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Aconteceres de nuestro viaje por los caminos del Mio Cid. De Teruel a Burgos

&tarr; PUBLICIDAD (lo que paga la factura)

  1. http://www.flickr.com/photos/andres_gomez/sets/72157624895563867/

    Nuestro Camino por las tierras donde anduvo el Mio Cid. De Teruel a Burgos.
    N
    Nuestro periplo debía comenzar en Burgos, para emular la gesta de don Rodrigo Díaz de Vivar y transitar las tierras desde aquí a Teruel. Las previsiones del tiempo que los físicos y astrologos nos estaban vaticinando, nos aconsejaban realizarlo al revés, ya que de no ser así, acompañaríamos a un frente de nuves y tempestades que, a primeros de Setiembre, entraba en Iberia por el poniente y provocaría lluvias, granizos y otros fonomenos muy desaconsejables, en los páramos yertos de las mesetas y tierras que transitaríamos. Si emprendíamos nuestro periplo desde Teruel, nos cruzaríamos con el frente un solo día. Así lo fizimos y así nos aconteció.
    La empresa la acometimos tres caballeros de larga experiencia en menesteres de viajes y aventuras. A saber, fuimos Don Pedro de Hortelano, caballero de la noble ciudad de Úbeda. Don Xesús de Cárdenas, caballero de la noble ciudad del Santo Reino y el que os habla, Don Andrés de Gómez, humilde sanador y herrero, de la villa de Mengíbar, xunto al Guadalquivir. Los pertrechos e impedimentas necesarios para aquesta empresa, fuímoslos colocando y acomodando en nuestros corceles y bestias de carga, cuidando mucho de procurar que estuviesen a buen guardo del calor y de las aguas que el tiempo amenazaba.

    Aconteceres de la primera jornada
    C
    Con el medio del día y el sol en lo alto cayendo sobre nuestras cabezas, emprendimos nuestro viaje desde la Noble ciudad de Teruel. Teníamos por delante una tremenda semana. Iniciamos nuestra andadura por un camino, por donde los demás diligentes viajeros transitaban en carros y otras maquinarias de forma espectacular, la denominada en los códices como camino A1512 que pasando por un campo de yerros voladores nos llevó a Gea (la de Albarracín). Hasta esta villa no tuvimos mas vista que el horizonte limpido y un fuerte aire en nuestra cara. En aquesta villa, tras contemplar su colegiata nos adentramos en su fresca Calle Mayor, por donde nos encontramos solo algunas doncellas realizando los menesteres propios de acopio y conversación. En el pilar abrevamos a nuestras bestias y llenamos los odres por si en el transito a la mora Albarracín nos fiziera necesario.
    A la salida de aquesta villa, y en unas suaves y continuas subidas fuimos acompañando por su izquierda al Río Guadalaviar. Por una senda fresca y placentera fuimos discurriendo y contemplando a nuestras derechas las obras de conducción de agua que fizieron los romanos para abastecer otros lugares remotos. Fue sorprendente la imagen del castillo de Guadalaviar que nos enfiló en un meandro y, majestuoso, nos recordó la grandiosidad de otros tiempos mas luciosos.
    En un suave tran tran fuimosnos adentrando con los recodos del río que nos condujo a la mora Albarracin. Vestigios de otros tiempos, donde la convivencia entre las diferentes culturas y maneras de pensar fizieron que en aquestas tierras hayaranse las gentes felices y compartidas. En lo alto de Albarracín, se observaban las atalayas y defensas que de todas formas, al final de esta tranquila época, hubieronse de fortalecer para defensa de osados y perversos feudales.
    La mesonera en donde nos proveímos de matanzas y cerveza, acompañado todo de un exquisito pan de horno candeal, nos explicó que allí podíamos reposar para luego proseguir por nuestro camino, para lo cual posamos un pequeño rato, tras yantar en un recoleto jardincillo a orillas del bonito riachuelo. Afianzamos los hatos de nuestras bestias y cambiamos el agua de los odres por aquesta, más fresca y fina que la de Teruel.
    Una vez descansado, proseguimos nuestro periplo, retrocediendo desde Albarracín hasta una encrucijada de caminos que nos conduciera al denominado Pozo Ondón (Pozondón). Para ello, atravesamos una muy fresca y bonita serrezuela, que al coronarla, nos sorprendió con una fuerte tormenta, con toda clase de aparato de rayos y truenos. El cielo, oscurecido de repente, se veía iluminado por los tremendos rayos que de forma continua enderredor caían.
    Temerosos de tener algún percance por tanto aparato eléctrico que se sentía, enfilamos una tremenda bajada que nos condujo a una milenaria ermita y después al Pozo Ondón. Desde lo alto, pudimos ver los desastres de la efímera tormenta, árboles sin su follaje, y pedruscos de yelo como guevos de paloma que se arrejuntaban en las cunetas de los caminos. Igual imagen pudimos contemplar en la villa de Ródenas, donde nuestras monturas hubieron de transitar por caminos llenos de aqueste pedrusco de yelo. La tormenta fue precediéndonos y nuestro paso por donde ella, fue de un ambiente fresco y húmedo. Desde Ródenas, donde posamos por unos instantes, nos dirigimos al Villar del Salz, a procurarnos posada. No hayamos tal y fuimos dirigidos a la comarca de Ojos Negros, donde vestigios de faceres mineros de sacar yerro nos recibieron por el camino.
    En el Barrio llamado del Centro, hayamos una posada del concejo, en donde nos resguardamos de una tremenda tormenta que se precipitó en el mismo tiempo que habiamosnos acomodado, dejándonos sin luz en ocasiones. Fuerte aire y grande estruendo nos acompaño en toda la noche. El posadero nos procuro un magnífico yantar y yacimos toda la noche en celada, descansando nuestros huesos después de andar 90 Km por tierras yermas y secas.

    El objetivo no es llegar allí, es disfrutar de cada kilómetro hasta que llegas....., y sobre todo "ser feliz".
    Publicado hace 13 años #
  2. Genial amigo Andrés... simplemente genial!
    Enhorabuena, por el viaje y claro... ahora por el relato.
    Vicent

    Publicado hace 13 años #
  3. Estupendo viaje y muchas gracias por el relato y las fotos.

    A veces, rodando solo, se me ocurre que los alforjer@s parecemos "caballeros andantes" a la manera del Quijote. Bueno, mejor "caballeros ciclantes". Incluso no nos falta nuestra pizca de "locura" al viajar en bicicleta en estos tiempos donde el rey es el motor.

    Un saludo y enhorabuena a los tres caballeros

    Publicado hace 13 años #
  4. Andres, has conseguido que siga, os siga, por vuestra ruta como Sancho Panza montado en burrico alegre y pizpireto!!!...

    Un saludo y Enhorabuena!!!

    "No me sigas, que ya te he dicho que no se a donde voy ..."

    J.F
    Publicado hace 13 años #
  5. ACONTECERES DEL DÍA SEGUNDO:

    http://www.flickr.com/photos/andres_gomez/sets/72157625023081962/

    U
    Una vez que fuimos reposados en la posada del concejo de los Ojos Negros y, habiendo concertado con el posadero los caminos mas acertados de transitar hasta nuestro próximo destino, la ciudad de Daroca, emprendimos la marcha en una fresca mañana que amenazaba con lluvias en la lontananza. Transitábamos por el camino que nos llevó a una de los caminos del reino, el denominado N211, que andamos por un tiempo, hasta encontrar a nuestras derechas otro de los pecuarios llamado TEV 4305.
    Enseguida y tras unas leguas de andar, encontramos la aldea de las Blancas, villorio sin interés que transcurrimos orientados por unos zagales y, tras ver un molino de los de moler con aire el trigo, nos enfilamos a otro de los pueblos de nuestra ruta, Odón. El paisaje sigue siendo del tipo estepario, cultivos de cereal y en los yermos altozanos, las almendras.
    Aquí, posamos unos ratos y yantamos unas viandas en dulces que nos supieron a gloria. Encontramos a un sacristán que hallábase en remozar la pertrecha iglesia para fortalecer las fiestas patronales que en breve se acontecían.
    En saliendo de la iglesia, nos encontramos con un anciano lugareño que nos preguntó a cerca de nuestros orígenes. Al saber que procedíamos de tierras del Santo Reino, nos contó lo que en otros tiempos, para él mas jóvenes, los lugareños de esta villa facían para ganarse el sustento, y de camino, quitarse de los rigores del duro invierno en estas tierras. A mediados del otoño, las familias completas con mulos, cabras y demas percrtechos, se transportaban a las tierras de fronteras de Al-Andalus, en los dominios de la Carolina, donde al servicio de un señor de esas comarcas, recogían las aceitunas y realizaban la molienda de ellas, fabricando el faceite de las olivas, famoso en estas tierras castellanas. Ganabanse el jornal entre peones y bestias, que a la postre cobraban por el transporte de los sacos y serones a las almazaras de las olivas. Volvían se a sus tierras de origen, una vez que hayanse pasado las inclemencias del crudo invierno, y los sabañones ya andaban curados. Los costales y alforjas venían llenos de aceite, de aceitunas en salmuera y, los reales, protegidos en los fajines por las navajas trinchaoras.
    Tras los relatos del labriego, nos dispusimos a transitar a la villa de Bello, en la cual no encontramos motivo para nuestro detenimiento, enfilando nuestras monturas sin demora alguna a la villa de donde es la laguna del Gallo que Canta. Antes hubimos de detenernos en Tornos, donde un suculento yantar en la posada del pueblo nos fizo encontrar el sosiego tras una larga y matutina jornada de transito por las llanuras y puertecillos del paramo. Ya estábamos dentro de las vistas fantasmagóricas de la laguna que en otros tiempos de los romanos fuera entendida como lugar de magia.
    La mesonera nos aliño unas patas de los corderos del lugar y unas verduras que fizieron que nuestras ya mermadas fortalezas, volvieran a estar en tonos de cabalgar en toda la tarde. El vinillo que nos condujo, fizo mas pasajero el yantar, y mas ameno.
    Tras pasar por el pueblo de Gallocanta, de nuevo las tormentas y chaparrones del verano nos acechaban. Nos cayó una buena zomanta de aguan en nuestros lomos y hubimos de secar nuestros pertrechos al llegar al camino denominado A211, de los pecuarios de Aragón. En estas latitudes tuvimos ocasión de ver el altozano castillo de Santed. Esbelto, altivo y dominando el paso del valle. Iniciamos la subida a las cotas de la sierra de Santed y llegamos al pueblo de Val de San Martín, desde donde se divisaba la esplendida y señorial villa de Daroca. Una fuerte bajada nos separaba de ella.
    Acelerados andábamos por refrescarnos y desacansar nuestras maltrechas posaderas cuando a la bestia de D. Pedro le saltó uno de los clavos de las herraduras (Radio). La pobre lucerilla andaba cojitranca de las patas de atrás. A duras penas y no sin contratiempos conseguimos llegar a la posada del concejo, donde, una vez aligeradas las bestias de su pesado hato, fuímos en busca de un herrador que nos arreglara los desbarajustes ocasionados por el clavo, en el transportín de la carga gruesa. Yo, que soy herrero, conseguí arreglar los desperfectos de las herraduras, pero los anclajes de los arneses hubolos de gobernar un herrero de la localidad.
    Posamos nuestros maltrechos cuerpos y lavamoslos en la posada. Mas tarde nos dirijimos a la mesonera Carmen la Mandiles, en donde yantamos y bebimos diferentes viandas muy acertadas. Tras esto, realizamos un ligero transito por el barrio judío de Daroca, de noche fue extraño. Paseamos y conversamos a cerca de nuestro devenir en aquesta empresa y de los aconteceres de estos dos días.

    Publicado hace 13 años #
  6. genial Andrés.

    Adjunto

    1. el_cid_cabalga.jpg (8.4 KB, 2 descargas) 13 años antiguo
    entra en tu corazón y extiende las velas,
    que te aguardan tierras por conquistar
    y hay un espacio vacío que espera tu nombre
    Publicado hace 13 años #
  7. yo quiero maaaas!!! lesheeee, que es la segunda vez que lo leoooo!!!!

    Publicado hace 13 años #
  8. Aquí me tienes, esperando la nueva crónica.

    Un saludo

    Publicado hace 13 años #
  9. !!! Vive Dios y boto a brios , qués un gran relato a fe mía ¡¡¡




    Adjunto

    1. a.gif (2.2 KB, 3 descargas) 13 años antiguo
    Publicado hace 13 años #
  10. http://www.flickr.com/photos/andres_gomez/sets/72157624902450309/

    Aconteceres de la Jornada Tercera

    C
    on las lluvias del día anterior, despertó una mañana fresca, sin brisa alguna y con un cielo del todo no esclarecido. Dispusimos nuestros pertrechos en las monturas y nos enfilamos a transitar por los caminos que nos conducieran al llamado Monasterio de la Piedra. La ciudad, a esas horas despertaba de su letargo y poco a poco vieronse transitar mozos, doncellas, caballeros y labriegos, cada uno a sus menestreres. Iniciamos nuestra andadura acompañando por la derecha al río llamado Jiloca. Por una vega fresca y rica, discurrimos por los pueblos de Manchones, Murero y Atea. En este último, al que llegamos tras una fuerte pendiente atravesando una bonita serrezuela, hubimos de preguntar por el camino mas acertado para llegar al mencionado Monasterio, ya que según nuestras averiguaciones debería haber un camino que salvase el discurrir por una fuerte sierra, la de Pardos.
    Tras posar brevemente en el tranco de una antigua ermita, vimos pasar a un viejo pastor, al que preguntamos por tal camino. El pastor, sordo como una aldaba, nos contestára en varias ocasiones que el agua del manantial de la ermita estaba muy fresca, hasta que con grande voz le advertimos que nuestra pregunta era otra. Así, con ello, nos dirigió por el villorrio llamado Castejón de Alarba a un camino, muy precioso, que nos conduciera de forma derecha a Munébrega, evitandonos el trasiego por la grande sierra de Pardos. El camino en cuestión era de los de andar comodo. Cogimos frutas sabrosas en su paso, peras, ciruelas e incluso algunas uvas de las de hacer vino, llamadas en estos terrenos garnachas.
    Munébrega tiene una iglesia de ladrillo de los tiempos Mudéjares y el pueblo, poco mas que ver. En un horno nos proveímos de pan y de chacinas para poder así yantar en los frescos recodos del río Piedra, cerca del Monasterio. Tras la Iglesia, en una fresca sombra reposamos y comimos unas frutas, antes de seguir nuestro camino al siguiente pueblo, Nuévalos, ya en el Monasterio de Piedra. Para llegar a Nuévalos transitamos por un camino muy concurrido y azaroso, que tras un mantenido subir, sin agua donde refescarnos pudimos ver una bonita vista del pueblo de Nuévalos.
    Aquí preguntamos por el monasterio y fuímos conducidos por una fuerte subida al citado lugar. Allí trabamos nuestras monturas en frescos sotos y en la posada, nos dispusimos a yantar las viandas adquiridas en el anterior pueblo. Nos proveímos de cerveza y comimos con ansia, ya que el día nos había dejado las fuerzas escasas.
    Tras comer hasta fartarnos, fizimos la visita al lugar en cuestión. Don Pedro de Hortelano estuvo mas interesado en los menesteras de Cetrería, por lo que convino unas charlas con los cetreros de aqueste sitio y departió grandemente con ellos.
    Don Jesús y un servidor discurrimos por el lugar de las águas. Vimos grandes bellezas de la naturaleza y del discurrir del tiempo y el agua. Sorprendiónos grandemente al entrar en una grande cueva que goteaba toda ella. Las sensaciones que nuestro cuerpo y nuestro espíritu aquí hubieron, son del todo inenarrables, so pena que cualquiera que las leyera las interpretara como signos de brujería. Por eso las cayo e invito a quien las quiera experimentar que lo haga, entenderá así nuestros pensamientos en aqueste mágico lugar.
    Con el cuerpo refrescado y el espíritu calmo nos dirijimos a donde pacían nuestras bestias. Hayamoslas tranquilas y descansadas, asín como a Don Pedro, por lo que nos dispusimos a bajar al pueblo de Nuévalos a proseguir nuestra andadura. Asín, en la fuerte bajada, un resbalón de la bestia de Don Pedro, que ya andaba resentida por el trompiezo del día anterior, resultó que la cojitranquéz le aumentara, hasta tal punto de quedar impedida de los cuartos traseros de forma momentanea. Esto fizo preciso que encontraramos posada en este sitio y procuraramos remedio a la bestia. Realizamosle todo tipo de procuros que fueron sin fruto, por lo que hubimos de llevarla a un yerrador de Calatayud, pueblo que andaba por entonces en fiestas. Fízola un remedio y nos procuró otro más que nos, debieramos facerle en llegando a la posada. Esa noche, andabamos en preocupación por el andar de la bestia. Dormimos tarde y mal.
    A la mañana siguiente, que amaneciera envuelta en brumas, vimos cómo la bestia estaba ya repuesta de su mal, por lo que grande fue nuestra alegría y en este ánimo empezamos nuestra andadura por las riveras del lago de este pueblo. A pesar de esto, el sembalnte de Don Pedro mantúvose sério y enjuto, en preocupación por el futuro del animal, a pesar de lo cual proseguimos la marcha.

    Publicado hace 13 años #
  11. Queremos más!!!!!!!!

    Publicado hace 13 años #
  12. pero esque no hay gallinas en ese camino coñe...
    buen camino Andres y compañia, disfrutalo
    ser felices

    Somos energia..
    de ti depende, si positiva o negativa
    Publicado hace 13 años #
  13. Echabamosle a Vuesa Merced mucho de menos, Maese Pollo. Sea usted bien venido a aquesta aventura.

    Saludos
    Andrés

    Publicado hace 13 años #
  14. aparenta vuesa merced D. Andrés, ser cual la blanca secreción de los mamíferos hembras...

    vamos, que eres la leche.

    Publicado hace 13 años #
  15. mas, mas, queremos más

    Gracias Andres!!!

    eres un monstruo!!

    Publicado hace 13 años #
  16. Tengan paciencia vuesas mercedes y no desvarien en los petitums. Todo se andará en aqueste sentido y hayareis remedio a vuestras inquietudes en seguida.

    Saludos
    Andrés

    Publicado hace 13 años #
  17. Me quito el sombrero Don Andrés de Gómez.
    Pero más!!!

    Siempre amiga de la naturaleza; para poder respirar la brisa del mar, con el sabor de los pinos.
    Somos mediterráneos.
    Publicado hace 13 años #
  18. Qué verbo tan digno que gasta vuestra merced,dá gusto el relato de vuestras andanzas
    Si pasáis a ver la Pilarica y lo tenéis a bien mandadme un mp y rodamos un poco juntos .Saludos y feliz rodada

    avanza con paciencia
    Publicado hace 13 años #
  19. Maese Fraser, las crónicas que agora estais leyendo acontecieron en los primeros días del mes de Setiembre. En volviendo a nuestros menesteres y quedando en tranquilidad y reposo he dispuesto mi dictado a mi fiel escribano, y asín las estais leyendo.
    Saludos
    Andrés

    Publicado hace 13 años #
  20. http://www.flickr.com/photos/andres_gomez/sets/72157624915936753/

    Aconteceres de la jornada cuarta.
    Las brumas del alba fueron poco a poco disipandose. La mañana transformose en un fuerte día de sol y calor. Para aprovechar el frescor del alba espoleamos a nuestras monturas por un bonito camino que nos conduciera a Alhama, la de Aragón, pasando antes por las cercanías de Godojos. En llegando a Alhama, estubimos prestos a aprovisionarnos de viandas por si en el transito por las tierras de las fronteras con Castilla nos fiziera necesario. Alhama es un pueblo morisco muy alegre y concurrido. Departimos con algunos aldeanos nuestros periplos y asín satisfizimos sus curiosidades. A la entrada del pueblo, en el camino, pudimos conversar con dos bárbaros de los paises bajos, que transitaban estas tierras en busca de conocellas. Desde Rhoterdam vinieron con extrañas monturas. Caballitos emponecidos, pero a la postre muy bravos y andaores. Departimos con ellos y no teniendo mas conversación por aquello del idioma distinto nos despedimos de los bárbaros y entramos al pueblo.
    Nuestro camino desde ahora fuere acompañando por la izquierda a un buen río llamado Jalón. Pasamos por Contamina y despues por Cetina, en los que no encontramos demasiado interés como para nuestro detenimiento en ellos. Asín, en unos suaves subir y bajares nos entramos en Ariza. Ciudad que en otros tiempos hubo de ser muy fuerte, pero que en aquestas fechas andába muy mermada en riquezas. Allí ya se adivinaba la prosimidad de la frontera. Moros y cristianos convivían sin ningún faltar de unos a otros. Las campanas llamaban a misa y en los minaretes, los almoicines llamaban a la tercera oración. Nos dispusimos a posar unos ratos y a completar el abastecimiento en una panadería junto a un parquecillo con una fresca fuente. Allí preguntamos el mejor modo de llegar a nuetro próximo destino, Santa María de la Huerta, ya en Castilla.
    Fuimos dirijidos por unos aldeanos y pasamos por Monreal de Ariza y, en Torrehermosa transitamos por unas veredas muy cómodas de andar, aunque los paisajes fueran algo desoladores. En esta villa, que presentaba rasgos de antiguas fortalezas señoriales y feudales, vímos cómo los labriegos acopiaban el grano para vender a los molinos de la farina, y grandes montones de cebada esperaban a ser trasegados para facer la malta de la cerveza, bebida en grande valor en aquestos tiempos.
    Desde Torrehermosa, por un precioso camino fuímos conduzidos a la señorial y cristiana villa de Santa María de la Huerta. Tras subir a un bonito altozano, vidimos los hitos que marcaban en aquellos tiempos la frontera de los castellanos con las tierras de los moros. Castilla delante nos fizo encontrar ya, enormes diferencias entre el terreno que divisabamos y aquel que habiamos recien abandonado.
    En llegando al monasterio de Santa María, preguntamos de poder hospedarnos en él. El Abad nos contestara que si no fuere por motivos de fervor y contemplación religiosa, no podianos dar de hospitalidad. En verdad, el Abad viónos de las fachas de vestimentas que portábamos y confundiónos mas por moriscos que por cristianos, con lo cual no fizonos caso.
    En frente al monasterio, hayamos un mesón donde yantamos unas viandas con gran placer. Bebimos y posamos por unos ratos, mientras que departiamos nuestras andanzas con los castellanos de aqueste lugar, que fablando, mas parecianse a los moros de aragón. Estos, andaban jugandose los reales a las barajas con grande alboroto.
    Fuimos conduzidos por la mesonera hasta el siguiente pueblo por un precioso camino, comodo de andar pero no fresco, que en vez de tansitar por los sotillos de los arroyos salados, partía de forma derecha por un grande altozano. Nuestra guia fue la grande y vieja torre del castillo de Montuenga, donde sin sentir llegamos en el principio de la tarde. En llegando a este villorrio, fuímos a pedir agua a un mesoncillo que estaba junto a la iglesia. El mesonero pidionos tres reales de los nuevos por tres jarras de agua, que no de vino. Don Xesus díjole que no eramos cortesanos para tal desproporción, que eramos aventureros. No obtubimos caridad del ruin mesonero y salimos de aquel pueblo con grande disgusto y enorme enfado.
    Antes que mediara la tarde, nos dirigimos a la villa de Arcos de Jalón. Villa ajetreada y de gran vida. Allí conocimos y hablamos con un extraño viajero que dijo ser catedrático de no se que universidad. Por su aspecto de pedigüeño no dimos crédito a su discurso, pero al tiempo, pudimos ver que decía verdad y que por un calambrin de estravagancia, facía el deambular por tierras lejanas en vusca de aventuras y conocencias de ellas.
    Desde Alhama veniamos transitando con el acompañamiento del Río Jalón. Ahora íbamos frescos y tranquilos. El camino transitaba en torno al río y asín de forma placentera fuimos viendo pasar los pueblos ya castellanos como Somaen, Jubera y Lodares, hasta que a lo lejos, pudimos ver, en lo alto, la señorial villa de Medinaceli. En aqueste lugar hayamos posada y dimos grande descanso a nuestras bestias, ya que la jornada había sido muy fatigosa.

    Publicado hace 13 años #
  21. OoHh!!
    En que mundo me metido?

    Publicado hace 13 años #
  22. En mundo maravilloso, donde cada cual es quien quiere ser.

    Ese creo que es el camino para empezar a ser felices.

    Saludos
    Andrés

    Publicado hace 13 años #
  23. Publicado hace 13 años #
  24. me gusta la luz de las fotos
    me gusta la espresion de cansancio en la bici, pero con estado feliz
    me gusta ese castillo que indica,, que algun dia... alli..
    lo que no me gusta, es que no sacas la cara de tu colega,, que pasa
    que es feo como yo jajaja queremos verlo
    muy buenas fotos
    a disfrutar
    seer felices

    Publicado hace 13 años #