Me he escapado unos días a Catalunya, y hemos aprovechado para hacer una ruta por las fértiles tierras de Lleida. Se trata de una ruta diseñada por mi chico, Kim, y pensada para hacer en cuatro días, con salida y llegada en Lleida capital (Kim ha sido durante muchos años guía de cicloturismo por Catalunya, y esta ruta la diseñó como iniciación al cicloturismo). La primera parte es de aproximación hacia el Canal d'Urgell, remontando el río Segre, y la segunda parte se trata de seguir plácidamente el Canal aguas abajo, hasta llegar de nuevo al Segre, lo cual nos deja de nuevo a las puertas de Lleida capital.
Nosotros sólo disponíamos de tres días, así que tan sólo hicimos las tres primeras etapas (bueno, de la tercera sólo hicimos la mitad, porque teniamos que coger el tren después de comer), pero pienso que esta crónica puede servir para que os hagáis una idea de lo bonita que es la ruta (100% recomendable hacerla en primavera).
1ª ETAPA: LLEIDA - SANT LLORENÇ DE MONTGAI (60 km y 351 m de desnivel acumulado)
Tras cargar las bicis cogimos el tren de Sabadell a Barcelona, y allí el regional de Barcelona a Lleida. El madrugón fue importante, pero queríamos aprovechar el espléndido día, y de esta forma para las 10 de la mañana ya estábamos pedaleando por la capital del Segrià:
Ya de salida comenzamos a seguir el Segre, que nos llevó en primer lugar al precioso Parque de la Mitjana, el estupendo pulmón verde de la ciudad de Lleida. Mereció la pena pasar un buen rato pedaleando por sus divertidos caminitos, cruzando sus puentes, parándonos a hacer fotos...
Tras un corto tramo por carretera, cogimos una antigua calzada romana, ahora convertida en tranquilo camino asfaltado entre campos. Yo había llegado a Lleida con unas ganas de primavera que no me cabían en el cuerpo, y fue empezar a pedalear y toparme de bruces con ella...
Ya en Corbins nos desviamos para visitar su Villa Romana:
Tras una breve visita por el pueblo y el parque junto al río, nos volvimos a desviar de la ruta para acceder al Aiguabarreig (mezcla de aguas) de la Noguera Ribagorçana y el Segre. A toda esta zona se la conoce como la "Mesopotàmia catalana", porque es la confluencia de tres ríos: el Segre, la Noguera Pallaresa y la Noguera Ribagorçana. El sonido del agua nos acompaña vayamos por donde vayamos:
La ruta continuaba, plácida, siguiendo la calzada romana hacia Menárguens. El paisaje invitaba a pedalear lentamente, disfrutando del colorido... y de ciertos carteles curiosos, como éste que nos prohibía el paso hacia una finca privada. No sólo se nos advertía de la peligrosidad del perro y el dueño, sino que se nos amenazaba con unos inquietantes interrogantes si se nos ocurría robar algo. Lo más gracioso de todo es que encima el dueño tenía el morro de pedirnos una limosna, jajajaja:
Como podéis ver, se trata de una ruta ideal para escapar del estrés de la ciudad...
Llegando ya a Balaguer, la capital de la comarca, nos topamos con estas artísticas y fotogénicas huertas:
En Balaguer paramos a comer, y aprovechamos para hacer una extensa visita a una ciudad que merece la pena conocer. Estuvimos callejeando por el casco antiguo, paramos a tomar un café en una terraza de la coqueta Plaza del Mercadal, subimos hacia la muralla medieval y la Iglesia de Santa María, y por último nos acercamos hasta el Santuario del Santo Cristo:
Tras despedirnos de Balaguer ya nos quedaba poco para llegar a nuestro destino, Sant Llorenç de Montgai. Lo único que tuvimos que hacer fue seguir por caminos rurales...
...que nos llevaron hasta la presa del Pantano de Sant Llorenç de Mongai. Qué gusto daba verlo tan lleno:
Nos alojamos en la casa de colonias del pueblo, La Cova. No había nadie más alojado, así que teníamos todo a nuestra disposición. Eran las siete de la tarde y no se veía un alma en el pueblo, el silencio era sospechoso, hasta que de repente oímos... ¡¡¡GOOOOOOOOOOOOOL!!! El Barça acababa de marcar uno de los goles que le darían la Liga. Fuimos a cenar al camping, y entre gritos y celebraciones de goles devoramos una cena que nos habíamos ganado.
2ª ETAPA: SANT LLORENÇ DE MONTGAI - AGRAMUNT (64 km y 793 m de desnivel acumulado)
El día siguiente amaneció igual de soleado y espectacular. La primera parte de la ruta discurrió por la tranquila carreterita que bordea el pantano. A esas horas las luces que reflejaban las montañas eran preciosas. Había que aprovechar para sacar alguna foto:
Llegamos a Camarasa. No hacía ni una hora que habíamos desayunado pero... pasar por Camarasa y no probar la Coca de Recapte que venden en la panadería, no tiene perdón. Se trata de una especie de enorme pizza a la catalana. Sobre una finísima base de pan crujiente se echa butifarra (o anchoas), pimientos y cebolla, y se sirve con un buen chorrotón de aceite de oliva por encima... buahhhh, no os podéis imaginar lo deliciosa que está, estoy convencida de que daría positivo en un control antidoping...
Tras abandonar Camarasa con el estómago más que satisfecho, dejamos la carretera para coger el Camino de Cubells (camino asfaltado, como podéis ver). No se veía ni un alma, y el paisaje, con los campos de cereal salpicados de amapolas, los olivos y las montañas del Montsec al fondo, me hizo sentirme feliz:
Abandonamos el Camino de Cubells poco antes de llegar al pueblo, y nos dirigimos por pistas hacia els Rubions (un pueblo fraccionado en tres núcleos):
Uno de ellos, Rubió de Baix, está en ruinas, pero su enclave estratégico, de vigía a orillas del Segre, nos hace ver la importancia que tuvo en otros tiempos:
Tras pasar por el Santuario de Salgar retomamos el asfalto, que no abandonamos hasta llegar a Artesa de Segre, donde paramos a comer:
Después de comer nos tocó subir al precioso pueblo de Montsonís. No nos entretuvimos mucho, porque ya lo conocemos bien, pero os aseguro que merece una visita:
En todos los pueblos por los que pasábamos, por pequeños que fueran, quedaba bien patente quién había ganado la liga, jejeje:
Y tras unos pocos kilómetros por unas pistas un tanto anodinas, llegamos ¡por fin! al motivo de nuestra ruta: ¡El Canal d'Urgell! El Canal en realidad empieza unos pocos kilómetros antes, y cuando nosotros nos lo encontramos fue decir hola y adiós, ya que enseguida lo vimos desaparecer por el Túnel de Montclar:
Se trata de un túnel de 5 km completamente recto, construido hace 150 años. En su día fue el túnel más largo de Europa, y para su construcción se necesitaron más de 6.000 personas, que a fuerza de pico y pala fueron perforando el agujero. Los trabajos más peligrosos los dejaban para los presidiarios. Ni que decir tiene que hubo muchos muertos. En su honor, en lo alto de la Sierra de Montclar, allí donde el túnel se encuentra a más profundidad (a 150 m bajo tierra) levantaron un monolito. Obviamente fuimos a visitarlo. La última parte hay que hacerla a pie, entre trincheras levantadas por el bando republicano durante la guerra civil. Incluso en el monolito se puede apreciar un socavón hecho por un obús durante la guerra:
Y tras bajar de la Sierra de Montclar llegamos a la boca sur del túnel, escondida en el Valle de Coscolls:
A partir de aquí ya no abandonaríamos el Canal hasta llegar a nuestro destino, Agramunt. Tras los sube-baja de la ruta hasta llegar aquí, se agradecía este tramo tan llano y tranquilo:
Llegamos a Agramunt a media tarde, con tiempo de sobra para hacer una completa visita a la ciudad turronera. Aquí hacen mi turrón preferido (que no se me enfaden los alicantinos, jejeje): las tortas de avellana, ¡qué ricas! Son tan famosas que incluso se han merecido un monumento:
Nos alojamos en el Hotel Blanc i Negre, un sencillo y cómodo hotel a las afueras de la ciudad. Comenzamos el día con Coca de Recapte y lo terminamos con turrón de Agramunt. Muchas etapas como ésta y acabaré ingresando en el Club de las 9 arrobas...
3ª ETAPA: AGRAMUNT - ANGLESOLA (39 km y 209 m de desnivel acumulado)
La tercera etapa fue muy sencilla. Todavía en las afueras de Agramunt nos paramos a contemplar el Pont de Ferro, una interesante obra de ingeniería, pionera en su tiempo, ya que su diseño de acero data ya de catorce años antes que la propia Torre Eiffel. Se trata de un acueducto metálico construido para permitir pasar el agua del Canal por él, sin interrumpir el paso del río Sió:
Dejamos por primera vez la margen derecha del Canal y pasamos a la izquierda, inundada de flores:
Teníamos una razón para cambiar de banda: durante un tramo íbamos a abandonar la compañía del Canal. En uno de sus numerosos bucles cogimos un atajo por una preciosa pista...
...porque queríamos subir a la Sierra de Almenara. En lo alto se encuentra una gran torre de vigilancia, Lo Pilar d'Almenara:
Se puede subir hasta arriba aunque, eso sí, hay que estar más bien delgado...
Pero, buffff, merece la pena. Las vistas desde lo alto, con toda la Plana d'Urgell rodeándonos, son espectaculares. Viendo semejante vergel resulta incleíble pensar que, antes de que existiera el Canal, todo aquello se asemejaba mucho a los Monegros, el paisaje era totalmente desértico. Parece mentira el poder vital del agua...
Tras este paréntesis volvimos al Canal. Nos topamos con un par de perros canijillos y con muy mala lecha. La verdad es que les interrumpimos la siesta, y les sentó muy mal. Estuvieron persiquiéndonos durante más de un kilómetro, ¡cómo podían correr tanto con esas patas tan cortas! Resoplaban tanto que por un momento temí tener que hacerles el boca a boca...
Poco hay que decir de la belleza del Canal en primavera. Basta con las imágenes:
Los kilómetros iban pasando poco a poco. Los puntos kilométricos nos iban recordando que nos acercábamos a nuestro destino:
Íbamos pasando por lo que llaman las Casillas, las antiguas casas de los encargados del mantenimiento del Canal. Unas parecen todavía habitadas...
Pero otras necesitan algo de trabajo para entrar en ellas...
Una vez que llegamos a la segunda acequia principal le dijimos adiós al Canal. Nos desviamos hacia Anglesola, donde comimos e hicimos tiempo para coger el tren que nos llevaría de vuelta a Barcelona:
Como os he dicho, no pudimos terminar el Canal porque no disponíamos de tiempo. Nuestra ruta fue ésta:
De haber tenido un día más, la tercera etapa nos hubiera llevado hasta Juneda, al que habríamos llegado siguiendo la cuarta acequia principal. Este tramo de la cuarta acequia es especialmente interesante porque discurre por los antiguos caminos de banqueta, preciosos, entre hileras de árboles. Nos habríamos alojado en la Granja Escuela de Les Obagues, y al día siguiente, tras desandar la cuarta acequia, habríamos vuelto a coger el Canal hasta su finalización en Montoliu de Lleida. Desde aquí hasta la capital son cuatro pedaladas remontando el Segre. Os lo comento por si a alguien le apetece hacer esta preciosa ruta en alguna ocasión.
Como os he dicho, es una ruta pensada para iniciarse en esto del cicloturismo de alforjas, es decir, apta para casi todos los públicos. Y digo casi todos porque, aunque la parte que discurre por el Canal es facilísima, el resto, especialmente el segundo día, tiene sus subiditas, y requiere tener un mínimo de forma. Pero técnicamente apenas presenta dificultades. La época ideal para hacerla es, sin duda, la primavera. Los campos de amapolas (mis flores preferidas) que he visto por estas comarcas y por la vecina Segarra no los he visto jamás en ningún otro sitio.
Una ruta para cargarse las pilas, sin duda. Espero que os guste