"TE VAN A MATAR"
Esa fue la incontable voz en USA (y una que me molestó especialmente), que me alertaba de la "locura" de cruzar México en bicicleta. No fue sólo ahí; el miedo está sembrado en los medios, entre mis amigos europeos o en el mismo México.
324 días (SÍ 324) y 6352 Km después, debo reconocerlo... mi viaje ha estado apunto de desmoronarse.
He sentido un peligro real; porque me he enamorado, porque no veía el momento de marcharme y porque he reido hasta la saciedad. Alguien dejó todo para viajar conmigo, y yo dejé todo para viajar en las casas de toda esa gente anónima que me abrió su puerta.
No he viajado por México, he vivido en él; me he enchilado con sus costumbres y hasta he palpado alguno de sus horrores. Pero en esa idiosincrasia tan intensa, en ese carácter afable a veces cubierto de polvo, en esas rancherías, y en el trago de esa Victoria con música de banda... mis labios encuentran el sabor ardiente de esos besos que no se olvidan.
Para aquellos amigos que me advertían, preocupados, y a los que el comprensible miedo atemoriza sus actos: ojalá, les deseo, puedan algún día vivir algo parecido a lo que yo viví en México. Mientras, tengan cuidado (ya que el aprecio es mutuo), de no resbalarse en la bañera.
...no te digo adiós: sólo te doy las gracias.
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Con estas palabras, amigos de Rodadas, os envío un abrazo desde Guatemala. Y no sólo eso. Aunque tras publicar ésto alguien me recrimine y hasta me compare México con Syria (pasó en FB), fiaros, por favor, como yo hice en su momento, de esos viajeros que verdaderamente atraviesan un país aceptando toda su idiosincrasia, defectos y virtudes.
En México, indudablemente, tenéis muchísimo más que ganar a que perder, palabra de otro cicloviajero más.
Cualquier ayuda que pueda brindaros contad con ella.
Abrazos desde Guatemala. Hasta siempre México.
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