Temprano como llegué a Navas de Estena, pregunte por la presa de los Reales, pues había escuchado de otros que pudieron poner allí su tienda de campaña para dormir. La presa de los Reales es un pequeño embalse a unos dos kilómetros del pueblo y consta como area recreativa de la gente del lugar. Es un sitio muy tranquilo, allí solo había una chica con su autocaravana que me invito a dormir con ella...... jajjaja es broma, allí estaba pero se marcho al poco rato, avdirtiendome de que tal vez allí no se podía acampar pues estaba dentro del parque nacional. Yo discrepé sobre esto y plante la tienda escondida bajo una encina y me marché al pueblo después de cenar con la puesta de sol frente al embalse.
Por el camino, ya a oscuras y haciendo buen uso de todos los medios nocturnos habilitados para ver bichos, salió volando delante de mí, esa ave nocturna y misteriosa de marcas blancas en sus alas, un chotacabras.
Ya en el pueblo, visité un bar para tomar café y un mesón para tomar un cubalibre, pues me apetecía, hacía mucho que no tomaba uno, y tal vez me ayudaría a dormir esa noche. Disfrute un rato del primer tiempo de un partido de mi atleti.
De regreso a la tienda, al embalse, ya hacía bastante fresquito, pero aun así paré un rato frente a un banco a sentarme a contemplar el embalse, escuchando el bramar y berrear de los ciervos, y el salpicar de los peces, algun croar de una rana, y a observar los posibles movimientos de alguna esquiva nutria, cosa que no fue posible. Durante la noche enroscado en el saco, la serenata de berridos no paró, un par de jabalies anduvieron chillando cerca de la tienda, seguramente peleandose por algún bocado.
Y amaneció, disfrute de un reconfortante desayuno a base de té y galletas y salí de nuevo a por mi tercer día por estos montes manchegos.