Quería probar un fin de semana y así lo hice. Esta es la crónica de mi primer viaje en bicicleta.
Desde Campo de las Naciones, Madrid, hasta el camping La Fresneda en Soto del Real, a los pies de la Pedriza, una salida alforjera de 45km ida, camping y 45km vuelta.
Hace unos meses elegía entre mi bici de MTB una Giant Rainier de 2003 (amortiguadores, frenos disco, 9v, etc) o la vieja cabra, una Marin Palisades Trail de 1996 (más pesada, sin amortiguación, 8v, frenos cantilever, etc). ¿Porqué elegí la Marín?… no lo se.
Por aquel entonces me puse a leer y a cavilar qué cosas debería comprar para hacer un viaje de 10 días por algunas tierras de España y fui haciendo una lista. Hace poco puse en común esta lista en el foro y recibí muchas buenas sugerencias.
Como este viaje era de prueba decidí llevar material como si fuera para un viaje de 10 días. Las alforjas pesaban unos 9 o 10 kg entre las dos. Aquí van unas fotos de las cosas que llevé:
El viernes dejé las alforjas cargadas y todo preparado para empezar a pedalear. Como tampoco iba a hacer una burrada de km me desperté cuando el cuerpo me lo pidió. Eran las 8.30 -por pura costumbre de entre semana-, y me levanté con un cansancio acumulado que de buena gana hubiera mandado todo al carallo. Pero me levanté, desayuné y a la calle.
Salí por el anillo verde ciclista hacia el norte. Desde mi casa es todo carril bici hasta solo 3 km antes de mi destino, el camping La Fresneda. Es un carril muy frecuentado, por ser sábado estaba lleno de profesionales ciclistas de carretera, no se si es que aquí todos vamos deprisa a todos lados o es que la gente se preparaba para carreras o simplemente que la gente está fuerte. Sin quererlo aceleré el paso y así seguí gran parte del camino.
Hizo sol y calor y por el camino vi cosas muy chulas, hasta un longhorn como los de Tejas, este:
También había cientos de pájaros volando en círculos, pensé que estaba idiota porque hubiera jurado que eran gaviolas… a 400 km del mar. Y muchas cigüeñas. Disfruté del espectáculo.
Pero disfrutando disfrutando entre que había dormido poco, me había picado con los profesionales, que llevaba una hora o dos ganando cota y una bici pesada con 10 kg de más estaba empezando a cansarme. Seguí un rato hasta que estuve cerca del Embalse de Santillana donde paré a comer una lata de atún con galletas y orejones (que rima con …). Lo que me quedaba era cuesta abajo, qué gusto, y qué lento, ¿no? Ahhhhmigo, había pinchado.
Al parar a comer metí la bici por cardos borriqueros y como iban poco infladas y con carga, la Vittoria Randonneur de atrás mordió el polvo. Se suponía que son ruedas duras y que no pinchan, supongo que esto será en condiciones normales. Quiso el azar que me diera cuenta del pinchazo justo al lado de una gasolinera, paré, puse parche, hinché a máxima presión y a rodar que son dos días.
Llegué al camping con tiempo más que de sobra, calor, sol, hambre y buen humor. Me duché al llegar, unos baños muy limpios. En la cafetería me apreté unos judiones, dos cervezas y un café con pingarates de Ron. Los judiones no estaban tan ricos como prometían, pero el tanque volvía a estar lleno, era mi cena, a las 16.00 pm.
Monté la tienda –Quechua T2 Ultralight- y no hice mucho más hasta que se fue la luz. Momentos antes de que se fuera el sol las cigüeñas se disponían a pasar la noche en la dehesa que tenía en frente, había montones de cigüeñas claqueteando para despedir el día. Yo hice lo mismo. Despedir el día, esto es.
Puse la tienda mirando al viento para que entrara el viento, solo que la de ayer fue una noche más fría de lo que pensaba y se pasó la noche entrando viento… frío. Mi saco es de 5ºC y aguantó bien, claro que yo llevaba los calcetines, unas mallas de frío, camiseta, polar, braga en el cuello, sábana de seda y la verdad es que de temperatura estaba bien. El problema fue la esterilla, llevé dos de las de toda la vida y no eran tan cómodas como las hinchables. Creo que también dormí regular porque estaba cansado y el cuerpo me pedía descansar en un colchón de verdad.
Cedila me preguntas qué tal la tienda. Bastante contento, la verdad es que me gustó. Mido 1,83 y podía acostarme sin tocar las paredes con la cabeza o los pies, pero ya iba justillo. El suelo es muy fino, no creo que aguante mucha agua, llevé una rafia del decathlon por si acaso, pero no hizo falta. No llovió con lo que no sé qué tal protege de la lluvia pero la verdad es que no condensó nada (en noches más cálidas y sin viento debe ser muy caliente, pero me gusta bastante que controlas bien la doble puerta aún tumbado -abría y cerraba la puerta primera para coger agua, dejar esto o lo otro-, y que la puerta de fuera se puede abrir por arriba para que circule el viento algo mejor, yo no lo necesité). Eché de menos más líneas o cuerdas, con el viento las paredes se tocaban, con más calor probablemente hubiera dormido con una de las dos puertas abiertas y creo que así no condensaría.
Para dormir tuve la feliz idea de ponerme una de esas mantas térmicas de plata para que no me cayeran gotas en el saco si condensaba en la tienda, no me di cuenta de que la manta impediría la transpiración y acabé mojado de todas maneras. Me lo quité de encima y al final el saco se secó y sin mayor problema.
Me levanté bien, a las 6.30, había dormido bastante –en cama hubiera dormido más-, pero estaba cansado y el viento frío no dejaba de soplar -por la noche viró y empezó a soplar norte-. Desmonté todo, café y dos cruasanes y de vuelta. Por la mañana volvieron los pájaros esos, gritaban igual que las gaviotas, tenían forma de gaviota, casi diría que olían a gaviotas. Concluí que se trataba de son gaviotas. Aquí van algunas fotos por si Agus me puede ayudar a desentrañar este misterio.
De vuelta me entretuve en sacar algunas fotos que aquí os dejo:
Oye, se habrá deshinchado la rueda? Si, otra vez. Fue lentamente por la noche, y al llegar a la gasolinera la hinché de nuevo. Aguantó el resto del viaje.
La vuelta fue muy divertida, salió el sol y el viento norte me empujaba. Me crucé con un grupo de ciclistas pedaleando fuerte para avanzar en la bajada mientras yo subía tan ricamente, alforjas y todo, con el desarrollo de bajada. Tengo que decir que me desquité un poco por el día anterior. Bueno pues así el resto del viaje, tardé unas dos horas en llegar a casa. Increíble.
Cambiando de valle:
comida para el camino (orejones y all bran, desde que luisesunico nos regalara uno en Robledo de Chavela)
Bueno, esta fue mi primera excursión en bici con noche de por medio
Abrazos a todos!!!