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Albacete-Cazorla

Por Alicia Urrea

Hoy es uno de esos días de lluvia meona aquí en Jaén, así que hemos decidido parar a reposar nuestros huesos en el precioso pueblo que cierra el Parque Natural más grande de España y que da su nombre a una de las sierras: Cazorla.

De momento llevamos recorridos 275 kilómetros en cinco etapas. Nos está costando un poco. Se notan los meses de inactividad y la manía de llevar la casa a cuestas. El padre de Álvaro se asustó un poco cuando vio todo lo que llevábamos. «Esto pesa mucho», fue más o menos su comentario. Igual de gracioso es ver la cara de la gente cuando nos ve aparecer. La mayor parte de las veces nos hablan como si fuéramos guiris porque no les cabe en la cabeza que alguien pueda querer mover una bici que parece un burro de carga, pero que hay que empujar a pedales (conste que cuando vamos cuesta arriba, somos de la misma opinión).

Empezamos (como no) luchando contra el viento en Albacete. La primera tarde nos dió para alejarnos de la ciudad y acampar al lado de un pueblico precioso: Peñas de San Pedro. Tiene un castillo excavado en roca que es una maravilla. Parece un milagro que el pueblo sobreviva en medio de la Nada. En el horizonte, además de las turbinas eólicas y carreteras desiertas no se ve nada. El amanecer nos regala un precioso mar de nubes….

Turbinas eólicas al amanecer

Unos pocos kilómetros más al sur entramos ya en las sierras de la cordillera Penibética. Para abrir boca nos saludan las montañas de la sierra de Alcaraz. Siguiendo las recomendaciones de Ernesto y Mayte tomamos un pequeño desvío y nos acercamos a la zona del río Madera. Nos internamos en carreteras desiertas en las que pasa un coche a la hora, con valles anchos y llenos de vegetación. Cuando estamos buscando ya un sitio para acampar se acerca un chico en moto.

– ¿Tú hablar mi idioma?
– Claro quillo, qué pasa?
– Ah! Perdona. Ná, solo era para deciros que si pensáis dormir por ahí tengáis cuidado que hace unos días se nos escapó un novillo y todavía andamos buscándolo.
– Cuando hablas de un novillo te refieres a un bicho de esos de 600 kilos?
– Sastamente
– Vaya, gracias

Acampada al lado de un cortijo abandonadoCon el susto en el cuerpo, pero sin muchas alternativas, acampamos delante de un cortijo abandonado. Nos esforzamos en ser discretos pero cuando estamos buscando el mejor sitio para poner la tienda empezamos a ver ovejas que pasan, seguidas de un pastor. Nos saludamos, le contamos nuestros planes (ya que nos ha pillado con las manos en la masa), y seguimos a lo nuestro. Al día siguiente viene el dueño de la huerta de al lado a ver si le hemos tocado los tomates.

Con la fresca subimos el cauce del río Madera, coronado por el puerto de las Crucetillas (muy recomendable) y después de parada y fonda en Riopar, el del Arenal, que separa esta localidad de Siles. En esta agradable carretera (que está ahora en obras) tenemos nuestro primer encuentro con los «chupa-cabras», unos tábanos con vocación de mosquitos que adoran la sangre del ciclista, sobre todo a través de la ropa. Entre los dos tenemos con 20 picaduras de estos bichos en piernas, posaderas, espalda, hombros y ¡¡hasta en el cuello!! Al final del puerto, Álvaro decide que ya está bien y agarra una camiseta que iba tendida en la alforja. Impresionante la cara de los conductores al cruzarse con un ciclista con una bici cargada hasta las trancas, subiendo una cuesta del infierno y dándose latigazos con una camiseta.

Como siempre, cruzar un puerto trae novedades en el paisaje. De las estepas castellanas más áridas a las montañas llenas de olivos de Andalucía. De lejos, parece que están peinadas con trenzas africanas. En el centro del parque está el embalse del Tranco, un regalo del Plan Nacional que deja este precioso paisaje.

Embalse del Tranco

Mientras recorremos sus 30 kilómetros largos de lado no paramos de oir los ciervos que están en plena berrea. «Me has pisado el juaneeeeeteeee» se dicen… Y luego se pelean para ver quién se lo ha pisado a quién. En la carretera al atardecer, vemos correr a algunos ejemplares de tamaño respetable. Casi 3000 dicen que hay censados en el parque.

Llegamos casi oscureciendo al primero de los tres campings que hay en Cotorrios y plantamos la tienda. Mientras cocinamos nuestros macarrones con chorizo de rigor aparecer una pareja.

– No cocines, que como se acostumbre ya no te libras — le dice el hombre a Álvaro
– Calla, calla y aprende– Le die la mujer a su marido– ¿Os han avisado de lo de los bichos?
– ¿Los tábanos? Si, ya les hemos conocido
– Nooo, me refiero a los jabalíes. La gente les echa de comer y vienen todas las noches por aquí. Dicen que no hacen nada, pero ayer nos llevamos un susto al verles aparecer…
– ¿En serio?
– Y también hay zorros
– Ah! Pues cuidado con las zapatillas- dice Ali- que a mi una vez me robaron una.
– ¿No me digas?
– Sip, les encantan las cosas con cuero y que huelan a pies

Después de la cena, mientras la Ali está en la ducha, Álvaro ve una cola que se aleja. Se acerca a la tienda y…. ¡¡¡solo queda una de las zapatillas de Ali con su calcetín dentro!!! Como si fuera el último soldado de una peli de indios y vaqueros, agarra todas nuestras pertenecias y se sienta encima, a defender el fuerte hasta que venga Ali. Afortunadamente, tras una corta batida recuperamos la zapatilla perdida. Estaba a unos 100 metros de la tienda con un cordón raido pero por lo demás intacta.

Ya dormidos vienen los otros visitantes. Un grupo de jabalíes que llaman a la puerta con un par de gruñidos y como ven que no hay donde rascar, siguen su camino tan ricamente.
Vistas de CazorlaAyer subimos el último puertecillo antes de Cazorla. Un precioso recorrido del que os dejamos una fotito nada más. Mañana, si la previsión es correcta, saldremos para Guadix, donde empezamos la segunda parte de la ruta: ¡las Alpujarras!

PD. Los que apostaban que no podríamos pasar lejos de un ordenador tanto tiempo, tuvieron desgraciadamente razón 🙁

Esta es nuestra ruta (faltan las dos últimas etapas -cierran el cibercafé y no me ha dado tiempo a meter en google maps- hicimos noche en Coto Ríos y en Cazorla):


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Este artículo fue publicado el 21/septiembre/2007. Última actualización: 7/agosto/2020 dentro de la categoría Otros viajes en Rodadas.net, una página web sobre cicloturismo y viajes en bicicleta mantenida por Álvaro Martín y Alicia Urrea.

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Comentarios Hay comentarios de 4 intrépidos

  1. jc77 dice:

    Ainnnsssssssss, me muero de envidia!!! El año que viene tengo que hacer un viajecito en bici sea como sea… Mientras tanto me conformaré con seguir visitando vuestra página.

    Y lo de los mosquitos en bici es tremendo. Este verano, subiendo Navacerrada se me puso una nube de ellos a pulular por la cabeza y me lie a guantazos. Creo que por eso, por primera vez en mi vida, se me hizo más corta la subida.

    MUCHO ÁNIMO!!

    • Avo dice:

      La verdad es que los bichos es una de las cosas más desagradables de la bici. Yo personalmente aborrezco todos los bichos-volantes-de-muchas-patas 😉 Solemos llevar repelente de insectos, pero eso no evita que revoloteen a tu lado.

      Por la noche, si ha entrado algún bicho en la tienda no paro hasta que lo mato (modo cazador-blanco-mata-mosquitos-en-las-praderas).

  2. Netambulo dice:

    Como que no habéis podido ir a la fiesta de la bicicleta 2007. Es el 7 ¡¡de octubre!! 😉 Venga, que aún estáis a tiempo. Los de El País ya os están esperando para otra foto.

    http://www.netambulo.com/index.php/2007/09/22/fiesta-bicicleta-madrid-2007/

    Un abrazo.

    Juanan.