La iluminación tiene mucho que ver con el tipo de ciclismo que se practica y el tipo de recorrido que se está haciendo. Hay algunas cuestiones que hay que tener en cuenta:
-Si se viaja en bici es fácil que en algún momento, de forma voluntaria o no, se necesite hacer uso de la iluminación. Para un uso muy esporádico de la iluminación no es necesario llevar una dinamo de buje, cara y pesada. La dinamo de buje te da una autosuficiencia total y la despreocupación de ir cargando baterias.(si llevas luces de led o una bombilla de recambio, claro)
-Las necesidades de iluminación dependen en gran medida de la velocidad a la que se circule y de la visibilidad que tengamos sobre el trazado. En descensos todo ocurre mucho más deprisa y cualquier circunstancia en la carretera o camino necesitará más anticipación, necesitamos más distancia de iluminación y más potencia.
-Los sistemas de iluminación deben ir duplicados si queremos rodar seguros. Las baterias se agotan, las bombillas se funden, los soportes se rompen...quedarse sin luz a 60 por hora en un descenso en la inmensidad de la noche...imprescindible tener un plan B.
Mi experiencia personal me hace llevar un foco a bateria waterprof como base. Son 600 lumens de máximo. Luz suficiente para ver y dejarse ver por ciudad. Si inicio un descenso conecto el segundo sistema de iluminación para tener buena visibilidad y capacidad de anticipación de lo que me encuentre en la carretera. Si el trazado es off-road enciendo otro sistema de iluminación en el casco con las baterias en el bolsillo trasero, para tener una iluninación allí donde yo quiero.
- Por otra parte hay que tener en cuenta la fisiología del ojo. En subidas por carretera donde la velocidad es escasa reduzco la potencia lumínica a la mínima expresión, por dos razones, la primera para el ahorro del consumo de la bateria y la segunda es por que la pupila se contrae cuanta más luz exterior recibe con lo que una iluminación fuerte nos produce un "efecto túnel" en la visión. Cuando ruedo en subida, bajo de los 600 lúmenes a la mitad, el ojo se acostumbra rápidamente, la pupila se abre y no sólo acabo viendo igual sino mejor, al tener más y mejor visión periférica.
Por otra parte en recorridos off-road más técnicos e imprevisibles la segunda luz es mejor llevarla ubicada en el casco para tener una iluminación allí donde nos hace más falta u orientada a voluntad.
Desde luego hay vida más allá del crepúsculo.