un monumento a los caídos en las dos guerras. O la noche en la que acampamos detrás de un restaurante. Por la mañana, los dueños nos invitaron al buffet de desayuno. Y por supuesto, la visita a un submarino de verdad en un museo naval. Álvaro, que ha debido leer la Caza del Octubre Rojo no menos de 15 veces, no sabía a qué sacar fotos primero.

A pesar de todo, cuando por fin cruzamos la frontera con Holanda, ambos suspiramos. El paisaje es idéntico a ambos lados de la frontera, pero, y esto no deja de sorprendernos, cada vez que cruzamos una de estas línea se producen cambios sutiles pero importantes, incluso en la vieja y uniforme Europa.

PRÓXIMO CAPÍTULO: Los Países Bajos

 

Este artículo fue publicado el 3/septiembre/2011. Última actualización: 7/agosto/2020 dentro de la categoría 2010 y 2011 - Un año y pico en bici en Rodadas.net, una página web sobre cicloturismo y viajes en bicicleta mantenida por Álvaro Martín y Alicia Urrea.

El artículo está sujeto a una licencia Creative Commons 3.0. Es decir, puedes distribuirlo y adaptarlo SIEMPRE que nos cites (más concretamente, cites al autor y enlaces a la dirección permanente del artículo); no lo uses con fines comerciales o en publicaciones comerciales; y el resultado de tu trabajo también esté bajo una licencia de Creative Commons

Siempre puedes volver encontrar este artículo en: https://www.rodadas.net/blog/cuadernos/vuelta-al-mundo-cicloviajes/el-motor-de-europa/

Comentarios Hay comentarios de 8 intrépidos

  1. Carlos-BI dice:

    Veo que no soy el único al que le pasa, que ve «repetidos» los kilómetros «al siguiente pueblo», por kilómetros que pasen! jejeje.
    Creo que salvo algún tramo concreto… todos acabamos viajando por las carreteras, porque sino al final disfrutas del paisaje, pero acabas dando vueltas.
    Y no creo que nos perdamos… pienso que está mal medida la distancia (estos alemanes… que necesitan un metro! 😛 ).

    Muy chulas las fotos.

  2. lluistrell dice:

    Yo rodé el verano pasado por la cuenca del Rurh, la zona minero-carbonífera de Alemania y los carriles bici me parecieron una delicia, están por todas partes y te puedes mover por ellos para desplazarte a cualquier lugar.La coexistencia con los automóviles y los peatones simplemente perfecta en las ciudades.¡como aquí!

  3. Mike dice:

    Pero que serquita estais de casa, pronto empezareis a oler el aroma de nuestro pais con nuestra indosincracia pero es lo que hay, ademas sabeis que estamos locos por que nos conteis cosas, ver fotos, anecdotas, y ver vuestras caras despues de un año pedaleando.

  4. Yuki dice:

    Hola! entiendo lo que dices de pasar la frontera y sentir cambios. Cuando fuimos con Davy y Ben a Portugal, y justo cruzamos la frontera, a mí me dio la sensación de que repentinamente los árboles era como verdes más amarillos…seguro que fue psicológico, jajajajaj pero mola 😉

    Un abrazo muy grande!

    Y&B

  5. jofegaber dice:

    Ya va quedando menos para acercarse a Spain… Os va a parecer mentira!!!…

    Y no pasa nada por perderos, existe un foro en internet, donde preguntas cualquier cosas y te responden en un santiamen…. ¿lo conoceis?… 😀

    Un abrazo.

  6. Narendra dice:

    A mi la cara de las vacas alemanas mirando a la cámara me ha encantado. Es como si se dijeran, «aonde» va esta gente? muy curiosonas.

    Seguimos vuestra rueda (a lo mejor las vacas nos han visto detrás de vosotros a rueda, a un pilón de gente de rodadas… a mí y a mi mujer seguro). Vosotros quitándonos el viento de cara. si nosotros podemos quitaros algún viento (no de la tienda) a vuestra disposición.

  7. taffer dice:

    Jajaja esa sensacion de dar vueltas y vueltas por campos de maiz pensando que has caido en un bucle, recorrer 2km desde el cartel de quedan 5 para encontrar uno de quedan 5,5… Parece que si que eso es Alemania 🙂

  8. Gorka dice:

    Estupendo blog y enhorabuena por vuestra clasificación preliminar en los premios Bitácoras. Seguiremos de cerca vuestro blog, os deseamos mucha suerte. Un saludo.