Sargantana, a través de mis siete viajes por tierras italianas, seis de ellos en bici, surgió la fascinación por los paisajes y gentes que fui descubriendo, Ello me impulsó a aprender la lengua italiana y con ello descubrir su música, (más allá de Raffaella Carrà y otros más modernos y comerciales) y también su cultura, su historia, su actualidad.
Viajar más allà de tu propia realidad cotidiana te permite descubrir entre otras cosas, tu ignorancia y limitaciones pero también realidades distintas y apasionantes. La falta de dominio de la lengua me limitaba ese acceso a las gentes y por ello y movido por la curiosidad me puse manos a la obra y en ello estoy. Conocer una lengua es como abrir una puerta tras la cual hay millones personas con las que te puedes comunicar: es algo maravilloso. Creo que los poderes públicos deberían velar para que las personas que estan en edad de formación, o sea TODAS, tuvieran un acceso fácil al aprendizaje de idiomas. El ministro Wert, ése tan simpático el chaval, cree todo lo contrario y el curso próximo habrá que pagar un 55% más del importe total de los cursos en las escuelas oficiales de idiomas.
Viajar en bici es cuidar nuestra salud, nuestro sistema cardio-vascular. Es también conocer, disfrutar del placer de aprender y quizá engañar al destino si éste nos reserva el paso por la terrible enfermedad del "desaprendizaje " que supone el Alzheimer.
Y ningún idioma mejor para decir que la vida es bella, nadie mejor que Roberto Begnini, actor en el film de "La vida es bella" y aquí la prueba, aunque sea en una canción un tanto tontorrona pero llena de optimismo, que bien hace falta.