Primera etapa (19 de la general), el 4 de diciembre. Hay una zona de fuertes cuestas. Solo alcanzo el km 64 y allí me quedo a comer y descansar en el bar que hay en medio de la nada y que, además, me ofrece ducha y un lugar hermoso para acampar.
Segunda etapa hasta Loreto. Hay un bonito desierto por delante sin apenas tráfico. Silencio y luz. Oasis de Palmas Altas en el que Arturo y su novia han hecho un hogar warmshower.
Tercera etapa hasta Liguí. Alcancé sin esfuerzo este pequeño pueblo y mi campamento solitario en la playa para tomar fuerzas y vencer al día siguiente las famosas cuestas. Todo cielo en la noche y la vía láctea en su esplendor.
Cuarta etapa. Un día de mucho calor, quizás 33 grados de máxima, camino de Ciudad Insurgentes. En hora y media se vencen las cuestas de Liguí, largas pero bien tendidas. El resto fue una recta abrasadora e interminable descendiendo hasta Insurgentes. El hotel Misiones que aloja a ciclistas a los que deja acampar en el jardín y solo cobran la ducha.
Quinta etapa. Temprano para aliviar el sol que amenaza caer sobre mí. Es un tramo recto sin alicientes y que, por momentos, se hace largo. Alcanzo Pocitas en un intento de llegar a La Paz en tan solo dos días. Me ceden un porque junto al puesto de policía y entre una tinaja de agua y una botella organizo una ducha en la oscuridad.
Sexta etapa. La etapa es larga pero tengo a tiro mi destino en la travesía de Baja California: La Paz. Y encima, allí me espera mi anfitriona warmshower. El camino no es bonito. Seco y sin apenas arbolado va descendiendo suavemente hacia el Golfo.