Así bautizamos a la travesía que hicimos en el verano de 2008. A raíz de leer la guía "Euskal Herria en bici", de bizibidaia.net, pensamos hacer una versión reducida, ya que no disponíamos de muchos días. A la hora de elegir el recorrido nos decidimos por uno circular que uniera Pamplona, Vitoria, Bilbao y San Sebastián:
La ruta sería básicamente por pistas, vías verdes y, en menor medida, carreteras de poco tráfico. Resultó tan bonita que he pensado que a alguno de vosotros os podría interesar una crónica si un día os planteáis unas pequeñas vacaciones por esta tierra. Así que, allá va...
LAU HIRIAK / CUATRO CIUDADES
Etapa 1: Pamplona-Murieta (58km, 908m de desnivel+):
Era julio de 2008 y estábamos en plenos sanfermines. Tras pasar en Pamplona los dos días más bonitos de las fiestas, el 6 y el 7, cambiamos de chip, llenamos las alforjas, nos disfrazamos de ciclistas y, tras ver el encierro del día 8, salimos de ruta, todavía con el pañuelico al cuello:
La primera parte de esta etapa, hasta llegar a Estella, discurrió por el Camino de Santiago. Para estas fechas los campos de cereal que rodean Pamplona ya estaban a punto para la cosecha, y el color dorado producía un bonito contraste con el verde de los árboles:
En Puente la Reina la parada era obligatoria, de hecho siempre lo es:
Según nos acercábamos a Estella los campos de cereal ya aparecían cosechados, ¿será que allí son más trabajadores o que en Pamplona estaban todos de juerga?:
Tras atravesar la bonita Estella, abandonamos el Camino de Santiago y cogimos el antiguo trazado del ferrocarril Vasco Navarro, bien acondicionado al principio, como podéis ver en este túnel, pero que deja de estar acondicionado como Vía Verde después, aunque no hubo ningún problema para que nuestras bicis siguieran el camino:
Y algo acalorados pero muy contentos llegamos al final de etapa, Murieta. Sin embargo tuvimos que desviarnos algo más de 1 km del camino para acercarnos a un tranquilo pueblecito, Abáigar, donde habíamos reservado una habitación en una acogedora casa rural. Allí cumplimos con el topicazo, jejeje, y mientras el chico revisaba las bicis, la chica se dedicó a zurcir una de las redes del Extra Wheel, que se había rasgado tras engancharse con una rama.
Etapa 2: Murieta-Vitoria (64km y 572m de desnivel+):
Si la Vía Verde del Vasco Navarro discurriera por el trazado original en todo su trayecto, la segunda etapa hubiera resultado muy sencilla, pero al estar cerrado el túnel de Laminoria nos tocó afrontar unas duras subidas y unas divertidas bajadas que le echaron sal y pimienta a la etapa.
Por la mañana todo fue muy sencillo, un relajante pedaleo entre túneles bien iluminados. Mención especial merece el de Acedo, por sus 1.500 metros de longitud, un túnel completamente recto y llano, que permite ver la boca de entrada una vez que has salido de él:
Esta parte de la Vía Verde está perfectamente señalada y acondicionada:
En Maeztu nos entretuvimos callejeando por el pueblo, y admirando el bonito ayuntamiento en que se ha convertido la antigua estación del tren:
Tras comer en un bar tuvimos que hacer un tramo por carretera (una carreterita preciosa) que nos enlazó nuevamente con la parte de la Vía Verde que hace de camino alternativo al túnel de Laminoria. Hacía mucho calor, y las fuertes pendientes de los continuos toboganes nos hicieron sudar de lo lindo, pero una vez arriba pudimos disfrutar de las vistas de la llanada alavesa, que se extendía delante de nosotros:
Tras un descenso vertiginoso el camino volvió a allanarse y la llegada a Vitoria fue plácida y calurosa, muy calurosa. Más vale que allí nos esperaba la heladería Breda, donde nos zampamos un enorme vaso de leche merengada y un helado de trufa cada uno, ñam, ñam, ñam, ¿qué sería del cicloturismo sin momentos como éste?
Nos alojamos en el Hotel Dato, un histórico hotelito en pleno centro, y tras una reconfortante ducha no fuimos a dar un paseo por esta acogedora ciudad.
Etapa 3: Vitoria-Urduña (84km 988m de desnivel+):
Salimos de la ciudad empalmando milagrosamente bidegorris (carriles-bici), tras lo cual volvimos a enlazar con el Vasco Navarro (que pasó a llamarse Vía Verde del Zadorra):
Pocos kilómetros después abandonamos la Vía Verde y nos desviamos hacia el pantano de Uribarri-Ganboa. Al paso por el pueblo ya quedó claro lo bonita que iba a ser esta parte de la etapa:
Parecía que, además de bonita, la etapa iba a ser muy sencilla...
Pero lo duro estaba por llegar. Tras pasar por otro pantano, el de Urrunaga, fuimos conectando pueblos en un continuo sube-baja que nos iba desgastando poco a poco. Ya por la tarde, después de comer en Murgia, encaramos la parte más exigente: una pista pedregosa que iba subiendo sin descanso, lo cual nos obligó a echar pie a tierra en algún tramo:
Una vez arriba seguimos por un precioso camino al borde del barranco, que nos iba acercando al cañón de Delika y, desde aquí, a uno de los objetivos del día: asomarnos al mirador aéreo sobre el salto del río Nerbión. Lamentablemente no caía agua, debido al mes en el que estábamos, pero las vistas merecían la pena, ya lo creo:
A partir de allí, para bajar a Urduña no quedaba otra que hacerlo por la carretera del puerto del mismo nombre, un descenso brutal durante el cual disfrutamos un montón, por la belleza del lugar y la escasez de tráfico. En Urduña las cigüeñas nos esperaban para darnos la bienvenida:
Nos alojamos en la Pensión Amaia. Estaba bien y tenía un bonito jardín, pero la dueña... bufff, nos llevaba más derechos que un palo, jajajaja, que si no armáramos jaleo por la noche, que si no ensuciáramos las alfombras, que si... parece que los alforjeros le producíamos recelo, ¡con lo majicos que somos!
Etapa 4: Urduña-La Arboleda (77km y 1676m de desnivel+):
Al día siguiente nos despedimos cordialmente de la señora. Una vez que se dio cuenta de que éramos buenos chicos, limpios y formales, nos hicimos amigos, jejeje:
Ésta iba a ser la etapa más dura de todas las vacaciones. Nada más salir de Urduña ya nos esperaba una dura pista de cemento, tras la cual enlazamos con unas carreteritas que comenzaron con subidas pero desembocaron en una larga bajada hasta Sodupe:
Aunque antes del descenso tuvimos que apechugar con alguna que otra trampa:
Pero fue después de comer en Güeñes cuando nos esperaba lo más duro de la jornada, una sucesión de empinadas, interminables y pedregosas pistas que nos iban acercando a Peñas Negras:
Aunque había tramos más asequibles, como esta pista que nos conducía a Zugaztieta:
No sin esfuerzo llegamos a La Arboleda, una zona de antiguas minas de hierro, ahora transformadas en lagos donde los pescadores hacen su agosto, y en un coqueto pueblo donde antes vivían los mineros y que ahora está lleno de restaurantes. Lo que no hay es un sitio donde alojarse, tan sólo hay un albergue, pero en esas fechas estaba ocupado por unas colonias. Teniendo en cuenta que en Bilbao teníamos un alojamiento inmejorable (la casa de mi hermano, en pleno casco antiguo) decidimos bajar por la empinada carretera, acercarnos a Portugalete y allí coger el metro que en un plis-plas nos dejó en el centro de Bilbao. Desde la carretera pudimos contemplar por primera vez el Cantábrico, y la desembocadura del Nervión:
Etapa 5: La Arboleda-Bilbao (60km 495m de desnivel+):
Al día siguiente lo primero que tuvimos que hacer fue desandar el camino hasta La Arboleda, para seguir el itinerario previsto. En esta ocasión lo hicimos también en metro, pero una vez en Trapagaran la subida la hicimos en el funicular de La Reineta, que nos dejó en el punto de origen de la quinta etapa:
Lo primero que tuvimos que hacer fue volver a subir a Peñas Negras. El día estaba bastante tapado, sin el fuerte calor del día anterior:
Tras un largo descenso y alguna que otra subida, enlazamos con la Vía Verde de Galdames, con unos tramos mejor acondicionados que otros:
Poco después cogimos el bidegorri más gorri (rojo) que he visto nunca, y que tras unos cuantos cómodos kilómetros nos llevó hasta la playa de la Arena:
Tras comer en una terracita, el día fue mejorando bastante, de modo que al llegar a Zierbena y a su coqueto puerto el sol ya volvía a calentar:
El final de la etapa era Bilbao, pero esta vez habíamos de llegar montados sobre nuestras bicis. Para hacer esto antes teníamos que cruzar la ría, y ¡qué mejor forma de hacerlo que en el transbordador del puente colgante de Portugalete!
Y, como no podía ser de otra forma, al llegar a Bilbao... la foto típica. ¡Cómo me gusta esta ciudad! En pocos años se ha transformado, ha pasado de vivir de espaldas a la ría a vivir volcada hacia ella, y aquí radica su éxito:
Etapa 6: Bilbao-Mundaka (49km y 974m de desnivel+):
Salir de Bilbao en bicicleta no es fácil, por el tráfico, pero teniendo en cuenta que íbamos hacia el norte, hacia Mungia, la solución era muy sencilla: coger el funicular de Artxanda:
Y de esta forma dejamos atrás la gran ciudad sin prácticamente enterarnos: las autovías se transformaron en carreteritas estrechas, de las de disfrutar:
También hubo sus dificultades, no os creáis, recuerdo perfectamente cómo se agarraba esta pista...:
Pero la recompensa no era pequeña: una vez arriba el mar apareció de repente delante de nosotros, y lo mejor de todo es que nos dirigíamos hacia allí, hacia Bakio:
Ya en Bakio nos tomamos nuestro tiempo para tomar un poco el sol y comer tranquilamente, ¡ay, el mar!...
Y de camino hacia Bermeo... uno de los lugares que más me gustan de la costa vasca, San Juan de Gaztelugatxe, ¡qué bonito!
Tras visitar Bermeo ya poco nos quedaba para llegar a nuestro objetivo: Mundaka. Su famosa ola izquierda brilló por su ausencia, pero no nos importó. Tras alojarnos en el coqueto Kurutziaga Jauregia yo me quedé dando un paseo por el pueblo, mientras Kim volvía con su bici a Bermeo, a un taller de bicis, para arreglar una avería en el cambio. Ése fue el único pequeño problema que nos dieron las bicis en todas las vacaciones.
Etapa 7: Mundaka-Lekeitio (50km y 753m de desnivel+):
Eso de levantarse por la mañana, asomarse a la ventana y ver delante de ti la ría de Mundaka... eso no tiene precio. Comenzamos a pedalear felices, por el estupendo día y el lugar tan maravilloso en el que estábamos.
Podría pensarse que al pedalear junto a la ría todo sería llano y sencillo pero, menudos sube-baja, cortitos pero puñeteros. Sin embargo, conforme nos acercábamos a Gernika la cosa se iba suavizando:
Tras una corta visita a Gernika (aunque os aseguro que merece la pena visitarla con detenimiento) seguimos pedaleando, por carretera, pero sin mucho tráfico, hasta llegar al Castillo de Arteaga, donde nos detuvimos para admirarlo y hacer alguna foto:
Y después de comer, ¿qué mejor que pasar un par de horas en la playa de Laga y darnos un par de bañitos?:
La etapa fue corta, así que llegamos a Lekeitio a media tarde, con tiempo para darnos un buen paseo por este encantador pueblo:
Nos alojamos en el hotel Beitia, un sencillo hotel que elegimos porque en su página web se definía como "hotel ciclista", con todas las comodidades para guardar y limpiar las bicis. Las cosas como son, cuando estuvimos nosotros de hotel ciclista todavía tenía sólo el nombre, jejeje, tuvimos que guardar las bicis en un comedor, pero el dueño era encantador, y nos mostró su interés porque todo eso cambiara en poco tiempo. De hecho, nos hizo descuento (no recuerdo si el 10 o el 20%) por el simple hecho de ser ciclistas.
Etapa 8: Lekeitio-Zarautz (47km y 686m de desnivel+):
Al día siguiente, la salida del hotel se demoró un poco. Nos encontramos con un señor mayor que se quedó mirando el Extra Wheel de Kim, empezó a preguntarnos cosas y salió el tema de que yo soy navarra... pues bien, el buen señor se pegó la siguiente media hora intentando convencer a Kim de que me dejara, ya que no había nada peor que estar con una navarra (su mujer lo es, jejeje). Salimos más tarde de lo previsto, pero las carcajadas que nos echamos con ese señor tan guasón merecieron la pena...
Al salir de Lekeitio dejamos la carretera de la costa, más transitada, y por carretiles fuimos subiendo hasta Mendexa, a esa hora de la mañana se subía con gusto. Después enlazamos ya con la bonita carretera de la costa y llegamos a Ondarroa, con su inconfundible puente de Santiago Calatrava:
Seguimos pedaleando al borde del mar, pasando por Mutriku y Deba:
Y dejamos nuevamente la costa para acercarnos hasta el Santuario de Itziar:
Nuevamente nos dirigimos hacia el mar, pero esta vez siguiendo el Camino de Santiago, que nos llevó hasta Zumaia. ¡Qué delicia fue pedalear por estos caminos, entre praderas verdes y viendo el mar!:
Tras un fuerte descenso, apareció de repente Zumaia a nuestros pies:
Después de comer continuamos por la carretera de la costa hasta encontrarnos con el ratón de Getaria:
Y desde Getaria hasta nuestra meta, Zarautz, todo fue coser y cantar. Nos alojamos en una pensión muy potxola, Txikipolit, a dos pasos de la playa. Paseando al borde del mar nos vimos rodeados de bicis y tablas de surf, se respiraba una alegría de vivir contagiosa. Fue otro precioso y relajante día.
Etapa 9: Zarautz-Andoain (33km y 722m de desnivel+):
La siguiente etapa fue muy corta, ya que nuestra intención era llegar pronto a San Sebastián y poder pasar el día en esa maravillosa ciudad. Desayunamos en una terraza al borde del mar, con los inconfundibles toldos de la playa de Zarautz delante de nosotros:
La salida de Zarautz la hicimos atravesando el interesante Biotopo de Iñurritza:
Y como queríamos llegar a San Sebastián por el mejor lugar, por el Monte Igueldo, cogimos la carreterita que, sin perder de vista el mar, sube hasta Mendizorrotz. ¡Qué maravilla!:
Llegar al parque del Monte Igueldo y ver San Sebastián a nuestros pies... bufff... mira que lo he hecho veces, pero jamás me cansaré:
Es difícil elegir un rincón bonito de San Sebastián, ¡tiene tantos!, pero para mí el Peine del Viento tiene una magia especial:
Alojarse en el centro de San Sebastián es complicado, sobre todo si no quieres gastarte mucho y encima vas con bicis. Al día siguiente teníamos previsto seguir la ruta por la Vía Verde del Plazaola, que comienza en Andoain. Teniendo en cuenta que salir de Donosti con las bicis es incómodo, por la cantidad de carreteras y tráfico, optamos por la vía fácil: cogimos el tren de cercanías que en un cuarto de hora nos dejó en Andoain, y allí nos alojamos en una casa rural, Txertota. Aunque para llegar hasta ella tuvimos que afrontar una cuesta "a la vasca", como dice Kim, es decir, con una pendiente de mil pares de puñetas:
La verdad es que estaba en un lugar muy bonito, lo cual sirvió para calmar la añoranza que tenía por haber dejado de ver el mar...
Etapa 10: Andoain-Lekunberri (46km y 687m de desnivel acumulado):
La siguiente etapa no tenía más dificultad que seguir la Vía Verde del Plazaola, con sus continuos túneles y rodeados de bosque:
El murmullo del río Leitzaran nos acompañaba, haciendo que la sensación de calor fuera menor:
Las salidas y entradas de los túneles nos recordaban que estábamos siguiendo el camino del Plazaola:
La Vía Verde estaba bien acondicionada, era muy agradable pedalear por ella:
Y después de parar a comer en Leitza nos íbamos preparando para el plato fuerte de la jornada...
¡El claustrofóbico túnel de Uitzi! Casi tres kilómetros de túnel sin iluminar y sin acondicionar. Pero veníamos preparados con unas potentes linternas, así que después de abrigarnos bien emprendimos la aventura. No os imagináis el frío que hacía dentro, la sensación de soledad (justo en la parte central, en el único punto en el que se ven a lo lejos las bocas de entrada y salida, apagamos las luces y nos quedamos callados, sintiendo la claustrofobia). ¡Qué gusto fue salir y volver a notar de golpe el calor del sol! Me encantó la aventura, y más sabiendo que, como nos dijeron en la oficina de información de la Vía Verde, al día siguiente se iba a cerrar el túnel para empezar ¡por fin! las obras de acondicionamiento. Así que posiblemente fuimos los últimos en pasar por allí antes de que sea iluminado...
Al llegar a Lekunberri, tras una visita a la oficina de turismo del Plazaola, nos alojamos en una habitación del camping, sencillo pero coqueto, donde pudimos refrescarnos en su pequeña piscina.
Yo ya me encontraba en territorio muy conocido, y eso sólo podía querer decir una cosa: se acercaba el fin de nuestras vacaciones.
Etapa 11: Lekunberri-Pamplona (53km y 602m de desnivel acumulado):
Tras despedirnos del camping todavía nos quedaban unos pocos kilómetros de Vía Verde acondicionada (está previsto que en un futuro llegará hasta Pamplona, pero no sé si lo verán mis ojos...):
Íbamos alternando carreteras comarcales con pistas, algunas de ellas de exigentes pendientes:
Pero nuevamente empalmábamos con carreteras sinuosas y de fácil pedaleo:
Hasta que, como quien no quiere la cosa, nos volvimos a ver rodeados, once días después, de campos de cereal. A mi derecha estaba el monte de San Cristóbal, un monte que veo desde casa y al que habré subido unas 3.000 veces:
Habíamos llegado al final. Todo lo que empieza acaba, eso está claro, así que vencimos la nostalgia con los recuerdos de lo bien que nos lo habíamos pasado.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Os recomiendo esta ruta a todos los que todavía no conozcáis esta tierra y os apetezca hacerlo sobre vuestras bicis. Es muy variada, hay de todo. Además, si le añadís cuatro días de descanso activo para visitar las cuatro capitales, la verde y agradable Pamplona, la moderna y acogedora Vitoria, la hermosa y cosmopolita Bilbao, la preciosa y adictiva San Sebastián, se os pueden quedar un par de semanas de vacaciones redondas.
En fin, sólo me queda añadir que si hay alguien interesado en ella y tiene GPS, tengo el track de la ruta a su disposición