Mallorca. Serra de Tramuntana. Doble o nada. Crónica.

Nuevo dia y nuevas emociones. De nuevo retrocedo en bici hasta Deià pero le añado a la jornada la espectacular bajada hasta el Port de Valldemossa por una gimnástica carretera que serpentea en curvas increíbles por el acantilado. De vuelta me acerco a la turística aunque preciosa Valldemossa. Es  domingo y decido hacer un alto en el camino para remojar el gaznate con una merecida cerveza. Me sabe a gloria bendita. Santificado el dia del Señor me recojo en mis aposentos aparcados en el Port de Sóller.

El último día de ruta me levanto relajado, un poco perezoso. Son ya algunos días de viaje y hoy decido parar aquí la ruta. La Serra de Tramuntana aquí se retira algo hacia el interior y deja un ancho valle donde se asienta Sóller y, tocando al mar, Port de Sóller. No continuaré por la MA 10 sino que seguiré los dictados del corazón y de los sentidos y exploraré la zona. Me dirijo hacia el faro que hay a poniente encima del acantilado. El otro faro, en la zona portuaria es inaccesible por estar dentro de zona militar. Hay que subir. Se sube. La vista desde aquí es sólo el preludio de las que voy a tener durante la jornada. La subida no debe tener más de 1 km que hago bajo un día que ha amanecido luminoso y casi tibio. Al lado del faro hay un albergue para los senderistas que recorren el GR 221.

Vaya guapada Lluís, vaya guapada.

El joven que regenta un puesto de venta de zumos naturales(naranjas de la huerta de Sóller) y yogur helado con frutas y chocolate   (casi lloro de recordarlo) me recomienda subir a la "torre de guaita" que se ve en lo alto. Allí que voy. Hay que subir. Vaya si hay que subir.

El punto donde está ubicada la torre es espectacular. Para llegar hay que superar una barrera con unos escalones para peatones. Yo soy un peatón con una bici al hombro. En los alrededores de la torre crecen ufanos y elegantes los asfodelos que vienen anunciando una primavera que este año viene muy tímida. Es visita obligada de turistas andariegos y lugar de trabajo para ellas.

Volviendo sobre mis pasos y cruzando la barrera giro la cabeza hacia la izquierda y me pregunto hacia dónde continuará el camino. Si quiero respuestas tendré que ir a buscarlas: sigo subiendo, sigo descubriendo y me felicito a mi mismo de la decisión de explorar el camino. Cada visión premia mi iniciativa.

Sencillamente :Abrumador

Y llega el final del camino. Y me siento que me merezco el premio que me doy. Como las abejas en su trabajo, yo, en mi ocio me dispongo también a libar el jugo dorado.   

Lluís, que iman tienes para ir a sitios a cuál más espectacular. Síguenos deleitando durante mucho tiempo.