Marisol es tan paradójica como su nombre. Porque cuando uno lo escucha sin más, inmediatamente evoca al Astro Rey. Y nada levanta el ánimo tanto como un día soleado.
Pero si lo piensas un poco más, ese sol que acompaña al Mari viene de Soledad. Y la soledad puede ser placentera o miserable pero casi siempre es melancólica. Como la sonrisa de Marisol.
Este artículo fue publicado el 7/junio/2006. Última actualización: 7/agosto/2020 dentro de la categoría Reflexiones variopintas en Rodadas.net, una página web sobre cicloturismo y viajes en bicicleta mantenida por Álvaro Martín y Alicia Urrea.
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