En este nuevo periodo de mi vida en el que he vuelto a la bici, aún no he tenido ningún percance serio (esperemos que siga así).
Pero hace muchos años, de mozalbete, cuando empezó a picarme el gusanillo de la aventura por las carreteras, circulaba yo en esa preciosa bici de pasear por el parque, marca BH, que habréis quizá visto en otro hilo del foro. Le había puesto un piñon de tres engranajes y un "transistor" en el manillar para entretenerme y ¡hala! a tirar kilómetros ¡Qué paciencia tenía yo de aquella!
Bueno, a lo que voy. Una de mis primeras "aventuras" fue irme a visitar a mi tía que vive en lo alto de un monte en medio la comarca llamada Cuenca Minera. De aquella yo no tenía ni mapas, pero sí mucha ilusión.
Pues aquel viaje pudo acabar realmente mal.
Para empezar traté de ir por la ruta que conocía sólo de haberme llevado alguna vez en coche. Después de haber subido un peazo puerto y bajarlo por el otro lado fui a parar a cierto pueblo donde me enteré de que me había equivocado de valle y me tocaba volver a subir para bajar por el lado correcto.
Agotado tras coronar la cima de nuevo, el descenso resultó de lo más empinado y sinuoso. En una curva me salí por la tangente, afortunadamente por el lado de la cuneta y no el del precipicio y salí por delante del manillar con la bici dando tumbos detrás de mí. Recuerdo que el guardabarros de la rueda delantera me dio en la sien y me hizo una herida que empezó a manar sangre. Quedé un buen rato achorrao, tirado en la cuneta hasta que empecé a recobrar la consciencia de la realidad en la que estaba. Un coche que bajaba paró y el conductor me preguntó que si estaba bien y le dije que sí.
- "¡Pero si estás sangrando!"
- "Nada, nada, no es nada, enseguida continúo, voy a casa de mi tía ¿sabe?"
El tío siguió su camino haciéndose cruces y pensando si yo no sería un poco retrasado...
Terminé de bajar al valle para volver a subir hasta donde vive mi tía. Cuando llegué estaba hecho un ecce homo. Pero hecho polvo como estaba, hice lo que hago siempre (la soberbia es mi pecado favorito): disimular como si no pasara nada.
A la mañana siguiente tocaba volver a casa. Y como "mecánico experto" no se me ocurre otra cosa que hinchar bien las ruedas.
Empiezo la bajada pero claro, con el trastazo del día anterior, había pillado miedo a las pendientes e iba frenando todo el tiempo. Unos kilómetros mas abajo, en medio de un pueblo a mitad de camino, se oyó una detonación bestial. Es un pueblo de mineros y la gente salió alarmada a ver dónde había sido la explosión. Pues en mi rueda trasera. Un palmo de cámara rajada y yo sin repuesto. Menos mal que no fue la rueda delantera porque para batacazo ya fue suficiente con el del día anterior.
No os cuento la odisea para volver a casa, pero sí os diré que un viejo mecánico de bicicletas de una villa cercana logró arreglar la cámara empalmando un trozo de otra para sustituir el tramo rasgado. Nunca entendí como diantre lo logró. Ese era, desde luego, un buen profesional y una buena persona que se apiadó de un pobre mocoso asustado y lejos de su casa.