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La cárcel de los privilegiados

Por Alicia Urrea

 

Una foto de Eric Willy

Una foto de Eric Willy

Un texto de Ángel Pasos

 

Camino junto a mi bicicleta por un barrio residencial. Observo las casas: en una de ellas, entre los árboles, sobresale un ventanal inmenso.

-¡Qué sitio para escribir! –pienso.

Mientras paseo, imagino como serán las vidas de sus propietarios, sus anhelos, sus problemas, tan diferentes –seguro-, de los míos. Imagino también, como sería la vida de la gente que quiero si yo pudiera darles una casa de éstas, con grifos de verdad, de esos que no gotean, con ventanas que cierran y no dejan pasar el aire, y una calefacción capaz de dar calor en los días más fríos del invierno; y sobre todo, darles esa tranquilidad que da el saber que cuando algo se rompe, no se ha acabado el mundo.

Camino absorto en estos pensamientos cuando un coche patrulla se acerca y para a mi lado. Dos policías bajan de él y uno me dice:

-¿Qué hace usted aquí?

Miro al suelo, y respondo:

-Paseo a mi perro.

Los dos policías buscan al perro con la mirada.

-¿Dónde está el perro? –dice uno de ellos.

-Ahí junto a la puerta –respondo señalando la puerta de uno de los chalets.

Los policías se miran uno al otro: no hay ningún perro.

-Usted no puede estar aquí: esto es una urbanización privada.

Los policías me observan.

-¿Me permite su carnet de identidad?

Busco en mis bolsillos y saco el documento. Es lo único que llevo encima.

Vive en el otro extremo de la ciudad –dice el policía más joven.

El policía mira la foto y luego me mira a mí.

-Aquí no puede estar. Tendrá que acompañarnos.

-Sin mi bici y mi perro no voy a ningún lado –respondo.

Los policías se miran y uno de ellos mira el reloj y esboza un gesto de fastidio.

-Vaya delante, nosotros le acompañaremos a la salida.

Subo en mi bicicleta y avanzo lentamente calle abajo. A un lado y otro, casas vacías, tristes. Todas tienen disimuladas, entre setos y plantas trepadoras, vallas muy altas, alarmas, rejas, cámaras de seguridad y alambradas de pinchos, de esas que se utilizan para que la pobreza no pueda traspasar fronteras y enturbiar el aspecto impecable del mundo de los poderosos.

Nadie parece vivir en estas casas. Todo en este lugar parece muerto; sólo rompe el silencio el ruido del motor del coche patrulla que nos sigue.

-¡Orco! ¡Vamos, amigo! –exclamo-. Y ante los ojos burlones de los dos policías, Orco, el perro que sólo existe en mi imaginación, corre a mi lado, gordote y alegre, con su pesado corpachón de color negro y sus ojos brillantes.

-¿Sabes, amiga bicicleta? –digo bajito-: salimos de la cárcel de los privilegiados.

 

Espero que hayan disfrutado con este relato y también esperamos que disfruten un estupendo fin de semana. ¡Nosotros nos vamos a Barcelona a recoger nuestras bicis nuevas!

Este artículo fue publicado el 29/mayo/2009. Última actualización: 7/agosto/2020 dentro de la categoría Inspiración en Rodadas.net, una página web sobre cicloturismo y viajes en bicicleta mantenida por Álvaro Martín y Alicia Urrea.

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Siempre puedes volver encontrar este artículo en: https://www.rodadas.net/blog/inspiracion/la-carcel-de-los-privilegiados/

Comentarios Hay comentarios de 8 intrépidos

  1. coocker dice:

    mmm bicis nuevas, ya contareis q tal, mola la historia, me gusta xq narra lo tipico de los q viven en sitios asi, tanta vigilancia para vivir encerrados, x eso haciendo marchas x tu cuenta realmente valoras lo bueno de la sencillez

  2. slow dice:

    Hombre!!! eso se avisa con algo más de tiempo…. me vais a dejar sin la oportunidad de conocernos en persona?

    J________r, mandarme un privado… necesitais algo?

    El relato:

    Hoy justamente enseñaba algo de mi interior, en eso, en lo que enseñaba, relataba algo que hace tyiempo descubrí: las multiples defensas que la sociedad en la que vivimos, nos obliga a montar, para continuamente defendernos….

    Defendernos de qué o de quien? de todos y de todo parece ser la respuesta… el viajar a veces nos permite ser libres… una oportunidad única que no soo no hay que dejar de aprovechar….

    La imaginación… la capacidad de sorprendernos a nosotros mismos con una ocurrencia, con una idea, con un concepto… no tiene límites y nosotros continuamente en nuestro quehacer diario solemos despreciar, limitar, esconder…

  3. Alejandro dice:

    Hermoso y real análisis de este tipo de gente, enfermos bipolares, huérfanos de paz y conciencia placentera. Conozco varios casos. Han perdido el placer del buen vivir. Sus tormentos mentales, miendos, pánico, mentiras y rapiña, les aísla de las cosas simples de la vida. Son suceptibles al dolor de experimentar el desamor, jamás nadie los amó en serio. Son como aquellos espasmos sexuales comprados. Pobre gente. La gente de los barrios privados, privados de la vida.
    desde el fin del mundo, en la patagonia Argentina.
    Alejandro.-

  4. Alex dice:

    Pues sí, coincido con Slow, de que eso se avisa. Si lo hubierais dicho con antelación unos cuantos fanes de rodadas os daríamos la merecida bienvenida a esta alucinante ciudad.

    ¿Que bicis os habéis pillado y donde? ¡cuanta curiosidad! no os hagais de rogar eh con aquello de «estamos redactando un post» y soltar prenda.

    Que lo paséis muy bien por aquí y no haya ningún contratiempo con la recogida de vuestras nuevas cletas.

    Alex B.

    • Alex dice:

      jejeje…. me he puesto a rebuscar en el foro y he comprobado que ya lo dijisteis… esta visto que no se puede estar en todo. : D

  5. Antonio dice:

    Suelo privado protegido por fuerzas del estado. Acompañándonos a la salida de algo que es de todos. Manía de poner rejas al campo. Seguro que te vio algún vecino y pensó que estabas pensando quitarle un geranio de los miles que pudiera tener.

    Cuanto más dinero más pensamientos psicóticos.

  6. maikel dice:

    primero, flipo con vuestras bicis.

    antes de hablar de vuestras bicis me atreveria a hacer un comentario sobre el articulo de viajar con niños.

    yo no tengo niños ni la experiencia de andar con ellos , pero me atreveria a decir que andaqndo con niños el dia perfecto seria el que tu te quedes con muchas ganas de andar en bici, eso supondra que eloos se lo han pasado estupendo sin esfuerzo excesivo.

    si tu notas cansacio ellos provablemente te habran seguido pero estaran muy fatigados
    .

    y ya respecto a vuestras bicis……me encantan , yo quiero una igual..se puede hablar con spai bici para adquirir unas similares, aunque quiza deberiais pedirles a las sgaes derechos de autor
    jejejej
    un saludo

  7. Avo dice:

    Hola maikel, muchas gracias por los cumplidos. Por supuesto que puedes hablar con espai bici, son muy majos, ya lo verás.

    Un saludo.