Aunque duró poco la felicidad. Saliendo de Maderuelo, la pata de cabra cada vez se me movía más, y estaba perdiendo la paciencia, ya que al ponerla, el peso de la bici era demasiado y vencía al suelo por su peso.
Me tenía quemado ya la pata de Cabra. Intenté quitarla con una herramienta que llevaba, y allí se quedó, tirada, ni reciclar ni nada! Pensaba, empezamos bien el viaje, ayer con los forestales, y hoy con una primera avería.
Si me dijeran aquel segundo día, que iba a tener un viajecito algo movidito, no me lo hubiera creído, pero sí que fueron algunos días molestos.
Bueno, después de dejar tirada allí la dichosa pata , crucé un bonito puente que cruzaba el Embalse de Linares. La idea era darme un primer baño en el, pero la escasez de agua, me hizo cambiar de idea, y seguí camino por un terreno algo quebrado.
Embalse de Linares y Maderuelo al fondo
Era hora de parar a comer. En un camino monté la mesa y la cama... la tela multiusos hizo de las dos. Primero un bocata, y luego un descanso tumbado a la sombra.
Descansando
¡Que placer, que descanso... que me voy, que se pasa el tiempo, y tengo que hacer camino!
Límite Provincia de Burgos
Con el calor apretando, seguía la ruta hasta llegar a Santa Cruz de la Salceda. En un banco, volví a descansar, y se hizo uso del teléfono para hablar con un familiar muy querido. La vida da cambios bruscos, y necesitábamos compañía mutuamente. Un par de meses antes del viaje, nos dejó una gran persona familiar, muy querida por ambos. Recuerdos, tristezas, de gente tan buena que ya no estará jamás, por eso este viaje estaba muy destinado a recordar a los seres queridos que ya no están o que siguen aún.
Concretando el punto exacto para el encuentro familiar, se terminó la llamada para seguir rodando por terrenos ondulados.
Siguiente pueblo, Vadocondes. Tenía la intención de sellar la credencial, que no lo había realizado aún, y me acerqué a la iglesia.
Estaba cerrada. Me acerque a un bar donde pregunté por el Párroco. La chica de la barra, me indicó que estaba dentro del local, y hablando con él, se ofreció a ir él a su casa para poner el sello en la credencial... Todo un detalle del hombre.
Mientras tanto, en la espera, tomé una Coca-Cola mientras charlaba con la chica que atendía la barra. Algunas simpáticas palabras intercambiadas de bicis y viajes, hasta que viniera el párroco con el sellado puesto. No faltó una compra en el bar de Lotería de Navidad, ya puestos, cerrar la visita completa.
Con las despedidas, seguí pedaleando por una arboleda muy chula para pernoctar, pero no era hora, quedaban algunas horas más de luz aún. Se siguió el itinerario pasando varios pueblos hasta llegar a Caleruega. Interesante pueblo con un grande Monasterio en él.
Monasterio de Caleruega
Se hizo una compra en una tienda de alimentación, con el refresco de dos litros entre otras cosas. Además, el llenado de las tres botellas de agua de litro y medio en una fuente para el aseo final. Vamos, que 7 kilos añadidos a los 44 llevados de bici más alforjas, hacían daño realmente. La burra, notaba Yo que se quejaba... mucho peso movido. Menos mal que serían unos 5 kilómetros hasta encontrar un lugar apropiado para pasar la noche. Y se encontró. Estaba retirado de la carretera, pero tuve que hacer de sherpa y portear para acoplarme en una pequeña explanada llana.
Allí, instalé la tienda, y me dispuse a hacer una fideuá en el hornillo. Estaba disfrutando a lo grande de ese momento, ya que por fín, al tercer viaje, conseguí hacer lo que se dice, Autosuficiencia total, por lo menos la mía.
Segunda pernocta, con cena de hornillo incluida
El trío de la acampada nunca realizada antes... Hornillo por la tarde-Pernocta de Tienda-y ducha natural. Siempre, las noches eran normalmente de cenar bocadillos o platos preparados, ya que no llevaba tiempo apenas eso de comer así. Esta primera vez, usé el campingaz para cenar a lo grande, un buen cazo de pasta hasta arriba.
Tienda montada y cena a fuego lento
Curiosidades y anécdotas:
* Cuando bajé el Puerto de Somosierra, y luego incorporarse a la N-110 dirección Riaza, en una glorieta pasó algo. Un conductor con una furgoneta, freno al verme dentro de esta glorieta, y al cambiar de marcha, se dejó media palanca de cambios. Sonó de una manera aquello, que de forma graciosa, me eché la mano a la cabeza, diciendo entre mí... Vaya tela! En conductor y su acompañante, al verme mi gesto, se echaron a reír... Que brutos, joder.
* En Caleruega, acabando la jornada le dije a un señor que si me podía hacer una foto.
Este hombre algo mayor, no tuvo mayor gesto, que arrimarse la cámara de fotos, de estas que utilizamos habitualmente a la cara. Se ponía la pantalla en el ojo para hacer la foto. Claro, al verle... pero hombre no, no se arrime la cámara, déle al botón solo. Al final, tan torpe el señor, le dije, anda déjelo que será mejor... Estas cosas tan modernas.