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Trollstigen: las bicis cargadas

Si fueran arquetipos literarios Noruega sería la joven salvaje, hermosa e inalcanzable, un poco altiva, un poco volátil, siempre  fuera del alcance humano. Ese personaje que parece andar un par de centímetros por encima del suelo, que todos admiran y cuya cercanía provoca nerviosismo. La que te hace plantearte continuamente si serás capaz, si debes o no estar allí.

En este juego de símiles, Dinamarca sería la amiga discreta, guapa pero no llamativa. La persona amable –a la que se ama-, con la que uno pasa buenos ratos paseando, compartiendo confidencias o jugando a las cartas.

A la primera se la admira. Con la segunda se conversa.

Noruega

Así, en un estado de constante admiración, pasamos nuestras últimas dos semanas en Noruega. Una vez reorganizados los trastos y montadas las bicis en sobre el maletero del coche, partimos de nuevo hacia el sur con los padres de Álvaro. Los primeros días Ofelia no para de exclamar «¡mira esa cascada!», «¡qué lago!», «‘¡qué verticalidad!» mientras se retuerce para poder ver mejor desde la ventanilla. Poco a poco, se va quedando sin adjetivos y está cada vez más callada y concentrada en no perderse nada.  Los demás sonreimos, dejando que ella ponga en palabras los sentimientos que compartimos mientras saltamos de fiordo en fiordo por tortuosas carreteras de montaña.

En nuestro recorrido pasamos la imponente Trollstigen (escalera de los Trolls), una carretera ribeteada por cascadas que sube a un espectacular puerto de montaña; cruzamos en un ferry el fiordo Geirander, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO; subimos a ver una de las lenguas del glaciar Jostendal; caminamos por la vía de tren entre Flam y Finse, una ruta popular para ciclistas que, según descubrimos, es mejor hacer sin peso; y visitamos Bergen, la ciudad más bonita de Noruega.

El 22 de julio, con la retina repleta de lugares a los que regresar tomamos el ferry entre Kristiansand y Hirsthalds y pasamos a Dinamarca. Llueve, ¿o son lágrimas? En el albergue donde pasamos la noche nos enteramos de los horribles atentados de Oslo.

NOTA: Si lees esto desde tu correo electrónico deberás pinchar aquí para ver las fotos

Dinamarca

De nuevo solos, montamos en las bicis con pocas expectativas. En los 80 kilómetros desde la costa hasta Aalborg, donde nos volvemos a subir al sillín, solo hemos visto campos de cereal en un horizonte que podría haber sido dibujado con tiralíneas. Nos preguntamos si después de Noruega encontraremos motivación para pedalear por la vieja Europa.

Sin embargo, pronto encontramos novedades que hacen el día a día más atractivo. Para empezar, ¡todo el mundo nos sonríe! La gente se interesa por nosotros, nos saluda. En una pequeña ciudad una pareja nos invita a tomar un café a su jardín. Los dueños de una granja donde pasamos la noche nos preguntan por nuestro viaje. Redescubrimos el placer de hablar de lo divino y lo humano con desconocidos, algo difícil de conseguir con los reservados noruegos.

En segundo lugar los precios vuelven a ser razonables y nuestros mermados bolsillos pueden permitirse de nuevo lujos esporádicos como restaurantes o cervezas al final del día.

Finalmente los organizados daneses disponen de un sistema de rutas de bici que nos permiten transitar por carreterillas sin tráfico y caminos en buen estado entre bosques, campos de labor y pueblecitos cuidados con esmero. Toda una transición entre Noruega y el resto de Europa.

Solo tardamos cuatro días y medio  en cruzar el pais pero para cuando abandonamos Dinamarca hemos comprobado que los daneses tienen motivos para ser los humanos más felices.



NOTA: Las fotos de Dinamarca se pueden ver aquí

 

Este artículo fue publicado el 9/agosto/2011. Última actualización: 7/agosto/2020 dentro de la categoría 2010 y 2011 - Un año y pico en bici en Rodadas.net, una página web sobre cicloturismo y viajes en bicicleta mantenida por Álvaro Martín y Alicia Urrea.

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Comentarios Hay comentarios de 6 intrépidos

  1. Runding dice:

    No escribo núnca pero os voy siguiendo y me parece muy loable lo que hacéis. Es más, gracias a gente como vosotros me estoy animando

    Hacer lo que habéis hecho por el norte en septiembre es posible o el clima lo estropearia demasiado? Mejor esperar al año que viene?

    Gracias por compartir la ruta y hacer más ameno el agosto!

    Saludos

    • Alicia dice:

      Hola Runding,

      🙂 Muchas gracias por tu mensaje. Sobre el tema de la ruta, todo depende de a qué norte te refieras y si estás o no acostumbrado al frío. Es decir, no creo que sea un problema viajar por Dinamarca en septiembre, pero en Noruega hará seguramente demasiado frio ya. Por otra parte, si eres de Canarias y nunca has viajado por el norte de Europa, te puede dar un jamacuco de frío. Nosotros nos hemos ido acostumbrando a las bajas temperaturas poco a poco y ahora nos pasa lo contrario, que en cuanto hay 25 grados nos asfixiamos de calor 😉

      En fin, espero haberte ayduado. Un abrazo y gracias por comentar! Nos hace mucha ilusión! 🙂

      • Runding dice:

        Grácias por la rápida respuesta!

        Si, me referia a Noruega y Dinamarca. O quiza hacer Noruega, Suecia y Finlandia. No obstante, me imagino que este año ya no es posible por el frío. Soy de Barcelona, pero hoy he salido a dar pedales y estábamos a unos 35 ºC…. : S

        Un saludo

        Runding

  2. isa dice:

    Que bonita forma de viajar habeis escojido, naturaleza en su estado puro, que más os puedo decir. A seguir disfrutando vosotros que podeis, buen viaje y saludos nuevamente desde Asturias. Un abrazo.

  3. Fran dice:

    Alvaro y Alicia, no terminen nunca de viajar!!!!!! Hace meses descubri su web y no paro de seguirlos. Que voy a leer cuando regresen a su hogar? Seguirlos me permite juntar animo y soñar con los viajes que haré. Ademas es dificil encontrar alguien que logre aunar la pasion por una actividad como el cicloturismo con la capasidad que ustedes tienen para narrar sus aventuras.

    adelante!!!

  4. Mike dice:

    Buebo amigos, me alegra un monton saber que estais bien, con inquietudes y dudas que son frutos de final del viaje, de momento solo teneis que pensar en llegar a casa y disfrutar y hacernos disfrutar de esa maravillosa aventura, Madrid, pues como otro lugar donde le toca vivir a uno, hoy os mando un abrazo y pronto os mandare un beso, que sera cuando esteis por casa.