Hubo un día en el que me di cuenta de que mi lugar no estaba aquí. Sentía internamente la llamada a recorrer nuevos caminos, a encontrarme con otras gentes, a sentarme bajo un árbol y observar, en la quietud, la inmensidad de lo que a mi alrededor estaba sucediendo. Hubo un día en el que supe que había un destino, que el blanco podía llenarse de color.
Mi nombre es Joseba y, por mucho que lo intente, me es imposible describir todo lo que mis ojos ven, lo que mi cabeza piensa, lo que mi corazón siente.
Soy un simple “hacedor de imágenes” con hambre de justicia.