Rodadas. Una comunidad de cicloturismo y viajes en bicicleta
Volver arriba

Vuelo sobre el glaciar
Hoy estamos de relax en Haines Junction, una pequeña ciudad en la confluencia de la carretera a Haines y la Alaskan Highway. Podríamos decir que nos hemos buscado una excusa mala para quedarnos hoy vagueando. No son las terribles agujetas que nos hacen movernos como si fuésemos marionetas dislocadas, no. Eso es totalmente accesorio. La excusa es que esta tarde hemos cogido una avioneta para sobrevolar el parque nacional de Kluane, la foto que veis aquí arriba.

Como los buscadores de oro

A finales del siglo XIX alguien encontró oro cerca de por aquel entonces un poblacho llamado Dawson City, muy al norte, en el curso del río Yukón. La voz se corrió hacia el sur y pronto una ola de buscadores de fortuna se dirigía hacia el norte desde todas partes de Estados Unidos, primero en barco y más tarde a pie, atravesando montañas nevadas y navegando por ríos llenos de mosquitos. El primer obstáculo de alguna relevancia en su camino era cordillera Costera, una muralla de picos permanentemente nevados que se eleva junto a toda la costa de Alaska y British Columbia. Para atravesar al otro lado los intrépidos mineros debían llegar a Skagway, el puerto de mar más cercano a Dawson city y trepar trabajosamente por las empinadas cuestas del paso Chilkoot arrastrando los archiperres necesarios para su aventura junto con comida para sobrevivir al otro lado. Si no portaban suficiente harina, azúcar y judias les hacían dar la vuelta después tras haber conquistado el paso, que solo tiene 880 metros pero que no es ninguna broma. Una vez superada la montaña seguían a pie hasta una serie de lagos interconectados donde construían sus propias barcas de madera. Con ellas atravesaban los lagos hasta llegar al río Yukon y desde allí navegar unos 2000 kms durante tres semanas para llegar a los campos de oro. Toda una odisea.

Nuestra ruta es bastante menos exigente que la de los mineros de la fiebre del oro. Entre otras cosas nosotros tenemos carreteras, poblaciones de vez en cuando y además espray antibichos.

De Whitehorse nos vamos con el subidón del partido de fútbol, aunque pronto tenemos un golpe de realidad. Tras casi una semana en el dique seco nuestras piernas se quejan un poco con el movimiento. El viento en contra tampoco ayuda demasiado. Hacemos 50 kms y paramos en una estacción de tren abandonada a poner la tienda. Lo que en España sería un edificio en ruinas que un vecino a aprovechado como granero aquí es un «edificio histórico en ruinas» que tiene carteles explicativos y está protegido por parte de las autoridades. En la estación vemos por primera vez las simpáticas ardillas árticas de tierra (seguro que es una mala traducción), que suponemos en invierno son blancas. Ahora en verano cuesta distinguirlas de la tierra.

CIMG1017

Por la mañana recogemos rápido para aprovechar las primeras horas del día en las que el viento es más calmado. Empezamos a adentrarnos en las montañas y a la hora de comer hemos llegado a los lagos que los mineros atravesaron en sus barcas improvisadas. El espectáculo es verdaderamente impresionante y el sol brilla en el cielo pero a estas alturas ya estamos en plena batalla campal con el vendaval. Cerca de las 7 paramos en un campamento de pescadores que está vacío. Ponemos la tienda, nos hacemos la cena, un buen fuego y calentamos agua para refregarnos un poco.

CIMG1048

Cuando nos depertamos solo se ve la mitad inferior de las montañas, y a pesar de ser muy temprano el viento sopla con furia. Nos queda un día duro de subida hasta el paso. El paisaje es cada vez más espectacular, con lagos de colores cambiantes, la flora de la tundra a nuestro alrededor y una carretera tranquila por la que solo pasan de vez en cuando autobuses de turistas que salen directamente de los cruceros atracados en Skagway.

La cima del puerto está cubierta de niebla y durante un par de kms avanzamos con mucho cuidado en el arcén pensando en la cantidad de capones que nos llevaríamos si nuestras madres se enteraran de esto. Superada la niebla estamos abrigándonos para la bajada cuando aparece un minibús que arrastra un trailer lleno de bicicletas. Paran a nuestro lado y empiezan a descargar turistas en camisas de flores y velocípedos, por ese orden. Mientras explican a los turistas como ponerse el casco charlamos un rato con ellos. En realidad la suya es una idea bastante buena. Suben a la gente hasta la parte de arriba de la montaña y les dejan bajar por un puerto precioso a toda velocidad con algunas paradas para explicarles la historia del lugar. Si yo estuviera en un crucero, seguro que cogía esa excursión.

CIMG1096

Skagway es una ciudad-decorado pero muy bien conseguida. Se conservan todos los edificios de la época de la fiebre del oro, ahora pintados de colores brillantes y transformadas en tiendas de lujo: joyas, prendas de piel, comida de gourmet. Todos los regalos que un crucerista pueda querer llevar a casa. El día que pasamos allí hay cuatro barcos atracados en la ciudad, lo cual significa que durante un rato su población pasa de 800 a 6800. Nosotros paseamos, comemos algo, hablamos con la familia via Skype y cogemos el catamarán de las 4 a Haines, un sitio mucho más tranquilo donde pasaremos la siguiente noche.

Cuando subimos la cuesta hacia el albergue los cambios de Lola (la bici de Alicia), empiezan a bailar la conga de nuevo. «Cambias demasiado bruscamente» dice Álvaro. «No cambio bruscamente», dice Alicia. La discusión se salda el día siguiente con una visita a la tienda de bicis, donde a Lola le hacen una revisión completa.

CIMG1108

De nuevo al norte

Con los cambios de Lola tan finos como un reloj suizo salimos otra vez a la carretera de nuevo hacia el norte. La primera parte del camino hasta Haines Junction transcurre junto a un fiordo, por una carretera sin desnivel con montañas nevadas a nuestro alrededor. Llevamos 20 kms recorridos cuando la bici de Álvaro decide que ha llegado el momento de que le prestemos un poco de atención. Primero un ruidito insistente que acaba por provocar un cambio de cadena. Después un estallido en la rueda trasera. Paramos y… no nos lo podemos creer: acabamos de reventar nuestra segunda cubierta. Parece que nuestras cubiertas son de un lote defectuoso. Suerte que habíamos comprado un recambio en Whitehorse. Resignados sustituimos a cubierta y continuamos avanzando.

CIMG1114

Esa noche dormimos en Mosquito Lake, que hace sin duda honor a su nombre. Por la mañana comenzamos la ascensión más seria hasta el puerto de montaña. Aunque la pendiente es bastante llevadera, la carretera no tiene una sola curva, con lo que no hay posibilidad ni del más mínimo descanso. Llegamos al puerto a las 6.30 de la tarde con las fuerzas un poco justas así que avanzamos un poco más hasta un área de descanso donde hay un coche aparcado y allí plantamos la tienda.

Por la mañana no hemos avanzado ni dos kms cuando vemos una cabañita a la izquierda de la carretera. Nos acercamos a investigar y de su interior dos ciclistas que están rebañando un plato de cereales. Charlamos un rato sobre nuestros respectivos planes y nos enteramos que la cabañita es un refugio para esquiadores que está abierta durante todo el año. Solo tienes que dejarla tal y como la encontraste. Ojalá hubiésemos seguidos dos kms más anoche, pensamos, aunque claro, entonces la cabañita habría tenido un problema de desbordamiento de pila.

CIMG1144

Animados por el buen tiempo que parece haber venido para quedarse pedaleamos la cuesta abajo y subsiguientes cuestas arriba con deleite y un ligero viento a favor. Cuando llevamos 20 kms de carretera encontramos otra cabañita. Entramos a verla en su cuaderno de bitácora vemos la dedicatoria de unos viejos conocidos… Natxo e Idoia están viajando en bicicleta en dirección contraria y a pesar de que hemos intercambiado algunos emails no nos hemos podido encontrar 🙁 A pesar de todo parece que nuestros caminos se entrelazan.

CIMG1153

Seguimos pedaleando lentamente por la tarde encontrándonos eventualmente con algún otro ciclista que igual que nosotros recorre este camino del norte. Les vamos dirigiendo a las cabañitas para que tengan una noche caliente. Cuando llega nuestra hora de acampar estamos cerca de un pueblo indio así que decidimos acercarnos a preguntar si podemos acampar. Nos han dicho que en esta zona los osos no son ninguna broma.

Cuando estamos poniendo la tienda se nos acerca una señora y nos dice que ni lo pensemos, que ahí no es una buena idea que acampemos. «Es el primer fin de semana que hace buen tiempo y todo el mundo ha venido desde Whitehorse. Va a haber mucho ruido y mucha gente pasando, mejor acampad en mi parcela, que es mucho más tranquila». Nos lleva al lugar donde está construyendo su casa y nos dice que montemos el chiringuito en el interior de la cabaña, que ya está terminada pero todavía no tiene nada en su interior. Después, nos lleva con su familia donde nos cepillamos los restos de su comida, comemos salmón ahumado en la casa y bebemos cerveza. La velada acaba con Álvaro hablando con los hombres y Alicia jugando a las cartas con las mujeres y los niños. Barb le cuenta a sus sobrinos que venimos de otro país y hablamos otro idioma y los niños, que no se pueden imaginar que exista otra cosa, empiezan a preguntar cómo se dice esto o aquello en español. Las primeras palabras que les interesan son «oso, garras afiladas, alce, salmón, pescar, agua, abuelo, tío, hermano…»

Con las panzas y el corazón lleno, la siguiente mañana salimos dispuestos a llegar a Kathleen Lake antes de comer. La idea es recorrer los 37 kms, montar la tienda en la zona de acampada y hacer la marcha hasta el King’s Throne, un trekking de unas cuatro horas de duración. Cuando empezamos son casi las cuatro de la tarde. Le hemos comentado nuestros planes a dos de los vecinos del camping para que estén al tanto y manden a la policía montada a buscarnos en caso de que no volvamos a una hora razonable.

King's Throne - A mitad de la subida

La marcha es increible, y las vistas impresionantes. Nos sentimos verdaderos alpinistas. A la vuelta nos ponemos a fantasear con una cerveza fría. Llegamos al camping y vamos a comentarle nuestro regreso a los vecinos. «Vaya, no os esperábamos tan rápido» nos dicen mientras nos sacan… ¡¡una cerveza!! 🙂 Hemos hecho la marcha en 3 horas y media, pero nos vamos a estar acordando de esto durante bastante tiempo.

Tras la cerveza nos vamos a cenar algo a nuestra tienda y se acerca la otra pareja de vecinos a la que le habíamos comentado los planes. Nos invitan a una bebida y a asar nubes en su lumbre. «Viva la hospitalidad canadiense!», pensamos.

Nos quedan solo 25 kms hasta Haines Junction, así que nos tomamos el día con calma. El resto de la historia ya la sabéis. Día de relax, de lavar ropa, mirar el internech, pasar por correos, llamar por teléfono, movernos como tortugas reumáticas a causa de las agujetas y… volar avionetas 😀

Vuelo sobre el glaciar

Vuelo sobre el glaciar

PD. Estas son solo las fotos de la cámara de Alicia. Cuando tengamos tiempo subimos las de la cámara de Álvaro… Os van a encantar

Este artículo fue publicado el 21/julio/2010. Última actualización: 7/agosto/2020 dentro de la categoría 2010 y 2011 - Un año y pico en bici en Rodadas.net, una página web sobre cicloturismo y viajes en bicicleta mantenida por Álvaro Martín y Alicia Urrea.

El artículo está sujeto a una licencia Creative Commons 3.0. Es decir, puedes distribuirlo y adaptarlo SIEMPRE que nos cites (más concretamente, cites al autor y enlaces a la dirección permanente del artículo); no lo uses con fines comerciales o en publicaciones comerciales; y el resultado de tu trabajo también esté bajo una licencia de Creative Commons

Siempre puedes volver encontrar este artículo en: https://www.rodadas.net/blog/cuadernos/vuelta-al-mundo-cicloviajes/entre-montanas/

Comentarios Hay comentarios de 22 intrépidos

  1. jofegaber dice:

    Nunca habia estado tan cerca del cielo como ahora….

    Gracias!!!!! mil gracias!!!!

  2. FRASER dice:

    Qué impresionante,estoy disfrutando el viaje casi como si estuviera allí pero sin cansarme .Ánimo seguir así Saludos y feliz rodada

  3. rommi dice:

    espectacular viaje, saludos

  4. rul dice:

    Dejarnos algo para los que vamos en camino.

    Un besazo y mucho animo

  5. Jesusangel dice:

    Muy buenas pareja, aquí estamos desde La Mancha siguiendo y disfrutando vuestras aventuras, espero que todo os vaya igual de bien que hasta ahora (menos el problema con las cubiertas).Las fotos preciosas. Besosss y abrazoss

  6. javi dice:

    Hola Amigos!

    Im-presionante… como diría Jesulin.je,je.
    A seguir disfrutando y muchas gracias por compartir vuestro viaje.
    Por Madrid no os estais perdiendo nada nuevo, lo de todos los veranos; calor y huelga en cubuierta de los controladores aereos.
    Abrazos.!

  7. luisesunico dice:

    Hola, como disfruto desde mi mesa en el trabajo de vuestras locas aventuras. Los paisajes muy refrescantes. Desde esa avioneta los glaciares se ven más benévolos.

    Mucha fuerza ¡¡¡

  8. slow dice:

    Que suerte la mia… estaba de viaje, salí el 1 de Junio, que desgracia la mia, me estaba perdiendo este maravilloso viaje, que suerte la mia estoy recuperando este maravilloso viaje

    Gracias por compartir!!!!

    soplo y resoplo hacia donde estasi, pero en la direccion de vuestra andadura pero por ahora no consigo vencer a ese viento dominante.

    dejarme y ya vereis

  9. Ramon dice:

    Lo confieso, soy un adicto a vuestro relato. La narración es espléndida y te sientes trasnportado a otras tierras, sufro con el viento en contra y disfruto de las vistas en vuestra compañía y además me divierto un montón con las anécdotas del viaje y los viajeros. Solo hay un pequeño inconveniente, ¡porqué mal fario no estoy subido en una bici en Alaska!.

    ¡Suerte y fuerza para seguir dándole al pedal!

  10. titofero dice:

    HOLA. HOLA.
    BESOS. BESOS.
    Creo que las madres solo se ponen pesadas y dan capones, antes de hacer las cosas, que ellas piensan que son peligrosa, o si, alguna de las cosas peligrosas ha salido mal. Si la cosa peligrosa ha salido bien, es que no era tan peligrosa o es que mis hijos son MU listos.
    mas besos. eltitofero

  11. Vane dice:

    Pareja, qué generosos estais siendo en vuestras crónicas… me alegro que también los que os encontrais por el camino lo estén siendo con vosotros!! Vivan l@s hadas madrin@s!

    Me gusta leeros. Y que estés bien, disfrutándolo y con buen ánimo.

    Un abrazo fuerte.

  12. Txibi dice:

    A seguir gozandola y que la salud y la suerte sean con vosotros. Este verano está siendo movidito en lo ciclístico para mí, pero a una escala más local, igual de plena en sensaciones que siempre. Una pregunta, ¿lleváis portatil?

  13. beapies dice:

    hoy por fin he tenido un huequito pra leer vuestras crónicas y estoy absolutamente flipada y muerta de la envidia
    animo chicos, qué grandes sois
    besin

  14. josemanuel dice:

    Hola pareja, la verdad es que leeros es un verdadero placer, como siempre lo transmitís de una forma que parece que estemos allí con vosotros. Las fotos son una gozada. Mucha suerte y a seguir disfrutando. Besos y abrazos.

  15. Pepe_Jimenez dice:

    Hola amigos, perdonad que no haya escrito antes, no tengo perdón, os leo desde el primer día pero por aquello del tiempo no os he escrito, me dais una envidia muy grande y lo siento pero no es una envidia sana sino de la mala.
    Compañeros seguid así disfrutando e id con precaución.
    Un abrazo de corazón.

  16. Álvaro dice:

    Qué gozada de relatos. Mucho ánimo fenómenos. Como sigáis contando cosas tan interesantes voy a encontrar muy difícil no plantar las alforjas en la bici e imitaros y salir pedaleando a conocer mundo.
    Un abrazo y seguid inspirándonos.

  17. luisesunico dice:

    ¿Os habeis fijado en el taller del mecanico de bicis? Tiene dos pedazos de biblias de reparación en el lado dcho. Uno es de color amarillo y otro negro. Son estos:

    http://www.sutherlandsbicycle.com/SBSAbook_CD.html

  18. boqueron dice:

    Sin palabras…sólo leer y mirar..Besos a los dos!

  19. Anónimo dice:

    Que fiplada de viaje y de Fotos. Saludos

  20. isa dice:

    La anterior soy yo.

  21. jcp dice:

    Cada vez que leo y veo sobre vuestro viaje la verdad es que me entran ganas de liarme la manta a la cabeza :-).

    Mucho animo y energia.

  22. polyciclo dice:

    Me encanta leer la cronica de vuestros viajes, y la generosa aportación de fotos que nos ofreceis, indudablemnte todos estos envidiables y amenos relatos van a ser necesario que los recopileis en un contundente libro, a vuestro regreso, pues a todos nos parecen fascinantes y vitales vuestras vivencias del dia a dia, y la cantidad de gente amable, simpatica y pintoresca con las que os estais encontrando, es por ello por lo que os suguiero que recabeis todo tipo de anecdotas, fechas y datos posibles, pues sin lugar a dudas sera un material muy valioso, que merecera ser mostrado, para la admiración de todo el apasionado mundo de los cicloviajeros.
    ¡¡ bravo, por vuestra bella y singular proeza que a todos nos entusiasma ¡¡