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El día que nos enfadamos con los vietnamitas

Por Alicia Urrea

Ha Long bay

AVISO AL CONSUMIDOR: Esto lo escribimos hace ya unos días y el cabreo ya se nos ha pasado… un poco

Ya nos lo habían avisado: los vietnamitas son unos liantes, os van a intentar timar siempre. Nos reímos y no le queremos dar mucha importancia porque lo cierto es que siendo extranjero, en cualquier país en desarrollo te quieren siempre cobrar un poco de más. Es el precio que tenemos que pagar por no saber hablar el idioma, no conocer el valor real de las cosas y ser un poco más altos y con los ojos más redondos. Lo sabemos, y generalmente conseguimos minimizar las pérdidas y no salir excesivamente mal parados. Sin embargo, hay momentos en que las cosas se nos van de madre… Por ejemplo hoy…

Empecemos por admitir que hoy estaba lloviendo, lo cual, cuando te toca montar en bici, nunca da pie a estar de un humor excelente. Continuemos por admitir que ya llevamos varios días en los que los intentos de cobrarnos el doble o el triple del valor de lo que compramos son descarados y hasta un poco ofensivos. Sobre todo en lugares donde los precios no están escritos en ninguna parte como en los restaurantes (¿menús?, ¿qué es eso?).

Anoche por ejemplo, pasamos a cenar a un restaurante. Mientras esperamos que nos atiendan se nos acerca un profesor de una escuela local y nos habla en inglés. Se maneja en la lengua de Shakespeare mejor que nadie que hayamos escuchado hasta ahora aquí en Vietnam y eso me hace inmediatamente confiar en él. Álvaro me mira y me dice, nos la están liando. Y yo, nooo, seguro que el tío consigue que nos cobren el precio adecuado. Ganador, el desconfiado Alvarito. Por un plato de arroz, uno de fideos, uno de fiambre, una sopa y dos cervezas nos quiere cobrar 300.000 dongs, que son como 10 euros. Más o menos el precio de cuatro comidas. Le pagamos la mitad de lo que pide con la certeza de que le hemos dado el doble de lo que habría hecho un vietnamita.

Hoy el día comienza con la señora de la  sopa de por la mañana cobrándonos un poquito más… Impuesto revolucionario, pensamos, aunque no es demasiado grave. En el camino, paramos a tomar un café. La dueña bromea con nosotros un rato, nos trae fruta de su jardín y se sienta a comerla con nosotros. Cuando vamos a pagar nos pide cinco veces el precio que creemos que vale. Nos revienta, sobre todo porque pensábamos que todos esos gestos amistosos tenían otro sentido. Le damos el billete más pequeño que tenemos (menos de la mitad de lo que pide) y seguimos camino.

Finalmente, en la comida, tardan en servirnos más de media hora y cuando lo hacen nos dan menos comida que a cualquiera y nos cobran más caro. Es la gota que colma el vaso… ¿¿¿pero qué les pasa???

Nos vamos indignados pedaleando nuestra frustración cuesta arriba cuando unos niños al pasar a falta de piedras nos lanzan unos trozos de madera. Ahora sí que sí. ¡ODIAMOS A LOS VIETNAMITAS! Nos damos la vuelta en busca de los padres de los críos ofensores –queremos que duerman calentitos esta noche– pero estamos más solos que la luna y los níños se han escondido en una casa abandonada. Les perseguimos un rato y después desistimos y volvemos a nuestra cuesta gruñendo…

Después de un rato, con la ira enfriada por la cuesta y las radiantes sonrisas de todos los que nos saludan y se ríen de nosotros desde el borde de la carretera, empezamos a ver las cosas desde otra perspectiva. Nos imaginamos a los habitantes de Benidorn cuando aquello era un pueblo y les empezaron a llegar suecos en los 70. ¿Cómo reaccionaron ellos?

Primero, no hablamos el idioma. Vale, no es un pecado, pero no nos estamos esforzando lo suficiente por aprender a decir  algunas cosas básicas que nos ayudarían bastante como «cuánto cuesta», «es demasiado caro», o los nombres de las comidas. Nuestra guía tiene algunas frases en vietnamita con una transcripción fonética por ponerlo suavemente lejana a la realidad, pero una cosa no quita la otra: no nos lo hemos currado lo suficiente. Habría sido una muestra de respeto hacia ellos aprender al menos lo básico de su idioma. Y sin darles eso, ¿cómo esperamos obtener algo a cambio?

En segundo lugar, ellos no nos cobran más caro porque sean mala gente, sino porque nosotros no estamos acostumbrados a regatear. Ellos nos ven, piensan cuánto podemos pagar viendo la pinta que tenemos y ponen una cifra. Nosotros no estamos acostumbrados a discutir el precio de las cosas y en lugar de negociar con la cabeza fría nos mosqueamos por no querer cobrarnos un precio razonable y poco menos que les tiramos el dinero a la cara. En el fondo el problema lo tenemos nosotros, que no conocemos las reglas del juego, y no ellos, que hacen lo que se hace siempre en su cultura: negociarlo TODO.

Y en tercer lugar, ya sabíamos que las cosas son así tanto en China como en Vietnam pero desde que salimos de Hanoi no estamos usando las precauciones básicas como es preguntar antes de consumir nada cuánto nos quieren cobrar y olvidar que todo aquí tiene un precio, incluido lo que parece un regalo o una cortesía. Solo hay que declinar los falsos regalos y aplicar algunas técnicas básicas que cien mil veces antes hemos usado.

En resumen, guardia alta y mañana toca volver a intentarlo. Acabaremos este viaje sabiendo negociar como orientales o no volvemos a casa. Madres y señores del Corte Inglés, quedan avisados.

PD. Ya no odiamos Vietnam, aunque a veces echamos de menos Laos.

Este artículo fue publicado el 9/marzo/2011. Última actualización: 7/agosto/2020 dentro de la categoría 2010 y 2011 - Un año y pico en bici en Rodadas.net, una página web sobre cicloturismo y viajes en bicicleta mantenida por Álvaro Martín y Alicia Urrea.

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Comentarios Hay comentarios de 19 intrépidos

  1. jofegaber dice:

    Excelente reflexión y excelente aviso a navegantes.

    Un fuerte abrazo.

  2. Oso dice:

    Es muy español el pensar que todo es siempre culpa de los demás. Enhorabuena por darle la vuelta al asunto y pensar: ¿qué estoy haciendo mal? Pensar en positivo es la clave para disfrutar de lo que hace uno y ser feliz.

    Un abrazo.

  3. narendra dice:

    Es curioso que mencionáis China y Vietnam, dos países con regímenes comunistas
    ¿Realmente es que piensan de otra manera? A mí me hablaron también muy mal de la gente de la antigua Yugoslavia.

    Bueno, sea como sea, mucho ánimo y paciencia oriental.

    Un abrazo desde Granada

  4. lluis dice:

    En España ha ocurrido mucho tiempo lo mismo con los turistas pero con el euro las cosas han cambiado y ya no se puede dar gato por liebre.
    Cuando en Marsala(Sicilia) querian cobrarme 70 euros por noche, a la pregunta ¿me ves con cara de viajar en un Ferrari? el precio bajó a 25. A la caña en vaso de plástico en chiringuito sin mesas ni sillas a 4 euros en Barcelona…¡te la bebes tú¡ Ramón, debajo de casa, cobra la caña a 1 euro.
    Me jode que me vean como un saco de dinero con cara de turista gil.Que pensar en positivo hacia uno mismo tampoco es malo.
    Los del Corte Inglés que se pongan las pilas o cada vez compraremos más en tiendas on line.
    Eso sí, mis respetos y agradecimiento al sinfín de personas honestas y de buen corazón que me ido encontrando…sin duda lo mejor de mis viajes.

  5. Andrés Gómez dice:

    Esto es la salsa de los viajes. En marruecos no se puede vivir sin regatear, es el deporte nacional, al igual que en china o vietnan. Lo malo es que nossotros ya estamos muy «modernisados» y no nos acordamos de este tema. Los que venimos del ambiente mas rural y mas autentico, sabemos el valor del regateo. Porque esto, a la postre es un valor.
    Es eso lo que digo, que estais aprendiendo mucho.
    Saludos
    Andrés

  6. Saúl Valladares dice:

    ¡Ah los tours! ¿Y que serian sin las contiendas con los comerciantes y los timos locales? ¿Quizas menos interesantes? Recuerdo mis visitas a Firenze, donde facilmente se embriaga uno de la belleza que se le olvida que la orden del gelato ya ha alcanzado los 12 euros, o del paseo por tren donde se distrae uno 10 segundos y la valija ha desaparecido cortesia del chico que sirve las bebidas. Pienso en Barcelona donde una sentada para disfrutar de conversacion y cafe en el Farggi nos costó el bolso con dinero, id, y anillo de bodas de mi querida esposa. La experiencia lo refresca a uno. Pero todavia soñamos ambos en volver por los pedacitos de corazón que dejamos alli.

  7. Yuki dice:

    Jopelines! qué estrés! aunque lo lleváis muy bien. Al menos pagáis menos de lo que os piden. Yo soy una nula regateando. Cuando fui a Túnez siempre decía que sí al precio que me daban. A veces ni compraba; me ponía nerviosa pq tenía el dilema de regatear y seguir las costumbres, o si al regatear era una «rica occidental tacanya».

    Además me timaron alguna que otra vez: por ejemplo, me vendieron «especias orientales» y luego resultó que era arena pintada de colores en unos saquitos, eso sí, bien monos 🙁

    También me vendieron la rosa del desierto y después vi que había un punyao de ellas tiradas por el suelo del desierto (válgase la redundancia), jejeje.

    Pero bueno. Aquí en Madrid a veces pasa. Hace unos meses fui con mi padre a una cafetería cerca de sol y el camarero necio empezó a decir el precio del café, de forma dubitativa cutre, en plan «1 euro 70, emmmm 1 euro 80, emmmmm 2 euros!!»

    Pa que veais 🙂

    Un abrazo muy grande y a disfrutar de la aventura!

    xxx

  8. narendra dice:

    Mi mujer y yo estuvimos en Marruecos y fue algo alucinante. Debe ser lo poco viajado que estoy. Unas sensaciones con la gente en la calle que no he vivido nunca. Nos dimos cuenta rapidamente de una cosa, lo que ellos quieren sentir es el respeto a su forma de vivir. Si te ponías en el pellejo de la gente de la calle, como si fueras uno más y para unos andaluces como nosotros eso es relativamente fácil en Marruecos, no en vano estuvieron aquí los musulmanes ocho siglos, mostrabas respeto, se notaba.

    Luego, sin querer enjuiciar otra forma de ver las cosas, pero era así, hay los que van de sobrados, intentantando marcar las diferencias con ellos, como si realmente los occidentales pudiéramos presumir de algo y eso la gente sencilla de esos países lo huele (afortunadamente).
    Pero si me pasa a mi aquí en Granada con los extranjeros que vienen, sobre todo los yankis, vienen dándonos lecciones y jode un montón.

  9. brei dice:

    De antemano decir que desconozco la realidad de aquel país.
    Ahora bien, meter en un mismo saco a toda una nación me parece exagerado. Los precios desorbitados a turistas existen en todos los paises sometidos a la pobreza. Mira el caso de Cuba. Existen dos tarifas, la cubana y la turística(muy elevada respecto a la cubana). ¿A alguien le has oido decir «odio a los cubanos»? Yo, desde luego, no.
    La distancia cultural creo que es muy grande. No hagamos de esa distancia una hostilidad. Acerquemos las culturas.

  10. PAdir dice:

    Pero esto pasa hoy en Día con lid taxistas en España que por un viaje te meten el doble si no eres de la ciudad.

  11. karramarro dice:

    De uno que no ha salido prácticamente de casa: chapeau por la actitud. Parece que lo más difícil de digerir no son las cuestas. De nuevo Kavafis :

    No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
    Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
    Sin ella, jamás habrías partido;
    mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
    Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
    Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
    sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

  12. buby dice:

    Regla básica:

    1º pregunta precio.

    tu no vas a monaco, comes y luego dices traeme la cuenta. ¿NO? pues en ASIA aunque sea más barato tampoco…

    como dicen…así aprendes…lo siento mucho!!! jejeje

    que tengais buen viaje..

  13. Jamepin dice:

    Muy buena reflexión final, chicos! Como decía Oso, lo más fácil habría sido echar toda la culpa a los demás. A mí me agobia un montón el regateo, las pocas veces que he estado en sitios donde era común.

    Me acuerdo mucho de nuestras experiencias en Marrakesh. Javier…? Javier Bardem!! …y Penélope Cruz!! hehehehe. Seguro que nada comparado con vuestras vivencias. Un beso!!

  14. Luisesunico dice:

    Alvaro Neil fué entrevistado en el programa «Españoles por el Mundo» y dijo: «Lo primero que hay que aprender en el idioma local es a preguntar cuanto cuesta y a responder que eso es mucho».

  15. isa dice:

    Hola. Bueno ya habeis aprendido otra lección. Pero si que es cansado lo de regatear, no estamos acostumbrados y es complicado.
    PACIENCIA que seguro que tienen buen fondo ejejjeje en alguna parte tienen buen fondo. Espero os vaya mejor a partir de ahora. buen viaje

  16. Ismael dice:

    Me viene a la memoria mi viaje a la India. Creyendo ser el único al que se le ocurriría observar los baños en el Ganjes al despuntar el día creí sugerente hacerlo en una barca remontando un tramo del río… para mi sorpresa aquello estaba plagado de turis como yo… tuve vergüenza; propia y ajena. Me imagino la postal en mi casa: en la iglesia de mi pueblo un elenco de chinos/as fotografiando a las feligreses/as mientras rezan el rosario… lamentable.
    Sin embargo, también recuerdo que alquilé una habitación por x rupias y cuando regresé con la mochila que había dejado en un bar para no acarrearla durante todo el día, esa misma habitación la habían realquilado por el doble, el hostal dijo que olvidaron que ya estaba reservada aunque los nuevos clientes, con quienes aclaré el entuerto y me confirmaron que de reserva nada de nada, se solidarizaron conmigo y todos cambiamos de hostal.

    En fin, que ni criminalizar ni victimizar a nadie aunque, a veces, como decía mi padre, “se te llevan los diablos”. Lo más efectivo, conocer los precios de antemano y pagarlo al momento. Yo, cuando pillaba buses, preguntaba a los que también esperaban cuánto costaba; lo preguntaba a varias personas, y cuando lo tenía claro, sin preguntar el precio al cobrador, se lo daba justo, como si desde siempre hubiera hecho ese trayecto… me costó varios días y mosqueos llegar a esa conclusión.

    Buen viaje y muchas gracias por compartirlo con nosotros/as.

  17. Fran(Arnáiz) dice:

    Ja,ja que gracia!!. En muchos de estos países una parte importante de sus ingresos vienen del turismo y quieren sacar algo. Es un error pensar que hay un tanto por ciento estable que hay que descontar, va variando. Y tampoco debe preocuparte mucho, debes regatear lo que creas, la primera fallarás más, las siguientes ya iras afinando un poco cuanto valen las cosas. Siempre vas a pagar (bastante)más, la tasa extranjera es inevitable.

    De todas formas los vietnamitas, cuando fuí yo si que me parecieron majos. Ahí tienen predilección por los gorditos, especialmente si tienen mucha tripa(estilo Buda feliz, es sinónimo allí de opulencia) y por los peludos (los asiaticos no tienen barba ni pelo en el pecho). Álvaro muestrales una gran tupida barba y si se ponen tontos te quitas la camiseta y a pecho lobo => eso es infalible.

    Fotos muy chulas, por cierto, menudo paseo que os estáis dando. Me viene a la cabeza una gran frase: «Si quieres ir rápido ve solo, si quieres llegar lejos ve acompañado». Lo vuestro no necesita interpretación, aplicación directa.

    ¡Salud!

  18. Jorge Pineda dice:

    Felicitaciones amigos, los he seguido desde hace algunas semanas ya que eh tratado de dar mis primeros pasos en esta actividad y e buscado todo tipo de información, he podido ver casi todos los artículos de su emocionante viaje y es muy gratificante ver que el ser humano puede lograr muchas cosas,como esta, el viajar por medio de un transporte que no causa ningún impacto a nuestro ecosistema,sigan adelante y mucha suerte

    Saludos desde Ecuador

  19. Alfredo dice:

    En Argentina hay peajes y entradas a Parques Nacionales con precios diferenciados para locales y turistas,¡Una Verguenza!, a pesar de ser argentino me indigna esta viveza. Quedamos como el culo por unas monedas.
    Un abrazo a todos.