Segunda y última noche en París. Decido ahorrarme el hostal y trasnochar pedaleando toda la noche por la ciudad. Sigo varios itinerarios urbanos señalizados y a veces me aparto de ellos, callejeando. Me voy hacia el barrio de Pigalle, en donde creo que va a haber más gente y menos peligro para dormitar disimuladamente sobre algún escalón. Ese barrio está cerca del Sagrado Corazón y hay que trepar por las colinas urbanas. La iluminación pública alumbra al estilo novela negra, y la calle es de adoquines gordos, piedras al fin y al cabo. Con plato grande me la subo sentado con una sensación de vigor y potencia, diciendo "Pedaleo todo lo que me echen". Imparable, en buena forma tras culminar mi viaje en esa ciudad. Paso por delante del Moulin Rouge y su larga larga cola. El bar en cuyo escalón estoy sentado cierra la persiana. Me faltan cuatro horas aún para mi tren de regreso y empiezo a merodear por la ciudad. París es grande pero en bici se me hace muy pequeña. Y en bici participo en esa vida nocturna. Y ahora los recuerdos se difuminan. Entré minutos después de que abrieran la estación de Montmartre, tras pedalear y mear toda la noche, pues algo me pasaba en la próstata!
julio de 2012. Como en el 95 otra vez y sin quererlo coincidí con la llegada del Tour. Ambientazo festivo!