La bicicleta para mí, ha sido en mis comicios, la forma en la que un niño, al que le encanta conducir, puede llevar a cabo sus sueños. Es el primer modo en el cual logré conducir, viajar y conocer lugares con mi propio esfuerzo. Sin ser maestro de la bicicleta tampoco aprendiz, he vivido siempre con ellas y no la he dejado nunca, aunque la intensidad o la pasión por ella ha tenido altibajos, he de reconocerlo.
Soy motorista, porque soy ciclista, me encanta conducir, me gusta viajar, la naturaleza y me gusta el deporte.
Este niño de 33 años, llegado un momento en la vida de agotamiento y pérdida de ilusión por la bicicleta, apunto de abandonarla para seguir en otros deportes, como el bodyboard (modalidad de surf) o el kayak, ha logrado despertar de nuevo ese brillo en sus ojos no al hablar de ciclismo, al hablar de cicloturismo...
No hablo del ciclismo de carretera que llevé a cabo en su día, ni de montaña bajando colinas a más no poder, con alguna caída grave. He descubierto algo en el cicloturismo, diferente, que me apetece explorar en esta etapa de mi vida, ya que antes me atraían más otras modalidades, pero que llegados a este punto y una vez probado he quedado completamente hipnotizado.
Viajar con todo los enseres sobre la bici, ser autónomo, hacer acampada libre donde te alcance la noche, ser respetuoso con la naturaleza y disfrutar sin prisas, sin horas, sin mirar kilómetros, vencer tus miedos, superate día a día, ser más fuerte mentalmente, es SENTIRTE LIBRE; y lo cierto es: que me apetece.
Thyme