Pájara es otro de esos términos que deberíamos usar con precaución. Según la cuarta acepción del diccionario de la Real Academia, pájara es la "mujer astuta, sagaz y cautelosa", y sólo la quinta definición hace referencia a la actividad de las dos ruedas, cuando dice: "En ciclismo, bajón físico súbito que impide al corredor mantener el ritmo de la carrera".
Es decir, cualquier lego en la cuestión del pedaleo tenderá a pensar que al decir 'pájara', nos estamos refiriendo a una mujer 'muy viva' o, incluso dependiendo de las zonas de España, a una señora o señorita 'de moral distraída'.
Pongamos, por ejemplo, que estamos de ruta por una zona rural de nuestra querida piel de toro, nos da la pájara, hacemos un alto y entramos en un bar para tomar un refrigerio y recuperar fuerzas.
Imaginaos la sorpresa de los parroquianos cuando os oigan decir que "es que me ha dado la pájara". Posiblemente pensarán que efectivamente, que te ha dado, pero a base de bien además, porque para dejarte en tal estado, sudoroso y visiblemente agotado, se habrá tenido que emplear muy a fondo la tía. Desde luego, bastante más que cuando ellos van con el trastor (sí, con ese en lugar de cé) al 'puti' a 'arrejuntarse' con la Vane o con la Jessi.
Además, pensarán "pos sí que la dao bien la pájara, porque encima el mozo ha salío escopetao en gayumbos, a medio vestir". Y es que no nos engañemos, la indumentaria ciclista, desde el punto de vista del 'homo ruralis', es como haber salido de casa en ropa interior.
Si, además, coincide que hace medio decente y llevas gayumbos cortos, pensarán que "tas puesto faja, como la Tomasa". Con lo cual, a tu condición de 'perdío' o 'pajaro de cuenta', se unirán las dudas sobre tu hombría. Y si, por casualidad, llevas alguna prenda rosa, para qué te voy a contar. Blanco y en botella.
Por otra parte, como la mayoría de los ciclistas salen de ruta en domingo, pensarán que, en lugar de ir a misa, has estado refocilando con la 'pájara' en la era. Con lo cual, a tu condición de libertino y sarasa, se unirá la de ateo. Y en tal caso, es más que posible que se nieguen a servirte la consumición e incluso te inviten a salir del pueblo cuanto antes. Y eso en tu estado, sería muy poco aconsejable.
Además, si insistes en que te sirvan, se podrían molestar. En tal caso no es descartable que te cubran de pez, te emplumen y te lleven al pilón "pa que te alivies y eches unos tragos", junto con Lucero y Solterita, las vacas de la Tomasa, y el burro del Nemesio... que también traería a su pollino "pa que se una a la fiesta".
Pero pasado este primer impacto, entrar en un bar de pueblo vestido de payaso de Mi Color y diciendo que te ha "dado la pájara", puede tener otro efecto a más largo plazo y bastante más peligroso: incrementar el número de accidentes en las carreteras secundarias, en las que se registra más del 80% de los accidentes mortales de tráfico.
Porque no hay que llamarse a engaño, nuestro 'homo ruralis' puede ser muchas cosas, pero desprendido, no precisamente. Así que pensará, "si al menda este que se viste de moza y que por no tener no tiene ni coche, la 'pájara' le ha dado un repaso que ha llegado al bar sin aliento, a lo mejor estoy perdiendo el tiempo pagando x euros pa ver si la vane o la Jesi quieren ayuntarse degratis conmigo".
En tal caso, nuestro hombre -y sus congéneres- saldría por las noches en coche a bordear las eras a paso de burra, "pa ver si doy con la 'pájara' o pa ver si, al menos, encuentro los pantalones del menda, que me servirán para la güerta", no prestando atención a la carretera, con el consiguiente riesgo que ello implica.
En vista de todo lo anterior, se desaconseja entrar en una bar de pueblo diciendo que a uno de la "dado la pájara". En tal caso, es mejor llevar un pareo en la bicicabra y entrar en la taberna contoneándose y saludando con un "¡hola chicos!" y haciendo molinetes con la mano derecha. Probablemente crearás tal desconcierto que incluso es posible que el Nemesio te pague la consumición con tal de perderte de vista.