Será notoria de forma inmediata la bobez que me caracteriza e incluso puede que aliente en nada a la mofa general, pero hay situaciones que hay que vivirlas para ver la enjundia de la cosa.
Y puestos a que uno en este foro se encuentra como en la casa de uno, y aprovechando la intimidad después de unos cuantos cortaditos en la Taberna de Pirata (es que uno no es de mucho alcohol), acomodo mi codo sobre la barra y como que uno lo necesita ya con urgencia empieza a desembuchar el mal de todos los males cicleros que a uno le acongoja (o acojona según se mire) y a ver qué pasa, pensando que en el peor de los casos alguien me echará una mano.
Vamos allá:
Después de unos cuantos bastantes de miles de kilómetros hechos en coche y en ciclomotor (uis cómo me gustaba mi Vespino), uno debe reconocer que a lo sumo habrá pinchado alguna rueda un par de veces, tres todo lo más (aunque esta tercera ahora mismo no la recuerdo). En coche habré cambiado la rueda pues eso dos veces, en la Vespino nunca... ¿y en bicicleta? Pues jamás de los jamases (hasta ahora). Total y al asunto, que uno nunca ha cambiado una rueda de su sitio y vuelta a poner... y para una vez que lo hago...¡Zas en toa la boca!
Este detallito del sacar y meter la rueda lo comenté de pasada al principio de participar en el foro. Esta gesta la hice exactamente el día 13 de marzo de este año, cuando henchido de emoción traje la bici a casa. En una machada le quise demostrar a mi mujer lo fácil que en estas bicicletas era eso de desmontar la rueda para que cupiera mejor en la habitación. Ella se asombró de la facilidad del asunto y con la rapidez con que lo hice (esta mujer es tan buena que puntúa con matrícula de honor cualquiera de las muchas memeces que hago).
Pero claro... cuando retorné la rueda al lugar del que nunca debió salir.... ¡problema! Un pequeño detallito que claro, cuestión de honor, oculté sibilinamente a la mirada generosa de mi mujer. Ella se fue a sus cosas y yo me quedé cerca de la bicicleta a ver si podía desfacer el entuerto ocasionado y que sea dicho ya prontito no conseguí alcanzar mi objetivo. El freno delantero quedó mal y así se quedó hasta que pude ir al taller unos cuantos días después a que lo arreglaran... “Uis, es que se ha desajustado”-me dice el mecánico como quitándole importancia a la cosa. “Es normal en una bici nueva, al principio siempre hay cosas que ir ajustando” -¡Ajustando! (exclamé silenciosamente para mis adentros) “Ajustando dice... o no tocando!
Total, que resulta que cuando saqué la rueda en casa para la “demostración de mi capacidad ciclera”, tras desenganchar el cable que tira de los frenos (V-brake de esos creo que se llaman) pues nada, al volverlo a enganchar, una zapata se quedaba más pegada a la llantia que la otra, tan pegada que un poquito sí que frenaba la rueda... ¡no mucho no! Pero un poquito sí. Tras apretar y desapretar todos los tornillicos que encontré alrededor del artilugio (V-Brake), nada de nada, la cosa seguía igual o peor. ¡Joder con lo fina que iba cuando la saqué de la tienda!
Y señoras y señores... que no hubo manera de que aquello quedara como diosmanda, los dos igualitos. Y así estuve circulando (por burro) durante unas cuantas salidas hasta que fui al taller con motivo de poner el transportin y los guardabarros y como quien dice le digo al mecánico... “Echale una miradita al freno que creo que la cosa no va bien”... Xéeeeeee quines coses!
Desde aquel primer día, cada vez que paso cerca de la bicicleta mi mayor obsesión es dar un pequeño apretón (suave y cariñoso) entre los dedos pulgar e índice (cual si se trataran de otras partes teóricamente blandas de la anatomía de mi señora) a las ruedas... primero a la trasera con la mano derecha... después a la delantera con la mano izquierda... Buf, descanso, están todavía hinchadas. Las noto duras, no se si como el primer día, pero duras. No hay problema pues, de momento no hay que sacarlas del sitio para reparación alguna.
Esta misma obsesión me atrapa cuando voy circulando, miro la rueda delantera en la parte que toca el suelo... Buf, parece que sigue estando bien. Claro, a la rueda trasera ni le digo nada... a ver quien es el contorsionista/equilibrista capaz de mirar circulando si está bien o mal. Cuando no noto nada raro es que la cosa va bien... Se me suaviza un poco el pánico por tener la necesidad de tocar la rueda trasera... con tanto piño, una cadena tan larga que pasa por tantos sitios.
Y no crean sus señorías que no pregunté al mecánico el mismito día de estrenar ¿cómo se saca la rueda trasera?... “Es fácil” –contesta el maestro. “Sujetas con la mano la tuerca, con la otra mano mueves la palanquita... levantas la cadena...” Y el tío va y se queda con la rueda en la mano con una facilidad que espanta... esgrimo mi sonrisita nerviosa.... ¿Seré capaz yo? (esto lo pienso... que ojalá lo hubiera probado yo allí mismo.
Pero claro... el mecánico lo tiene fácil, no sólo porque lo habrá hecho miles de veces... es que además el tío tiene un potro que flipas para revisar las bicis, todo elevadito, con sus palancas, balancines y todo a la altura del ombligo... ¿pero y en casa? ¿y en la carretera? Ahí no hay potro que valga para tenerla bien sujeta y en alto... ¿Ara qué? ¿Eh?...
Yo creo que por este asunto siempre he pensado en transportar la bici en remolque o aunque sea en la baca... simplemente por no tener que enfrentarme a quitar y poner las ruedas. Pero visto que aún me quedan unas cuantas matrículas y tasas universitarias (como padre biennacido) que pagar, pues lo del remolque va a tener que esperar y por eso... simplemente por eso escribo este post.... pa pedir ayuda.... y tener la tranquilidad de poder montar y desmontar las ruedas y embutir la bici en la parte trasera de mi C3 (que la cosa va a estar chunga).
Con todo y para ir acabando:
¿Cómo se arregla esto de cuando una zapata está más pegada a la llantia que la otra?
¿Para cambiar las ruedas... la bici tiene que estar mirando parriba o pabajo?... Si es mirando parriba... tendré que poner algo en el suelo para que no se estropeen ni el sillín ni las manetas del manillar no?
En el coche... y ya sin ruedas.... la cadena... ¿queda colgando así de cualquier manera?
Dentro del coche también... la bici como va, tumbada de lado, parriba, pabajo...
Bueno pues na... si alguien ha podido llegar hasta el final de este post y me puede ayudar pues intentaré este domingo hacer una escapadita transportando a la bici como una “señora” en la parte de atrás y buscaré alguna rutilla un poco más bucólica que las que los polígonos industriales metropolitanos me vienen ofreciendo.
Saludos.