Yo tampoco soy de eventos multitudinarios pero quien va a la Quebrantahuesos ya sabe lo que hay. Se paga por adelantado, se conoce el recorrido y ya se conocen las condiciones de la ruta. Quien va lo hace de manera consciente y muchos de los ciclistas repiten, por algo será.
Hay quien se sube a una bici y le va este rollo, pues bien. Creo que si todos hicieramos lo mismo no cabríamos. Creo que el ser humano es gregario y, en general, la gente necesita espacios y tiempos comunes, mostrar su vanidad o enmascarar su inseguridad, medirse con los demás, sentirse solidarios y arropados por el grupo, quizá también protegidos por la organización.
En otras disciplinas deportivas pasa lo mismo, hay quien prefiere correr en una multitudinaria carrera pedestre, otros lo hacen en pequeño grupo o en soledad. Y así podríamos seguir hablando de la gente que va a los estadios, los que necesitan un grupo para pasearse en moto...etc.
Otros preferimos otro tipo de sensaciones. No nos da miedo viajar solos. No nos molesta el silencio, lo buscamos incluso. No nos molesta la compañía pero, a menudo nos gusta ser los dueños exclusivos de ciertos momentos. A veces nos gusta machacarnos encima de la bici, otras fluimos plácidamente dentro del paisaje que nos abraza. Aplicamos toda nuestra fuerza encima del pedal y, al poco, frenamos porque no queremos pasar demasiado deprisa por delante de algo que nos fascina, que nos hace poner pie al suelo y andar al lado de nuestra metálica compañera.
Nada ni nadie es mejor ni peor, que cada uno vaya en bici como quiera y lo viva a su manera.
Ir en bici es una manera de ir al trabajo, de hacer vida social, de hacer deporte, de viajar...Cada uno toma del ciclismo lo que quiere...o lo que conoce. Para mi ir en bici es una manera de ser, una forma de vivir, pero lo que me va bien a mi no tiene por qué irle bien a otro.
En el trabajo soy el único que llega en bici de forma habitual. Allí donde vivo soy el tipo que va en bici a todas partes. No soy mejor ni peor que nadie. Sólo soy yo.