...roca...
&tarr; PUBLICIDAD (lo que paga la factura)
...roca...
...y agua.
Incluso el hormigón puede verse bonito en ocasiones,
sobre todo cuando ve mi casco y le confiesa solemne: "¡Soy tu padre!"
Entrañable e inesperado reencuentro del casco y el puente.
Si fuese el casco haría así:
Pues viendo el espectro reflectante de la bici por la noche ando pensando que igual no es mala idea que sea bien visible porque a ver quien se atreve a acercarse a una bici con tanto reflectante pienso que da un poco yuyu jejejje y en el supuesto que te la robaran seria muy facil seguirle el rastro.
Y pensaba yo que esto era algún error del foro ! Algo como 'Error 404 (aquí no hay nada que ver)' o algo así.
[Me he tronchado de risas al leer tus elucubraciones, Rafa, je jeje . Eso sí, me he tronchado sin tronchacadenas, ya que de nuevo me lo volví a dejar en casa :( Por cierto, Taffer, si vas a por palomitas, llévate uno contigo... que nunca se puede saber !! Trisqui, te da yuyu mi bici-ovni?? Es verdad que no se puede robar: está conectada permanentemente con el servicio de localización Gps del platillo matriz! Slow, Agustin, Anboto, acaso sabeis algo del DJ Pau-i-amor?? Se ha ido de puente? Le he pedido que me pinchara dos canciones, y no me las ha puesto. Preguntadle si eso a Vicent, que igual sabe algo]
Llegando a Sunbilla este huerto planificado tan geométricamente me llama la atención. La 'hoja' cultivada está preparada con bancales elevados; ¿tendrá que ver ese sistema con la humedad del lugar? Tendré que investigar.
También estos dos edificios de arquitectura bipartidista:
"Tú córtate todos los troncos que quieras, señor aizkolari, pero como me partas el cuadro o pinches una rueda, ¡me cabreo!"
"Bueno, ¿sabes qué?: no me fio ni un pelo de ti ni de tu hacha. Pues me voy hacia ese banco a gozar del río y de esa imagen pintoresca. Tú sigue, sigue cortando. No te preocupes por mí. ¡Que si paras luego pierdes la apuesta!"
A los pocos kilómetros llego a Doneztebe. Es curioso el contraste después de estar pedaleando por la vía verde, sin apenas cruzarme con gente. Entrar en el pueblo es como adentrarse de nuevo en la civilización. Me aprovisiono de un paquete de latas de atún, una barra de pan y un brick de leche. Acababa de dejar la bici sin atar fuera, y no es muy común en mí. Por precaución siempre la ato y no sé qué me está pasando que estoy y me siento despreocupado.
Unas cuantas vueltas callejeando y retomo la vía verde del Bidasoa, marcada en los paneles como Eurovélo 1.
Pero antes de dejar Doneztebe tres casas y una balconada de madera me inspiran para sacar una foto. La foto no es gran cosa. Aun y todo, valdrá para el recuerdo:
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LAS AUTORIDADES ADVIERTEN: JUGUETEAR CON EL MÓVIL, LA CÁMARA DE FOTOS O EL GPS MIENTRAS SE CONDUCE UNA BICICLETA, PUEDE ACARREAR ACCIDENTES CON GRAVES CONSECUENCIAS. RECUÉRDELO.
El granero y ella. Ella y el granero.
Mientras tanto, en frente, hay un stand demostrativo de una nueva tecnología de vanguardia:
el "Ultrafast-Drying-Technology System":
oreja dice:
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LAS AUTORIDADES ADVIERTEN: JUGUETEAR CON EL MÓVIL, LA CÁMARA DE FOTOS O EL GPS MIENTRAS SE CONDUCE UNA BICICLETA, PUEDE ACARREAR ACCIDENTES CON GRAVES CONSECUENCIAS. RECUÉRDELO.
Peligrosos esos "bolardos", -que estan para impedir el acceso a vehiculos a motor no autorizados-, pero que , (y mas aun cuando no estan ni siquiera señalizados ),- pueden ocasionar un muy grave accidente a una bici
(casi se "come·uno, el compañero Tomas Go, en la via verde del Tajuña., por mi culpa, hace unos dias........
Oreja, yo no se donde está Pau i Amor ni porque no te pincha la música que le pediste, pero me imagino que se habrá ido a L'Escala o Cadaqués y hacer fotos a sus paisajes para compararlos con los de tu tierra y debe andar la cosa ahi ahi.
[Ah, ah, entiendo. Sí, sí, es verdad; a lo mejor la habrá salido algún bolo por ahí! Le esperaremos, le esperaremos...]
Uno más desde la última fila.
La fealdad vuelve a ser algo relativo:
Y es justo por la central que se pierde el rastro de la vía verde.
Qué bonito fue salir de ruta con el itinerario medio apuntado en papel, unas hojas arrancadas al atlas de carreteras que a veces valían y otras no, y que justo terminaban en una esquina que no dejaba leer las poblaciones ni ubicarme.
Eso le dio vidilla y me obligó a pedir información, a preguntar, a acercarme a los demás. Todos los encuentros del viaje fueron fenomenales y significativos. Eso de que las cosas fluyesen me alegró.
Si alguien me dijo que era imposible ir por donde quería ir, le escuché, pero escuché más mis ganas de aventura.
En esta crónica no hay fotos mías, no hay selfies, ni de las personas con las que me he encontrado. De los encuentros esos, me queda el gozo mismo del arte del encuentro con los lugareños que me encontraba o buscaba a pie de calle o entre montañas.
¿Por dónde iba?
Ah, sí, cuando me pierdo y explorando vuelvo a poder pedalear siempre enfilando el valle del Baztan.
Una vez que reencuentro el camino, en un par de curvas me encuentro con gran palacio plantado en medio de la nada y sobre el río.
Hay que ver cómo tallaban la madera y cómo se esmeraban en el pasado:
Ese saliente del tejado, medida XL y bello, no sé ni cómo inmortalizarlo.
El antiguo puente de piedra, empinado, adoquinado, también es lindo. Me lleva a una verja. Baja, pero de forja; rural pero urbana. Señorío de Bertiz pone en una hoja. No entiendo si es propiedad privada, pero según veo, esa verja abre otro mundo. Levanto el cierre y abro el pestillo. Ya estoy dentro: un panel me dice efectivamente que estoy entrando en el parque natural del señorío de Bertiz. Es una entrada secundaria, como si fuera por la puerta de atrás. El panel me lía y desubica.
Una chica sale de un coche, se despide de sus amigos
y entra también ella por la verja.
En medio de tanta naturaleza edénica noto un estremecimiento. Tengo un flechazo por la chica. Su andar majo y desenvuelto me encanta; su rostro y la mirada limpia en sus ojos grandes. Una bella y simpática presencia. En el momento en el que se me acerca lucho por contenerme. Sería fuera de lugar entrarle así como así de repente en este sitio tan aislado. Quiero preguntarle algo y quién sabe el porqué --tal vez por los nervios-- se me cae el mapa al suelo. Ella tiene el impulso de recogerlo sin problema mientras estoy parado con la bici entre las piernas. Escucho lo que me explica pero la cabeza se me va por momentos y pienso en lo atractiva que es para mí. Toda una Eva en mi soledad adámica de bicirutero. "¡Dios mío qué afable y simpática es!" "¡Cómo me gusta esta chica!" No lo puedo evitar.
Terminadas las indicaciones de "todo recto y sales del parque", me marcho --a mi pesar-- y tiro recto. Take it Easy no se me quita y silbo y silbo. Se me acaba el aliento cuando me veo perdido en los caminos de los bosques. Encontrando después de vueltas y más vueltas a dos excursionistas que tienen un mapa y me pueden sacar de dudas y reconducir.
Vuelvo sobre mis pasos por enésima vez y ¿a quién me encuentro cerca de la salida? A la chica con una amiga. Me paro a charlar y mientras les comento que quiero subir al Peña de Alba y luego enganchar con el GR11 y que no tengo mapas, la amiga se pone a buscar en internet. Es ahí dónde les digo que prefiero que no, ya que me he prometido hacer un viaje sin usar internet... un poco como a la vieja usanza.
"Te hemos visto pasar antes, silbando" me dice la amiga.
"Sí, hasta ahora tengo dos canciones. Una para cuando estoy un poco más cabreado, que es Nothing Else Matter, y otra para cuando estoy contento, que es esa que habéis oido, la de Take it Easy. Por cierto, después de verte a ti en la verja, he cambiado a Take it Easy" le digo con un guiño y una sonrisa a la otra.
Ella también sonríe, y con esta anécdota salgo del parque natural, en dirección a Irurita.
Y?... na más?????
Jajaja
He salido del parque y me encuentro en Oronoz. Me percato de que gracias a ese camino he podido salvar el túnel que tengo a mis espaldas y que antes me había dado algún quebradero de cabeza. El encanto del lugar reemplaza poco a poco al de la chica, cuya sonrisa había sido genuina pero, por algún motivo, un poco contenida.
Mi viaje sigue, primero por un par de kilómetros de carretera principal, y a nada que se puede, por otra más secundaria.
En mi sistema de navegación GPS "Two Sheets Touch-Paper Map ('By-Pen' Customized Version)" tengo apuntado que la pista nace en Irurita. Una linea serpenteante hecha con el boli negro quince días antes, sin escala ni nada, va a ser el promemoria. Pero es absurdo e insuficiente. No me acuerdo siquiera qué quería representar, si un tramo u otro. De hecho, hasta llegar al pueblo y preguntar, no estoy del todo seguro de que la pista que sube empiece justo ahí. La hoja del mapa está cortada mismamente por debajo del cruce ¡y no se entiende nada!
¡Quiero gozar de los contrastes otoñales!
O curiosear los pequeños huertos que abundan por la zona. ¿A ver?
"No. Es casi imposible.Ya te digo. Yo también ando en bici e ir por dónde dices tú lo vas a tener muy difícil. Lo mejor es que te vayas a Eugi, que tienes un albergue y luego subas por esta carretera al Espinal"
"Sí, mira. No sé. A lo mejor te voy a hacer caso, ya que me dices eso," le contesto "de hecho en principio era lo que quería hacer, pero luego se me ha metido en la cabeza eso de que quiero ir por ahí. La carreterilla esta que se ve aquí en el mapa es la que sube, ¿no?
Me parecía un chico majo y seguramente me quiso ayudar. Él sabía de qué estaba hablando, pero a mí no me apetecía hacerle caso así como así, puesto que no conocía tampoco sus baremos, como tampoco cuán enterado estaba de los caminos. Tuve que elegir entre hacerle caso a un lugareño desconocido o seguir adelante con mi plan, me costara lo que me costara.
Cuando me iba a ir, su amigo le preguntó a ver quién era yo, y él le contestó: "Un flipao que quiere subirse al GR". Esto lo oi de refilón y por pura casualidad, pero quizás haya sido la frase que me hizo pensar que si yo para él "era un flipao", tal vez estuviese él sobrestimando los eventuales problemas.
Así que mi plan seguía intacto de momento. De todos modos, sabía que si quería hacerlo debía estar preparado para todo. El riesgo se asomaba por primera vez a mi viaje. Y con ello, la obligación imperiosa de estar plenamente concentrado y eficiente.
Me despido del valle en el cruce que sube a Garzain. Las vacas lecheras siempre inspiran.
Y esta es la estampa de Garzain, como si de un dibujo infantil se tratara. Unas casas, un campanario, árboles, animales pastando; al fondo, las montañas, y el cielo azul con alguna nube:
Había llegado a la carretera de Garzain gracias a un anciano que en Irurita me había estado explicando con detalle el camino.
Antes que a él, en el mismo pueblo había estado preguntando a una joven señora que tendía en ese momento la ropa en su balcón en un tercer piso. Nuestro diálogo había sido de lo más desenfadado; habíamos hablado como si nos conocieramos de toda la vida. Y quizás fuese eso; nos conocíamos. Ella representaba de hecho a todas aquellas personas amigables con las que es fácil hablar. Si bien me advirtió de que se me haría de noche, me dio todas las indicaciones que me podía dar sin intentar convencerme de nada. Tal vez ella captara que estaba más que convencido de que quería subirme al Peña de Alba y a sus mil y pico metros.
Apenas en el primer cruce, me había parado a preguntar para asegurarme. En ningún momento iba a tener la señalización adecuada: de eso ya me habían avisado. Una anciana me había dicho que aguardase un momento y que me contestaría mejor su marido, quien era el que conocía mejor la zona. Se había presentado y nos habíamos puesto a hablar del asunto. Lo único que no le parecía adecuado eran mis ruedas, que según él no estarían bien preparadas para el monte. Unas ruedas lisas de ni siquiera tres centímetros de ancho no le daban buena espina para poder andar por allí arriba. Los datos que me había proporcionado eran claros, inequivocos y redundantes. El hombre encima no se había hartado de mis excesivas preguntas y se había mantenido disponible y comprensivo. Había entendimiento.
Me había fiado de su conocimiento de las montañas, y por eso mismo me encontraba subiendo por Garzain. Había sido claro asegurándome que en la cima encontraría el GR11 justo al lado de la chabola de cazadores.
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