¡Hola Rodadores! Hace mucho tiempo que os sigo leyendo y, disfruto con ello. Algunas veces me siento como si pedaleara a vuestro lado, y me animé hasta el punto de decidirme a comprar una bicicleta, que me hiciese sentir el placer que había vivido siguiendo vuestros recorridos. Después de esperarla 92 días a que me la entregaran, cuando iba a recogerla, la noche anterior, tuve perforamiento de retina. Me intervinieron, y he estado en reposo el tiempo prescrito. He añadido un poco más de tiempo, por darle más seguridad, y por fin, me decido a salir com mi máquina. Me sentía como un niño con zapatos nuevos; pero no sería yo, si no me ocurría algo, y aquí vino, circulaba por una carretera secundaria, sin prisas y por el arcén. Por un camino a la derecha veo venir un coche que va aminorando la velocidad a medida que se acerca a mí, pero el (.....)en vez de frenar para dejarme paso, sale a la carretera, arrollándome. Me puse tan nervioso, que pensaba que un accidente tan estúpido, había acabado con una ilusión, un sueño, un juguete. Llámenle como quieran pero, no sentía el daño físico, sino el que habría sufrido la bicicleta; pues, ¿a dónde la iba yo a mandar ahora para que fuese nueva otra vez? En España, solo hay tres, o cuatro talleres y están en el norte. Además, ¡era en el estreno, solo había recorrido 20 kilómetro! Y, ¿creen ustedes que bajaron a interesarse por nuestro estado? Solmente les escuchaba por la ventanilla, lo siento, lo siento. Y sobre este asunto yo os quiero preguntar: ¿qué se ha de hacer en estos casos? Si le hubiese tomado la matrícula o, hubiese pedido su seguro, ¿habria servido de algo?