Saludos a todos, hace unos meses intenté realizar el recorrido integral a la Eurovelo 6. Ha sido un viaje que he disfrutado un montón, una experiencia inolvidable. De hecho, a gusto me hubiera quedado más tiempo para poder continuar con la aventura.
A lo largo del viaje iba plasmando en un pequeño librito la crónica de este apasionante viaje, la experiencia vivida. Todo esto de una manera muy muy personal, se podría decir que incluso de una manera algo rara. Ahora quiero compartir este relato, dirigido “a quién pueda interesar”.
Saludos y hasta ahora, porque salimos ya!!
Día 0. St Nazaire-Camping d Lac. 74 km:
Día de despedida. Ha sido una despedida corta y a mitad de la noche. Quizás haya sido mejor así. Y es que no me encontraba preparado para una más larga, se me hubiera hecho muy dolorosa en esta situación personal que atravieso. Cojo el autobús a las 5 de la madrugada y llego a Irun a las 6 y media. Como hasta las 11 no tengo que estar en Anglet, donde me espera Eric, me sobra tiempo. Por lo que, en vez de coger el trenecito de la costa, me doy un bonito paseo con la bici por toda la costa de Iparralde hasta llegar a dicho pueblo, qué gran regalo para empezar!
Tengo mucha suerte con mi compañero de Blablacar, me ha dejado meter la bicicleta en su furgoneta sin ningún problema, menudo alivio. Ya me veía yendo a Baiona a por el tren. Durante el viaje a Nantes, a veces, me brotan sin querer las lágrimas de los ojos, son muchas emociones.
El conductor no entiende una palabra de castellano, lo mismo que yo de francés, así que callados todo el rato. A la altura de Burdeos seincorpora una chica a nuestro viaje que sabe un poquito de inglés, lo mismo que yo. Cuando estamos a punto de llegar a Nantes, intercambio por fin unas palabras con ella. Gracias a eso Eric, el conductor, se ofrece a llevarme hasta Saint Nazaire a cambio de otros 20 euros más. Todo esto por mediación de otra chica que va en el coche, de la que no sé ni su nombre y que en 5 minutos se baja del coche, casualidades de la vida, ¿o no?, ¿Todo es espontáneo o somos marionetas del destino?, ¿ni lo uno ni lo otro?
Una vez en Saint Nazaire, lo primero el avituallamiento, luego ya veremos. Al pasar por las estanterías del supermercado, veo la comida típica de Bretaña. También al vaciar las alforjas de la bicicleta, encuentro el billete de tren del año pasado. Los recuerdos del intenso viaje que hice al año pasado a Bretaña, en el cuál se forjo la separación con una chica con la que ya no estoy me vienen a la mente. Siento nostalgia, es un día intenso. Pero bueno estamos aquí y ahora, lo otro es solo pasado, así que adelante.
Me hago la foto de rigor en el Océano Atlántico y relleno un tubito con agua del Atlántico con la esperanza de poder echarla en el Mar Negro. Inmediatamente empiezo mi viaje, pedalada a pedalada, kilómetro a kilómetro. La sensación de soledad es grande, pero la de libertad, también.
Empiezo a filosofar sobre la inutilidad de pelearse con la realidad, ya que contra esta siempre se pierde. Intentaré “rendirme” a la vida y aceptarla como venga. Por fin me echo a dormir en el Camping De Lac, mi primera noche. Ha sido un día duro, pero mañana también amanecerá.
Saint Nazaire, Oceano Atlántico